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martes, 4 de noviembre de 2014

VALORACIÓN AGRONÓMICA DE LA COMPOSTA Y FACTORES LIMITANTES DE SU APLICACIÓN

 Autora:

Ana Isabel Roca Fernández.
Centro de Investigaciones Agrarias de Mabegondo. INGACAL. Apdo. 10 - 15080 La Coruña, España.


1. Valoración agronómica del compost.
1.1. Aspecto físico.
1.2. Aspecto químico.
1.3. Aspecto biológico.
2. Factores limitantes en la aplicación de compost: riesgos.
2.1. Exceso de salinidad.
2.2. Exceso de nutrientes.
2.3. Contaminantes orgánicos.
2.4. Microorganismos patógenos.
2.5. Presencia de materiales inertes y olor.
2.6. Metales pesados.
2.7. Inmadurez del compost.
3. Calidad del compost para su aplicación al suelo.
4. Bibliografía.


 Desde un punto de vista agrícola, la aplicación de un compost al suelo no se debe considerar como algo aislado y referido única y exclusivamente a la calidad y características de dicho compost, sino ligado a la propia problemática del suelo donde se va a aplicar, así como a los cultivos que se van a desarrollar (Costa et al., 1995).

El suelo, visto como un sistema depurador, tiene gran incidencia, puesto que iones aportados por el compost pueden formar complejos con sus coloides minerales. Asimismo, los vegetales que se desarrollan en el suelo pueden asimilar una cantidad considerable de nutrientes, impidiendo su pérdida por lixiviación. Existe, por tanto, un sistema dinámico gracias al cual los elementos nutritivos pueden reciclarse, pasando de los residuos a las plantas, al aire o al agua, y, por lo tanto, puede considerarse al suelo como el mejor destino natural para los residuos. Desde una perspectiva agronómica, tradicionalmente se ha considerado al compost como un producto capaz de restituir al suelo la materia orgánica que se pierde por los cultivos, y en este sentido eran definidos por la legislación española. Pero ya en sus orígenes, el compostaje, concebido como un sistema industrializado de conversión de los residuos orgánicos en fertilizantes, persigue algo más que la simple producción de materia orgánica; por ello, hoy en día, se considera que el compostaje de residuos orgánicos, además de ser una forma operativa para el tratamiento de los mismos, posibilita el retorno a los terrenos de cultivo de una parte de las extracciones minerales efectuadas por las cosechas. Todo esto lleva a considerar al compost, especialmente cuando ha sido elaborado con residuos y procedimientos adecuados, como un material agronómicamente completo y a considerar estos productos como una fuente estimable de recursos minerales. Agronómicamente pues, el compost está reconocido como fertilizante (suministrador de nutrientes) y como enmienda orgánica (mejora la estructura del suelo). Su acción correctora se debe analizar desde tres aspectos diferentes (Costa et al., 1995):

Aspecto físico.

- El compost tiene un efecto directo, debido a su gran contenido en materia orgánica, sobre la macroestructura de los suelos agrícolas, especialmente cuando se trata de zonas áridas. Influye sobre el volumen de los poros, dando como resultado una mejora en la distribución de humedad e intercambio de gases.
- Aumenta la capacidad de retención hídrica, debido a la propiedad de las sustancias húmicas de retener agua.
- Incrementa la retención de nutrientes por las plantas y los elementos traza en el suelo, debido a las propiedades de intercambio iónico de la materia orgánica.
- Previene la erosión del suelo por la acción del humus en la creación de una mejor estructura del mismo.

1.2. Aspecto químico.

La acción nutriente de un compost se puede desarrollar en dos direcciones:

- Directa:
Suministra N, P y K, en porcentajes relativamente pequeños, pero muy equilibrados. Además, de suministrar oligoelementos, que pueden ejercer efectos positivos o causar problemas de toxicidad a largo plazo.

- Indirecta:
Favorece la utilización de los fertilizantes químicos por las plantas. Los óxidos de hierro y aluminio del suelo absorben materia orgánica, impidiendo con ello o cuando menos retrasando, la fijación de los fosfatos solubles. Los compost evitan igualmente las pérdidas por lixiviación de las formas solubles de nitrógeno.

Los elementos cuya presencia se considera fundamental para establecer el valor agronómico del compost son (Costa et al., 1995): carbono, nitrógeno, fósforo, potasio y oligoelementos o elementos traza (metales y metaloides). El proceso de compostaje influye también sobre el valor agronómico del compost dado que dicho proceso consta de dos fases (compostaje y maduración). La primera de ellas, durante la cual se produce una fuerte mineralización de la materia orgánica, tiene gran influencia sobre algunos parámetros incidentes en el valor agronómico del compost. Lo primero que se observa cuando una masa de residuos se somete a un proceso de compostaje es una pérdida de peso con valores muy variados (desde el 12% hasta valores superiores al 50%) dependiendo de la biodegradabilidad de los materiales que se compostan y de su porosidad. Durante el proceso de compostaje se produce un aumento del porcentaje de cenizas y con él, el de todos los elementos contenidos en la fracción mineral, tales como fósforo, calcio, magnesio, sodio y metales pesados. Asimismo, aumenta la capacidad de intercambio catiónico, lo que indica que la materia orgánica restante cuenta con un mayor número de grupos funcionales que la que existía en un principio. Este aumento de macronutrientes y de la capacidad de cambio puede considerarse un hecho positivo, obteniéndose con el compostaje un producto, compost, con mayor poder fertilizante y capacidad de retener iones. Además disminuye el porcentaje de carbono, puesto que la mineralización conlleva la desaparición de las formas más lábiles de éste; si bien la materia orgánica que queda es más policondensada y, por tanto, más favorable desde el punto de vista de formación de humus. En contrapartida, el proceso de compostaje provoca el aumento de la salinidad del material, como se refleja en los valores de la conductividad eléctrica de sus extractos.

La concentración de nitrógeno, al contrario de lo que sucede con otros macronutrientes como fósforo y potasio, no aumenta con el proceso, sino que disminuye en algunos casos. Una pequeña parte de él es inorgánico, encontrándose inicialmente en forma de amonio; va desapareciendo conforme avanza el proceso de compostaje, quedando al final del mismo valores muy bajos. El nitrógeno nítrico se comporta de manera inversa dado que prácticamente no existe al comienzo detectándose al final del proceso, quizás como consecuencia de la mineralización del nitrógeno orgánico, pasando a amonio y oxidándose a nitrato.

Todos estos cambios se llevan a cabo especialmente en la fase de compostaje. La fase de maduración prácticamente no tiene incidencia sobre la mayoría de ellos, puesto que la actividad de los microorganismos es mínima y la pérdida de peso por mineralización es pequeña. Esta fase, en cambio, contribuye a obtener una materia orgánica más humificada, que no se perderá en gran medida al aplicarla al suelo.

1.3. Aspecto biológico.

La adición de compost al suelo favorece la coexistencia en el mismo de diversas especies de microorganismos; si se utilizasen exclusivamente fertilizantes químicos se favorecería sólo la proliferación de especies muy determinadas. El aporte de compost al suelo hace aumentar de forma espectacular la microflora del mismo. El aumento de microorganismos, enzimas y metabolitos microbianos que lleva consigo la incorporación de compost, puede favorecer la estimulación de sustancias de acción fitohormonal por parte de los microorganismos del suelo (Greene, 1980). Estrechamente ligada a la microflora está la producción de sustancias biológicas activas, que pueden influir en el desarrollo de las plantas (vitaminas, hormonas, antibióticos, aminoácidos, etc.).

Un factor extremadamente importante para la fertilidad del suelo es la población microbiana existente, responsable de la eficacia de los ciclos biológicos (C, N, P, etc.) de los cuales depende la mineralización de toda la materia de la que provienen los elementos esenciales para la vida y el desarrollo de las plantas. Particularmente importante es la actividad de los microorganismos en la rizosfera, donde los productos excretados por las raíces determinan una concentración microbiana claramente superior a la del suelo alejado de la raíz.

Por lo que respecta a la fertilidad biológica, los residuos que contienen cantidades altas de nitrógeno y fósforo son muy mineralizables por los microorganismos; en este sentido, todos los microorganismos existentes en el compost desempeñan un papel importante en la mineralización de la materia orgánica, favoreciendo la movilidad de otros micronutrientes y macronutrientes.

Conviene indicar que diversos grupos de mesofauna desempeñan un importante papel en la transformación de los residuos y en su incorporación al suelo. En primer lugar, hay que destacar a los protozoos y rotíferos existentes en el compost y los nematodos y lombrices del suelo. Estas últimas favorecen la mezcla entre los residuos y el propio suelo. También es favorable la acción ejercida por nematodos, rotíferos y protozoos en lo que se refiere a la eliminación de grandes cantidades de bacterias; la disminución del número de bacterias es importante en muchos casos, porque el crecimiento incontrolado conduce al bloqueo de poros del suelo, llevándolo a condiciones de anaerobiosis, obstaculizando con ello el desarrollo de la microfauna y mesofauna.

2. FACTORES LIMITANTES EN LA APLICACIÓN DE COMPOST: RIESGOS.

El empleo de compost en agricultura, en especial cuando se aplican dosis masivas, puede crear problemas de muy diversa índole, pues hay que tener en cuenta que los residuos básicos que los forman (principalmente, residuos sólidos urbanos y lodos de estaciones depuradoras de aguas residuales) incorporan sustancias peligrosas. Conviene tener presente que no va a presentar los mismos problemas un compost que incorpore lodos de depuradora que otro que no lo haga; y lo mismo se puede decir sobre otros residuos que pueden formar parte de ellos. Incluso no supone los mismos riesgos el empleo de residuos sólidos urbanos o de lodos de depuradora de distinta localización o procedencia, pues pueden haber zonas industriales más o menos contaminantes, cuyos desechos o vertidos se incorporen a los residuos citados anteriormente. Al margen de todo esto, existen aspectos que en mayor o menor grado pueden limitar la utilización agrícola de los composts y esos son los que se van a tratar a continuación. Entre éstos se pueden considerar los siguientes (Costa et al., 1995):

2.1. Exceso de salinidad.

El compost, en especial el que incorpora residuos sólidos urbanos en su composición, si se emplea en dosis elevadas y reiteradamente, pueden contribuir a aumentar la salinidad de los suelos donde se utiliza, pues su contenido en cloruro y sodio suele tener cierta importancia. El origen de esta salinidad se puede encontrar en la cantidad de alimentos que han recibido sal de cocina, y que son vertidos a la basura. El lixiviado de los iones, cloruro y sodio por las aguas de lluvia, cuando el compost está apilado y dispone de un buen drenaje, puede contribuir a disminuir considerablemente este problema. Los lodos de depuradora tienen menos problemas desde este punto de vista, debido a que este residuo ha sufrido ya un lavado intenso durante su proceso en la planta de tratamiento. Cuando se ha tratado en la planta depuradora con floculantes, tales como el cloruro férrico, resultan inadecuados incluirlos en el compostaje, dado que pueden resultar perjudiciales si se aplican a cultivos sensibles a los cloruros. El exceso de salinidad puede influir negativamente en la capacidad de germinación de las semillas y en el crecimiento de las plantas. Además, puede provocar un empeoramiento de la estructura del suelo.

2.2. Exceso de nutrientes.

Normalmente, no suele presentar el compost este tipo de problemas; sólo en el caso de que el lodo de depuradora esté incluido en él y que el proceso de compostaje y maduración a que se ha sometido no haya sido el adecuado, se puede dar algún riesgo de este tipo. El contenido en materia orgánica del compost no supone peligro alguno, pues ésta es indispensable para la producción agrícola de un suelo en cantidades que oscilan entre el 1% y el 5% y con las proporciones de compost que se agregan habitualmente al mismo no se llegan a superar estos límites. Si el compost se añadiese en estado de inmadurez, en el que la cantidad de materia orgánica es mayor, la mineralización sería más rápida por ser inestable y, por tanto, tampoco supondría un aumento excesivo de la misma.

El potasio tampoco debería crear ningún problema de toxicidad, puesto que para ello sería necesario emplear cantidades altísimas de compost, que tuviese a su vez elevadas concentraciones de potasio asimilable. El nitrógeno es el nutriente que más problemas podría originar, en especial si el compost lleva incorporados lodos de depuradora, cuyo contenido en dicho nutriente puede llegar a ser bastante alto (0,6-6%). El problema con este nutriente se refiere a la posible lixiviación cuando está en forma de nitratos y la consiguiente contaminación de las aguas subterráneas. Hay que tener en cuenta que si bien la forma nitrato es la más móvil, también es la más disponible para la planta, por lo que muchos problemas se pueden evitar añadiendo el compost en períodos que se correspondan con las necesidades fisiológicas de las plantas y, sobre todo, en terrenos que sean poco permeables para que no exista migración de nitratos a lo largo del perfil del suelo. Asimismo, el empleo de residuos poco compostados en los que puede existir una alta proporción de volatilización de nitrógeno como amonio, puede originar problemas de fitotoxicidad sobre la germinación de semillas (Findenegg, 1987).

En lo que respecta al fósforo, cuando su contenido en el compost sea elevado en función de los residuos que lo forman y teniendo en cuenta la tendencia del suelo a inmovilizarlo, su contenido puede aumentar en los horizontes superiores, pudiendo contribuir con ello a la eutrofización de las aguas superficiales.

El contenido en calcio es elevado, en especial en el compost de residuos sólidos urbanos, lo que permite su utilización para la regeneración de suelos afectados por sales. En suelos de este tipo con predominio del ión Na+ se produce su sustitución por el Ca2+, que forma compuestos más estables, lo que permite el lavado de Na+ en profundidad y disminuye notablemente la conductividad eléctrica de los horizontes superiores.

2.3. Contaminantes orgánicos.

El riesgo de que exista este tipo de productos en el compost dependerá en gran medida de los residuos de partida y de la presencia en ellos de desechos industriales peligrosos. Los problemas originados por algunos de estos productos tóxicos son de tal magnitud que se pone en duda si antes de admitir la inocuidad de un compost debería realizarse un test de planta para confirmar la no fitotoxicidad.

Dentro de los residuos sólidos urbanos, los sacos o botellas con restos de herbicidas que se arrojan en ellos pueden polucionar el compost, así como los desechos de productos farmacéuticos no utilizados. Estudios sobre este tipo de riesgos ponen de manifiesto que en el compost con residuos sólidos urbanos se detecta la presencia de compuestos de carbono policíclicos aromáticos, tales como benzoantraceno, criseno y benzofluorantreno; además, dichos compuestos tienen niveles cien veces superiores a los existentes en un estiércol de caballo; pero también ponen en evidencia que estos productos no penetran en cultivos de champiñones cultivados sobre compost y lo hacen muy poco en raíces de zanahorias; en cambio, las partes aéreas de estas últimas reciben por contaminación atmosférica cantidades de carburos policíclicos muy superiores a las absorbidas por las raíces.

Trabajos realizados por García (1990) sobre compost de residuos sólidos urbanos y compost de lodos de depuradora indicaron que estos últimos contienen una mayor cantidad de compuestos fenólicos, ácidos orgánicos de bajo peso molecular (ácido acético, propiónico, butírico e isobutírico) y lípidos totales que los primeros: asimismo, se puso de manifiesto que el proceso de compostaje, siempre que se realice de forma adecuada, disminuye drásticamente el valor de los ácidos orgánicos y en especial el de los compuestos fenólicos con valores por debajo del 0,10%. En cuanto a los lípidos, los hidrocarburos saturados se ven reducidos con el proceso, en particular los de elevado peso molecular; esto no sucede con los ftalatos, que siguen apareciendo incluso en el compost maduro.

Todo esto viene a confirmar que, si bien el proceso de compostaje no elimina totalmente la fitotoxicidad producida por los compuestos orgánicos, la reduce considerablemente.

En general, se concluye que después de la aplicación de los residuos al suelo, los constituyentes orgánicos se movilizan por procesos físicos, químicos y biológicos; los cambios incluyen volatilización, fotodescomposición, descomposición microbiana, adsorción, lixiviación hacia aguas subterráneas y asimilación por las plantas. De todos estos posibles caminos, los dos últimos son los más perjudiciales desde el punto de vista de la contaminación y deben ser evitados. Un proceso de compostaje adecuado puede ayudar en buena medida a ello.


 2.4. Microorganismos patógenos.

El compost que se obtiene después de un buen proceso biooxidativo, completado con una fase de maduración, debe de estar prácticamente exento de organismos patógenos, pues, la gran mayoría de ellos no llegan a resistir los 60-70ºC que se suelen alcanzar durante el proceso de compostaje. De tal forma que en un compostaje realizado con pilas al aire, son imprescindibles, los volteos, ya que hay que conseguir que la temperatura necesaria para destruir patógenos se alcance en la totalidad de la masa puesta a compostar. Si existiesen problemas de compactación o de mala aireación y no se pudiesen destruir la totalidad de los patógenos, convendría que este producto sufriese una fase de termogénesis antes de emplearse en agricultura.

De los diferentes residuos que se utilizan para formar el compost, los residuos vegetales son los que contienen menor número de organismos patógenos y además es poco probable que resistan las temperaturas que se alcanzan durante el compostaje. Los patógenos más numerosos y peligrosos se encuentran en los lodos de depuradora. Su cantidad depende de las condiciones generales de la población, ya que casi la totalidad de patógenos proceden de aguas residuales urbanas y, del proceso de estabilización que haya sufrido el lodo en la estación depuradora. La mayoría de los patógenos (sobre el 90%) son destruidos durante la fase de estabilización.

Existe una gran cantidad de patógenos y lo que parece excesivamente complicado es realizar un análisis completo en este sentido de cualquier residuo. Por ello, suelen emplearse como organismo índice la especie Escherichia coli o las bacterias coliformes, dada su gran difusión y presencia en aguas de alcantarillado. Sin embargo, no faltan detractores de este tipo de análisis sobre organismos índice, pues ha de tenerse en cuenta que los virus, si bien son poco numerosos, su peligrosidad es muy alta; además, a pesar de que la correlación entre las bacterias coliformes y las patógenas totales es alta en aguas, poco se sabe a este respecto sobre su presencia en los residuos.

La capacidad de supervivencia de los patógenos en el suelo y en las plantas se considera fundamental desde el punto de vista de la aplicación agrícola de los residuos. La supervivencia en el suelo es muy variable y va desde pocos días (como los quistes de protozoos) a varios años (como los huevos de Ascaris lumbricoides).

Conviene indicar que los patógenos en el suelo pueden resistir más en ausencia de radiaciones solares, temperaturas bajas y contenidos elevados de agua. Los virus y la mayor parte de los parásitos no se multiplican, sino que resisten en condiciones adversas. El movimiento vertical y horizontal de los patógenos en el suelo es muy reducido. En EE.UU. la Environmental Protection Agency realizó una armonización entre las diferentes normativas estatales para eliminar o reducir los patógenos, destacando las siguientes técnicas de tratamiento: pasteurización a diferentes temperaturas (su eficacia es relativa), desinfección química mediante encalado (elevando el pH a 12, pero no se consiguen eliminar las formas esporuladas de parásitos y los huevos, especialmente los de áscaris; además, su efecto es temporal), irradiación mediante fuentes de energía variada. Por último, está el proceso de compostaje, que permite obtener un producto relativamente desinfectado como resultado de los procesos termofílicos que se producen durante la biooxidación (Parr et al., 1978).

2.5. Presencia de materiales inertes y olor.

Una de las críticas más habituales por parte de los agricultores en contra del empleo agrícola del compost, y muy en particular cuando los residuos sólidos urbanos forman parte de él, es la presencia de materiales inertes, como trozos de vidrio, plásticos y metales, etc. Entre las diversas razones que se esgrimen en contra de estos productos por su contenido en inertes se pueden citar, las siguientes:

- Dilución de la fracción agronómica interesante del compost (materia orgánica degradable, elementos fertilizantes) por parte de los materiales inertes, los cuales no tienen ninguna acción beneficiosa y su transporte supone un gasto inútil.
- Deterioro de los instrumentos agrícolas: como ejemplo, la rotura de dientes de aparatos por enrollamiento con plásticos o por trozos de vidrio o metales.
- Riesgos de producir heridas en los agricultores que manipulan los productos, producidos por trozos de vidrio, jeringuillas, agentes metálicos cortantes, etc.
- Aspecto estético desagradable, con la consiguiente degradación del medio ambiente. Objetos insólitos, materiales plásticos de colores vivos y demás objetos contribuyen fuertemente a esta contaminación estética, a la cual son bastante sensibles los agricultores, cada vez más concienciados por las campañas antipolución y ecologistas.

A pesar de todo esto, no se debe ver en la presencia de los materiales inertes un aspecto negativo como tal dado que le confieren al compost una estructura apta para hacer de soporte de cultivos, ofreciendo una buena porosidad.

Cuando el proceso de compostaje no ha sido el adecuado puede surgir el problema del olor, lo que contribuye al rechazo por parte de los agricultores para emplear el compost sin ningún tipo de reservas.

2.6. Metales pesados.

Un factor muy a tener en cuenta y que puede limitar el uso del compost, desde el punto de vista agrícola, es su contenido en metales pesados (Costa et al., 1995). El grado de peligrosidad de los metales pesados va ligado a dos propiedades fundamentales que son su toxicidad y su persistencia. Además, hay que añadir la capacidad que posee la planta para absorber cualquiera de estos elementos. Tampoco se deben de obviar los efectos sinérgicos y antagónicos que un elemento puede presentar frente a otros. La suma de todos estos factores resulta fundamental a la hora de evaluar el grado de toxicidad de los metales pesados en el suelo, junto con las características del suelo, como pH o contenido en arcillas.

Actualmente, el problema de los metales pesados en el suelo y su aporte por los residuos sólidos urbanos que se añaden a él acaparan la atención de numerosos investigadores, debido a su fuerte impacto sobre el medio ambiente, por el efecto a largo plazo sobre los eslabones más expuestos de la cadena alimentaria, incluido el hombre, y por las graves y difíciles implicaciones que comporta el intentar remediar la contaminación que provocan. Las cantidades de metales pesados en el compost varían en función de los residuos que forman parte de él. El origen de ellos en los residuos sólidos urbanos hay que buscarlo, por ejemplo, en la eliminación de pilas usadas. Más difíciles de explicar son los contenidos en Cd, Ni y Cr que pueden proceder de botes metálicos, de ciertas pinturas y tintes utilizados en los marcajes de cartones, papeles y materiales plásticos, y, sobre todo, aditivos de polimerización empleados en la fabricación de plásticos.

La existencia de esta contaminación por elementos metálicos hay que tenerla en cuenta cuando se emplean dosis masivas de compost, puesto que existen una serie de cultivos, como la lechuga y el tomate, que tienen tendencia a acumular metales pesados. Parece ser que de los metales que poseen los residuos sólidos urbanos, sólo el Zn, Mn y B están dotados de cierta movilidad; sin embargo, se debe advertir que en algunos composts con alto contenido en Cd, este elemento puede pasar a la parte vegetativa de la planta, como ocurre en el caso del maíz. Debe hacerse una mención especial al Hg ya que tiene tendencia a concentrarse mucho en algunos cultivos, como el champiñón. Los contenidos de metales pesados en el compost que incorpora residuos sólidos urbanos y lodos de depuradora varían bastante dependiendo de las regiones de procedencia de dichos residuos, pues dichos contenidos estarán estrechamente ligados a las actividades industriales.

De entre los factores que regulan el paso de los metales pesados del suelo a la planta pueden destacarse, los siguientes: factores relativos al compost y factores relativos al propio suelo (Costa et al., 1995).

- Factores relativos al compost:

El conocimiento de las cantidades totales de metales pesados que contiene el compost permite apreciar los riesgos de acumulación de los mismos en el suelo y valorar sus peligros potenciales; pero el problema más importante estriba en la posibilidad de migración que tengan dichos metales en el suelo, así como su disponibilidad para las plantas. Generalmente, los metales se encuentran en concentraciones bajas si se considera la fracción hidrosoluble del compost, lo que significa que el peligro ligado a esta fase es más bien pequeño pero existe otra fracción de metales ligados a la parte sólida que podría estar disponible para las plantas. No se ha podido constatar de una forma general si ésta corresponde a la fracción más densa (inorgánica) o a la menos densa (orgánica). La fijación de los metales pesados por la fracción sólida del compost podría deberse a su materia orgánica, por medio de la formación de complejos o bien por la formación de compuestos minerales insolubles, como carbonatos, óxidos, etc.

El pH del compost también influye bastante en la movilidad de los metales; éstos tienen normalmente su valor que está comprendido entre 7 y 8, lo cual determinará una movilidad pequeña, a excepción de los anfóteros (Juste y Pommel, 1977). Además de los contenidos totales de metales pesados interesa conocer otras fracciones de ellos. Los metales que se extraen con agentes quelantes (DTPA, EDTA, etc.) son muy estudiados ya que dan una idea de la cantidad de metal que puede estar en disposición de ser asimilado por las plantas (fracción potencialmente asimilable); asimismo es importante conocer las fracciones que se extraen con una sal neutra (CaCl2, NH4Cl, etc.) ya que indican la fracción de cambio, y, por supuesto, también es interesante estudiar la fracción soluble en agua. Estas dos últimas fracciones son las que pueden absorber las plantas de una forma más inmediata.

- Factores del suelo:

La fase sólida del suelo puede retener a los metales pesados aportados por el compost, en base a los siguientes mecanismos (Costa et al., 1995):

- Intercambio de cationes entre la fase líquida y sólida.

Cuanto mayor sea la capacidad catiónica del suelo, mayor será la inmovilización que se ejerza sobre los metales. Esta capacidad de cambio catiónico depende de la cantidad y tipos de materia orgánica y de arcilla que posea dicho suelo.

- pH del suelo.

Cuanto menor sea el pH del suelo, mayor será el riesgo de paso de metales tóxicos a la solución. En 1919, Lindsay comprobó que una unidad de incremento en el pH hace descender cien veces los niveles de Cd, Cu, Ni y Zn en la solución del suelo. Las condiciones redox y el pH intervienen sobre la estabilidad química de los compuestos que fijan los metales pesados, y en consecuencia sobre su solubilidad. La movilidad de los elementos metálicos es muy variable, depende del estado de saturación y aumenta con el carácter reductor del suelo.

- Efectos sinérgicos.

Debido a ellos, dos elementos pueden producir efectos superiores a los que se obtendrían sumando separadamente las acciones de ambos. También pueden producirse efectos antagónicos que, orientados de manera adecuada, pueden resultar útiles para limitar los riesgos originados por la presencia de ciertos elementos en el compost. Así, por ejemplo, el problema de la contaminación por Cd puede ser regulado con el Zn, haciendo que la relación Zn/Cd sea elevada, ya que la toxicidad del Cd disminuye en presencia del Zn (Chaney, 1977).

Los metales pesados pueden ejercer diversos efectos, en primer lugar, de forma directa sobre las diferentes partes de una planta y posteriormente pueden llegar a afectar incluso a toda la cadena trófica (Costa et al., 1995).

- Efectos de los metales pesados sobre las plantas.

Los metales pesados contenidos en el compost pueden ser absorbidos por las plantas, y esto depende en gran medida de la naturaleza del vegetal y de su sensibilidad, pudiéndose establecer, según Spotswood y Paymer (1973), la siguiente secuencia: leguminosas>remolacha>manzano>cereales. Además, la acumulación de los metales se puede producir en las raíces, hojas, tallos, frutos, etc. y los problemas que surgen son muy variados. La edad de la planta también es un factor a tener en cuenta a la hora del estudio de la asimilación de los metales pesados. Los metales pesados que pueden ser más problemáticos son Cd, Ni (cuya concentración en lodos puede llegar a ser elevada), Cu y Zn (que tienden a acumularse en los tejidos vegetales cuando existen en gran proporción). Los elementos pesados tienen un efecto más o menos directo sobre el metabolismo de los vegetales ya que pueden causar el cierre de los estomas e inhibir la transpiración y también pueden estar asociados a fenómenos de marchitamiento y turgencia. Los metales pesados inhiben la fotosíntesis, no sólo por el cierre estomático, sino por los daños que causan en los cloroplastos. Otro de los síntomas de toxicidad inducida por metales pesados es la clorosis. La reducción de la actividad fosfatásica y la interferencia con la respiración mitocondrial parecen ser las causas más frecuentes de la disminución del crecimiento de la planta debida a metales pesados. Para pequeñas dosis de metales se ha comprobado una acción positiva sobre el crecimiento atribuida a los efectos de alosterismo enzimático o al bloqueo de algunos inhibidores.

- Efectos de los metales pesados sobre la cadena trófica.

En la cadena alimentaria pueden entrar metales pesados procedentes de las plantas; los elementos más representativos son Cd, Cu y raramente Zn. Los animales más sensibles sufren toxicidad por Zn si la dieta contiene entre 500 y 1.000 p.p.m. de este metal como sulfato. Las plantas que contienen alrededor de 1.000 p.p.m. de Zn poseen un tamaño tan reducido que, no resultan rentables económicamente, y la parte comestible para el animal no contiene cantidades nocivas de metales pesados (Chaney, 1977).

Frecuentemente el Cu daña los cultivos antes de que su contenido en la planta llegue a ser tóxico para los animales. El ganado ovino es muy sensible a este metal, por lo que no se debe emplear compost rico en este elemento para cultivos que se vayan a destinar a pastos.

Los elementos que pueden considerarse nocivos para las plantas, los animales y el hombre son: As, B, Cd, Hg, Mo, Ni, Pb, Se y Zn. De éstos, el Cd posee una toxicidad muy elevada, por lo que es uno de los elementos más a tener en cuenta a la hora de aplicar productos con altos contenidos en este metal. Cd, Cu, Ni, Zn y Mo pueden acumularse en las plantas ocasionando problemas en la cadena alimentaria: altos contenidos en Cu, Ni y Zn pueden provocar toxicidad; B, Mo y As son peligrosos para las plantas y para la salud de los animales; Hg y Pb no suelen presentar problemas, puesto que sus formas minerales en el suelo son relativamente insolubles; se suelen acumular si pasan a la planta, en raíces, y sus concentraciones en ellas no son peligrosas para los animales. La planta extrae Cd, Cu, Ni y Zn en forma de cationes, mientras que Mo, B, As y Se se asimilan como aniones.

2.7. Inmadurez del compost.

De todos los riesgos comentados anteriormente, tal vez el que mayores efectos negativos puede producir frente a la utilización agrícola de estos productos es su uso antes de haber alcanzado un adecuado grado de madurez. Este hecho es, sin duda, el causante de la mayor parte de los efectos depresivos que se producen en las cosechas.

El uso de compost inmaduro como enmienda orgánica de suelos puede tener las siguientes consecuencias:

- Provoca una disminución de la concentración de oxígeno en las raíces.
- Produce una elevación de la temperatura en el medio, que puede llegar a valores incompatibles con el desarrollo normal de las plantas.
- En el caso de emplear un producto con alta relación C/N, puede producirse lo que se conoce como “hambre de nitrógeno”.
- Permite la acumulación de ácidos orgánicos de bajo peso molecular y de otros metabolitos orgánicos considerados como sustancias fitotóxicas.
- Asimismo, puede que no se haya conseguido destruir en gran medida los organismos patógenos.

3. CALIDAD DEL COMPOST PARA SU APLICACIÓN AL SUELO.

Siempre resulta difícil definir la calidad de un compost porque ésta va a estar directamente relacionada con la aptitud del mismo para ser utilizado. Además, las características finales del producto están muy influenciadas por las materias primas de que se trate y, sobre todo, por la finalidad que se le vaya a dar al compost.

La calidad del compost viene determinada por la suma de distintas propiedades y características. En cualquier caso, se puede hablar de:

- Calidad física: granulometría, capacidad de retención de agua, humedad, presencia de partículas extrañas y olor, entre otros.
- Calidad química: contenido y estabilidad de la materia orgánica, contenido y velocidad de mineralización de los nutrientes vegetales que contenga y, presencia de contaminantes inorgánicos u orgánicos.
- Calidad biológica: presencia de semillas de malas hierbas y patógenos primarios y secundarios.

Dentro de estos niveles de calidad también deberán establecerse distintas exigencias según el mercado al que vaya destinado pero siempre habrá unos mínimos de calidad de obligado cumplimiento para cualquier aplicación. Por tanto, resulta necesario definir unos criterios generales de calidad del compost y establecer unos parámetros diferenciados para usos diversos, sin que esto signifique que dependiendo del destino final del producto se puedan sobrepasar los niveles máximos de contaminantes permitidos.

La finalidad de crear una normativa sobre calidad del compost debe ir mucho más allá que el evitar una excesiva contaminación del suelo. El término “excesiva” es subjetivo, y no considera el compost como un producto que aporta una serie de efectos beneficiosos al suelo y a los cultivos. Existen normativas, como la austriaca, que se preocupa de que el compost produzca beneficios a los cultivos; otras, como la danesa, que pretenden proteger al suelo de una aplicación excesiva de nutrientes y otras, como la española actual, que se ciñe simplemente a evitar la contaminación excesiva por metales pesados. Estas normativas deberían plantearse para alcanzar la conciliación entre, por una parte, los objetivos de tratamiento y gestión y, por otra, los de producción y calidad, e intereses de productores y usuarios junto con intereses del medio ambiente, en general, y de la sociedad, en particular.

La calidad de un compost obtenido a partir de residuos urbanos está influenciada por dos factores:

- La separación de materiales no deseables, es decir, aquellos cuya degradación biológica es difícil, como plásticos, vidrio, etc., o bien los que puedan aportar materiales tóxicos, como metales pesados y productos químicos, etc. cuya asimilación por parte del cultivo receptor representa un riesgo potencial para la salud.
- La granulometría final del producto vendrá determinada por el proceso de homogenización y fermentación de los residuos, para lo que existen distintas opciones entre las tecnologías existentes.

En la figura 1 se representan de forma esquemática los usos posibles a los que se puede destinar el compost en función de su calidad para su aplicación como fertilizante o enmienda orgánica de suelos.

Figura 1. Posibilidades de aplicación del compost al suelo en función de su calidad (Soliva Torrentó, 2002).


4. BIBIOGRAFÍA.

Costa, F; García, C; Hernández, T. y Polo, A. (1995). Residuos orgánicos urbanos. Manejo y utilización. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura. Murcia. 181 pp.
Chaney, R. L. (1977). Plant accumulation of heavy metals and phytotoxicity resulting from utilization of sewage sludge compost on cropland. National Conference on Composting of Municipal Residues and Sludges. USDA, Rockville, USA.
Findenegg, G. R. (1987). A comparative study of ammonium toxicity at different constant pH the nutrient solution. Plant and Soil 103: 239-243 pp.
GARCÍA IZQUIERDO, C. J. (1990). Estudio del compostaje de residuos orgánicos. Valoración agrícola. Tesis Doctoral. Universidad de Murcia.
Greene, E. M. (1980). Cytokinin production by microorganisms. Bot. Rev. 46: 25-74 pp.
Parr, J. F.; Epstein, E. y Wilson, J. B. (1978). Composting sewage sludge for land application. Agriculture and Environment 4: 123-137 pp.
Soliva Torrentó, M. (2002). Compostatge i gestió de residus orgànics. Estudis i Monografies, 21. Barcelona. 112 pp.
Spotswood, A. y Raymer, M. (1973). Some aspects of sludge disposal on agricultural land. Water Pollution Control, 71-77 pp.

viernes, 19 de septiembre de 2014

El Sindrome de la leche anormal (SILA)

Origen, alteraciones en las características físico-químicas de la leche y efecto sobre los procesos y productos lácteos.


Pastor Ponce Ceballo PhD. Centro de Ensayos para el Control de la Calidad de la Leche y Derivados Lácteos, Centro Nacional de Sanidad Agropecuaria (CENSA), San José de las Lajas, La Habana, Cuba.

CONTENIDO
  1. Variaciones anormales en la composicion y propiedades fisico-quimicas de la leche.
  2. Sindrome de Leche Anormal (SILA)
  3. Bases cientificas del Sindrome de Leche Anormal
  • Criterios para establecer el SILA
  • Causas asociadas a trastornos metabólicos y ruminales de la vaca lechera
  • ¿Cómo se expresa el SILA a nivel de la glándula mamaria?
      4. Presentación de casos de Síndrome de Leche Anormal (SILA).
      5. Criterios para el diagnostico de trastornos asociados al Síndrome de Leche Anormal.
      6. Resumen General
      7. Bibliografía consultada


I. Variaciones Anormales en la Composición y Propiedades Físico-Químicas de la Leche
La grasa es el componente lácteo más variable y con más posibilidades de modificarse por manejo de la alimentación y por selección genética, a diferencia de las proteínas y en menor medida la lactosa y los minerales que muestran un comportamiento muy estable. Los pastos y forrajes de gramíneas constituyen la base de alimentación de la vaca lechera en el trópico. Comúnmente, la baja densidad de nutrientes y poca digestibilidad de la fibra limitan considerablemente el consumo de materia seca y la capacidad para cubrir todas las necesidades durante el período de lactación. En tales circunstancias ocurre una disminución en la producción lechera y un incremento en el contenido de grasa con pocos cambios en el resto de los componentes.
Este comportamiento está asociado por una parte, a la menor producción de precursores glucogénicos y por otra al incremento del acetato ruminal y movilización de reservas corporales que generan cambios en la disponibilidad de sustratos para la síntesis de grasa (Barros, 2001). Una reducción en el contenido de grasa y el resto de los sólidos ocurre cuando existe una pobre digestibilidad de los alimentos fibrosos y se emplean alimentos voluminosos de mala calidad como son algunos ensilajes de gramíneas y pastos pasados de época de cosecha, lo que provoca una disminución del pH ruminal y alteraciones en los patrones de fermentación. Amplias revisiones sobre el tema ha sido reportado por Rearte, (1993), Taberna, (2003), Garcia-Lopez et al., (2005), Cervantes (2005).
Un efecto similar se produce cuando se emplean dietas con alto nivel de caña de azúcar, melazas, residuos de cervecerías y otras fuentes con un alto contenido de carbohidratos fácilmente fermentables y pobre en pastos, forrajes o heno de buena calidad (Ponce et al, 1999). En tales circunstancias ocurre una pobre digestibilidad de la fibra y se reduce la producción de acetato con afectaciones en el ecosistema ruminal.
La utilización de dietas con alto nivel de concentrado y pobres en fibra produce un aumento en los precursores glucogénicos fundamentalmente de ácido propiónico, lo que favorece los rendimientos en leche pero deprimen el contenido de grasa, fenómeno conocido como síndrome de la baja grasa (Engvall,1980, Oldaham, 1991). La reducción en la síntesis de novo de grasa por la producción de metil-malonato que interfiere dicha síntesis y el efecto estimulador del propionato sobre la secreción de la insulina y consecuentemente el efecto lipogénico desde esta, son las causas más probables de dicho fenómeno.
En cuanto al contenido de proteínas en la leche, sólo se afecta cuando el aporte de proteína verdadera en la ración es muy bajo o existe un marcado desbalances energético en la misma (Peres, 2001). El incremento del nivel de proteína bruta desde un 12 hasta un 18 % produce un ligero aumento en la leche, pero niveles superiores sólo elevan el contenido de nitrógeno no proteico, fundamentalmente de urea (Emery, 1978). Al nivel energético de la ración se le reconoce un efecto más pronunciado sobre el contenido de proteína de la leche que sobre el nitrógeno total, reportándose una mejora sustancial cuando el balance es positivo (Peres, 2001). El balance energía/proteína explica entre un 21 y un 43% de las variaciones en la relación proteína/grasa, señalándose como un indicador de particular sensibilidad a dichos cambios. La urea en leche también puede ser utilizada como un indicador de la utilización del nitrógeno de la dieta en su relación con el aporte de energía y no vinculado al consumo total de materia seca.
La lactosa, es un componente de gran dependencia energética ya que se sintetiza totalmente a partir de la glucosa; reportándose que no varía con los cambios en la alimentación y muy poco con la calidad de ésta. Una de las razones de su estabilidad es la capacidad de absorber agua y regular la isomolaridad de la leche en relación con el plasma (Peaker, 1977). Sin embargo, en francos estados de desnutrición y limitada disponibilidad de sustratos glucogénicos, puede ocurrir también una disminución asociada generalmente con bajas concentraciones de proteínas. Nuestros estudios indican que la lactosa es un componente moderadamente sensible a los cambios en la calidad y cantidad de alimentos e incluso en los estados de estrés climático, siendo un buen indicar de alteraciones en la lactación. Las concentraciones de Sodio, Potasio y Cloruros y sus interrelaciones con la lactosa, son reguladas por mecanismos energéticos dependiente, a nivel de la membrana de la célula epitelial mamaria, manteniendo la presión osmótica entre sangre/leche, y solo se afectan por fallos en la disponibilidad de ATP o por alteraciones en la permeabilidad celular (Peaker, 1977, Ponce y Bell, 1986)
Con relación al contenido mineral, estos son muy estables y solo son afectados por el efectos fisiológicos o trastornos en la glándula mamaria, que por la alimentación. (Oldaham, 1991). Las etapas de carencias de minerales son suplidas por los propios depósitos orgánicos, aunque si estas son prolongadas y existen dificultades en el equilibrio en la dieta y en la absorción a nivel intestinal, ello pudiera reflejarse ligeramente en algunos de los componentes como el calcio, fósforo y magnesio (Oconnor et al., 1988).
Algunas propiedades físico-químicas como el peso específico, punto crioscópico, pH, y la acidez titulable varían solo dentro de ciertos límites, lo que permite establecer parámetros específicos para la leche cruda. Los cambios fuera de dichos límites están dados generalmente por adulteraciones, enfermedades como la mastitis o por alteraciones fisiológicas como largas lactancias o periodo calostral. Un criterio similar puede ser aplicado a las características organolépticas como el sabor, olor y color.

II. Síndrome de Leche Anormal (SILA)
La aparición de leche que reacciona positivamente a la prueba del alcohol o la prueba de cocción, sin tener una elevada acidez ni provenir de vacas con mastitis, o adulterada, es un problema práctico que confrontan con alguna frecuencia ciertos animales y rebaños lecheros en las condiciones del trópico. Este es un fenómeno mucho más recurrente en la actualidad, identificado por dificultades en el tratamiento térmico y en la calidad de los productos finales. Es un fenómeno observado con mayor frecuencia durante la época de seca y en aquellos rebaños donde se localizan las razas lecheras más especializadas
La denominación a estas alteraciones con el nombre de Síndrome de Leche Anormal (SILA), fue propuesta por el autor (Ponce et al. 1999, 2001, 2006)). En términos generales, el SILA es un conjunto de alteraciones de diferente naturaleza y amplitud en los componentes y las propiedades físico-química de la leche, que causan trastornos en los procesos de elaboración de derivados lácteos, en sus rendimientos y/o en la calidad final de los mismos. La denominación de leche o proteína inestable al calor, leche inestable a la prueba del alcohol, o leche alcalina, utilizada comúnmente para caracterizar dicha alteración, no abarca el amplio significado y expresión real del problema. La primera evidencia de este conjunto de alteraciones en la leche fue reportada desde el año 1983 por dicho autor, hasta la reproducción del cuadro de forma experimental en 2005 (Ponce, 1983, Hernández et al., 2003)
Desde los años sesenta, existen reportes de alteraciones en las características físico-química de la leche por causas no totalmente esclarecidas (Ribadeu-Dumas, 1960, Rose, 1962). Mas reciente, Negri et al. (2001), realizaron una extensa revisión sobre el tema, concluyendo que los cambios en la alimentación, estado de la lactancia y las enfermedades, pueden explicar los cambios estacionales en la estabilidad térmica de la leche y que la prueba del alcohol pudiera ser un buen estimador de la misma cuando el pH sea menor de 6,6-6,7, pero cuestionable cuando es superior.
La ocurrencia de trastornos metabólicos como la cetosis, hipomagnesemia, hipocalcemia, síndrome de baja grasa, así como la leche proveniente de vacas con largas lactancias, recién paridas o con afectación por mastitis, presentan generalmente alteraciones en las concentraciones de algunos de los componentes lácteos y/o en las propiedades físico-química u organolépticas (Barros, 2001, 2006), pero generalmente el efecto es puntual sobre algunos indicadores y propiedades especificas de la leche, sin alterar otros.
Alteraciones de esta naturaleza han sido reportadas en la literatura, fundamentalmente por el grupo de Yoshida (1980), referido como Síndrome de Utrech y por Pecorari et al. (1984) de la Universidad de Parma en Italia, ambos en la década del 80, aunque no se corresponde totalmente a la descripción del SILA. En la mayor parte de los reportes sobre alteraciones en las características de la leche, se han identificado algunas causas genéticas como la alta frecuencia del alelo AA de K-caseína, que se asocia a defectos de coagulación y bajos rendimientos en queso (Macheboeuf et al 1993, Buchberger J. y Dovc P. 2000). En la presente década, varias investigaciones reportadas por Fonseca de Silva (2006), Zanela (2006), y Barros
(2006), han profundizado en el tema desde diferentes perspectivas y condiciones, ratificando la importancia del problema y considerando que no se trata solo de un fenómeno relacionado con estados de desnutrición de la vaca lechera, ya que se ha observado en animales en buenas condiciones físicas y de manejo.
Por ello, la ocurrencia de alteraciones múltiples en la composición láctea y en sus características físico-químicas deben tener un tratamiento especial y un enfoque más integral, interpretado como un problema de salud del rebaño, mas que una simple expresión productiva.
La presencia de rebaños de vacas, aparentemente sanas, cuya leche cruda presentaba reacción alcalina y a su vez positividad a la prueba del alcohol, sin que proviniera de animales con mastitis o lactancias largas es el problema más visible, debido a que no siempre se cuenta con condiciones para un análisis más integral de las propiedades de la leche. En el caso de Cuba, las condiciones asociadas a dichas alteraciones fue inicialmente la alimentación basada esencialmente en un exceso de forraje de caña de azúcar y melazas durante la época de seca, animales de la raza Holstein de alto potencial genético y una pobre condición corporal. Dicho problema se repitió en otros períodos posteriores, pero no siempre con las mismas características, aunque siempre con afectación en el alargamiento en el tiempo de coagulación enzimática y por estárter, características indeseables en la consistencia del coágulo, alta retención de agua, pérdida de proteína en el suero y pobre calidad en los quesos. La situación conllevó a la realización de un programa de estudios sobre dicha problemática (Ponce y Bell, 1986, Ponce et al. 1990), el que ha continuado hasta la actualidad abordando diferentes factores que pueden estar asociados al mismo.

III. Bases Científicas del Síndrome de Leche Anormal (SILA)

a. Criterios para Establecer el SILA
La conformación del criterio de Síndrome de Leche Anormal (SILA), tiene en cuenta los indicadores medios y sus variaciones de calidad de la leche cruda establecidas a nivel internacional, pero básicamente los obtenidos en las condiciones del propio país (Ponce et al. 1986, López y Ponce, 1992). También incorpora los resultados derivados de la evaluación de la composición láctea bajo diferentes sistemas de alimentación (Ponce et al. 1990), con lo cual se conforma los resultados y criterios de SILA que aparecen en la tabla 1.

Tabla 1. Características Físico-Químicas de la Leche Cruda y Criterios Base para Considerar un Cuadro de Síndrome de Leche Anormal

Indicador/Variable


Valor Medio

Rango Variación

Base SILA
Acidez (% ac.              Láctico) 
 pH
 Prueba alcohol (70% v/v)
Densidad (g/cm3)
 Proteína bruta (g%)
Caseína (g%)
 Grasa (g%)
 Lactosa (g%)
 Calcio (mg%)
  Fósforo (mg%)
 Magnesio (mg%)
 NNP (%N)
 Relación caseína/PB (%)
 Prueba CMT

 Urea (mg%)
 Punto crioscópico (m0c)
0,145 

 6,70

Negativo
1.0295
3,15
 2,44
 3.73
 4,75
114
 90
 12
3,5

74,5
Dudosa

20

523
0,10 – 0,18

 6,63 – 6,85
 Negativo – Positivo
 1,026 – 1,032
 2,52 – 3,90
 1,64 – 3,12
 2,70 – 5,90
 3,8 – 5,20
90 – 150
 63 – 105
 8 – 14
 2 – 12

 70 – 82
 Negativa-+++
 Menor a ++
 15-35

 505-540
                           &            gt;6,74                                         
DP a Pos                    ..                                 ..                              ..                              ..                              ..                              ..                              ..                              ..                              ..                              ..                                                                       ..                                       ..                                  Menor de 20                                                                              Menor de 510..                                             
 
Sobre la base de datos de calidad de leche del CENLAC (1973-2002), referida a más de un millón de muestras de animales individuales y mezclas de leche.
              En términos prácticos, el SILA no se refiere a que un indicador dado se encuentre fuera del umbral de normalidad establecido previamente, sino a la presencia de alteraciones generalizadas en las propiedades físico-químicas de la leche cruda. Se excluye en todos los casos cuando se sospecha o confirma adulteración por aguado, mastitis subclínica en grado elevado (Prueba CMT mayor de positivo) y condiciones fisiológicas extremas de la lactancia (inicio/final). Para una mejor interpretación de los resultados se clasifican las alteraciones en cuatro grupos y se establecen los indicadores asociados a cada grupo (tabla 2). Los resultados referidos a los estudios sobre las relaciones entre los componentes osmóticos ya fueron abordados en el capitulo sobre composición láctea en las condiciones del trópico que aparecen en el propio libro.
          La importancia fundamental para la industria láctea, son los diversos trastornos que causa durante el procesamiento térmico de la leche y posteriormente en los bajos rendimientos en quesos y pérdida en la calidad del producto final, pero la depresión de los sólidos constituye quizás lo más frecuente y cuestionado, cuando se les rechaza la leche por acidificación a la prueba del alcohol siendo realizado el análisis cercano a la conclusión del ordeño. Otro aspecto es la penalización del precio de la leche a los productores, cuando no cumple con el requisito mínimo de densidad de 1.029 g/cm3, y/o sólidos totales, sin existir adulteración por aguado. Las bajas concentraciones en los minerales y los desequilibrios entre el calcio iónico/calcio coloidal y de este con el fósforo, parece ser una expresión de las causas de la inestabilidad termina y a la prueba del alcohol, lo que ha sido reportado como una razón de importancia en situaciones similares (Formaggioni et al. 1999, Fonseca da Silva, 2004, Zanela et al. 2006).

Tabla 2. Clasificación de las Alteraciones por Grupos e Indicadores Físico-Químicos Implicados

TIPO DE ALTERACION

INDICADOR DE ALARMA
INESTABILIDAD TÉRMICA  Acidez titulable menor a 0,14%. Prueba del alcohol positiva. pH alto mayor a 6,70. Prueba de cocción dudosa-positiva. Precipitaciones anormales en el clarificador y /o pasteurizador. Precipitación de sólidos en leche UHT 
ALTERACION DE SÓLIDOS  Proteína bruta menor a 2.91g%. Caseína menor a 2.21g%. Lactosa menor a 4,7g%.Densidad entre 1,027-1,029. Punto crioscópico menor a 510 m0C. Urea baja y NNP alto. Variaciones anormales en citrato. Relación positiva entre lactosa/producción láctea                                                                                                         
DESEQUILIBRIO MINERAL  Calcio total tendencia a bajo, menor de 110 mg%. Desequilibrio entre relación calcio coloidal/calcio iónico. Fósforo bajo menor a 85 mg%. Magnesio bajo menor de 9 mg%. Potasio alto y Sodio bajo.Ausencia de relación entre componentes osmóticos
APTITUD INDUSTRIAL DE LA LECHE  Leche generalmente no apta para el procesamiento industrial: Alargamiento en el tiempo de coagulación, mayor retención de suero. Perdida de grasa y caseína durante la coagulación. Separación del suero en yogurt. 

b. Causas Asociadas a Trastornos Metabólicos y Ruminales de la Vaca Lechera
          Una posible hipótesis al Síndrome de Leche Anormal, es que los desbalances nutricionales mantenidos o los cambios bruscos de alimentación en la vaca lechera, provocan alteraciones a nivel ruminal, que generan cambios de pH y del propio ecosistema de la flora microbiana, que a su vez se expresan en la glándula mamaria con alteraciones en los procesos de síntesis/secreción de la leche (Tabla 3).
              Los animales de razas especializadas y de alto potencial genético serian los más sensibles a la ocurrencia del síndrome, especialmente durante el primer tercio de la lactación debido a la mayor demanda de nutrientes y al reconocido desbalance que impone dicho periodo (Villoch et al. 1991). Ello es mas recurrente durante la época de seca cuando pierden la condición corporal por escasez y mala calidad de los alimentos, se inician las lluvias del verano y animales hambrientos entran en pastoreos recién irrigados y de corto tiempo de reposo, cambian bruscamente de dietas de alta fibra y contenido de materia seca a alta proporción de carbohidratos fácilmente fermentable (Ej. Melazas, cebada fermentada) o cuando consumen alta proporción de ensilajes de mala calidad. Es mas frecuentes en animales de tipo Holstein que en vacas rusticas de cruces o autóctonas del trópico.

Tabla 3. Resumen de las Posibles Causas de Ocurrencia del SILA


SITUACION


EXPRESIÓN
Periodo de seca (Trópico)  Bajo consumo de materia seca, desbalance nutricional mantenido. Dieta básica sobre caña molida sin fuente de nitrógeno.                                                                            
Cambios bruscos de alimentación  Cambio de dietas de alta fibra a exceso de concentrado. Incremento brusco en el consumo de carbohidratos fácilmente fermentables (Melazas, cebada fermentada) 
Acceso al pastoreo en el intervalo seca/lluvia  Alto consumo de pastos jóvenes asociados a las primeras lluvias 
Ensilajes de mala calidad ad libitum  Dietas propensas a acidosis ruminal 
Vacas alto productoras en el primer tercio de la lactación. Acumulación de recentinajes.  Mayor demanda de nutrientes. Mayores diferencias entre aporte/requerimientos 
Genotipos                                                                         Vacas portadoras de alelos AA/AB de K-caseína 
                  La replicación experimental de un cuadro típico del Síndrome de Leche Anormal, reportado por Ponce et al (1999) y Hernández y Ponce (2004), concuerdan en su mayor parte con la hipótesis anteriormente referida, en cuanto a los desbalance mantenidos en energía/proteína en vacas Holstein-Friesian durante el periodo seco con el uso de caña de azúcar molida como dieta básica. Otras observaciones similares han sido reportadas por Ponce et al ( 2001), en vacas subalimentadas que ingresan al pastoreo en los primeros días de iniciadas las lluvias del verano y consumen los rebrotes tiernos, así como en rebaños que se le ofrece ad libitum cebada fermentada proveniente de cervecerías. Multiples ejemplos prácticos y criterios sobre el fenómeno de la inestabilidad de la leche, fueron aportados durante la discusión on line realizada por la FAO en el año 2003 (Dairy Outlook, 2001).
¿Cómo se expresa el SILA a nivel de la glándula mamaria?
                Las alteraciones en diversos indicadores de la composición láctea, que generalmente son reconocidos como estables (proteína total y relación caseína/proteína total, relación grasa/proteína total, lactosa y minerales), son la primera evidencia del cuadro. Sin embargo, también se han observado otros elementos de interés como es la aparición de correlación positiva entre la concentración de lactosa y el volumen de leche, y la ausencia de relación entre los componentes osmóticos: Lactosa-Sodio-Potasio-Cloro.
            La pérdida de la iso-osmolaridad entre sangre/leche pudiera se expresión de un fallo energético en el mecanismo enzimático de regulación de dicho fenómeno, ya que la bomba de Sodio-Potasio y Cloruro que funciona a nivel de la membrana apical de la célula epitelial mamaria, depende esencialmente del consumo de ATP (Peaker, 1971, Ponce y Bell., 1984). De igual manera las alteraciones en el pH, y las bajas concentraciones y cambio en las relaciones en los minerales deben estar asociados a dicho fenómeno.
                  Una explicación a la significativa disminución en la concentración de lactosa y su relación con el volumen de leche, pudiera estar dado por afectación en la síntesis de alfa-lactoalbumina a nivel del retículo endoplasmático rugoso y eventualmente en la disminución del flujo de la misma a través del aparato de Golgi (Ponce y Bell, 1984, 1985), lugar donde se sintetiza la lactosa y/o a la menor disponibilidad de glucosa (Brew y Hill, 1975, Cant et al., 2002). En ambos casos la posible causa se relaciona con la carencia de sustratos energéticos básicos (Vilotte, 2002).
                 En este mismo sentido, la ocurrencia de fallos a nivel de la síntesis de proteínas puede estar asociado cambios en la integración de la micela de caseína y la capacidad de fosforilación de la misma, lo que se produce al igual que la síntesis de lactosa, a nivel del aparato o vesículas de Golgi de la célula epitelial mamaria (Brew y Hill, 1975, Cant et al., 2002). Los cambios en la relación entre las distintas formas del calcio disuelto y coloidal, asociado directamente con la estabilidad de las proteínas, y los fallos energéticos en el mantenimiento de la de dicho equilibrio pudieran explicarse por esta vía (Neville et al., 1995). Este último aspecto ha sido estudiado con mayor profundidad por Barros (2006) y por Fonseca da Silva (2004). La posible relación entre los componentes la pérdida de la capacidad de regulación osmótica a nivel de la glándula mamaria y los fallos en la síntesis de lactosa y alfa-lactoalbumina ya habían sido planteados por Perez Beato y Ponce (1984) y Ponce y Bell (1984).
               Aunque aun se carecen de elementos totalmente probatorios de la anterior hipótesis, lo cierto es que las alteraciones a nivel del rumen y el metabolismo general de la vaca lechera bajo el Síndrome de Leche Anormal, tiene su asiento final en las alteraciones en los mecanismos de síntesis y secreción a nivel de la glándula mamaria, ya que es la única explicación posible dentro del estado del arte de la fisiología y bioquímica de la glándula mamaria.

4. PRESENTACIÓN DE CASOS DE SÍNDROME DE LECHE ANORMAL (SILA)
                 No existe un patrón idéntico de presentación de un cuadro de SILA, aunque generalmente se observan cambios en al menos un indicador, en cada uno de los grupos o tipos de alteraciones descritas en la tabla 2. Los casos son tomados de las condiciones prácticas a nivel de fincas y no responden a un diseño experimental, aunque en el primer caso se realizo un estudio amplio. Los casos no se presentan en el orden temporal en que ocurrieron,
PRIMER CASO:
 Se corresponde con 36 rebaños de vacas Holstein Friesian con 32-98 animales en ordeño/rebaño, doble ordeño mecánico, época de seca correspondiente a los meses de Enero-Abril del año 1996. La alimentación en base a caña finamente molida cubriendo mas del 50 porciento del consumo de materia seca, pastoreo limitado de gramíneas tropicales fundamentalmente en pasto estrella, suministro de forraje verde de mala calidad con melaza adicionada sobre el mismo, aproximadamente 1 kg/vaca/dia de un suplemento concentrado. Los cálculos del cubrimiento de las necesidades de energía y proteína estuvieron en el orden del 70 porciento de las necesidades totales. La leche se destinó a una fábrica de quesos madurados.
La ocurrencia de precipitaciones anormales a nivel del clarificador y del pasteurizador de la planta constituyó la primera evidencia del problema, observándose una elevada concentración de proteína bruta (N x 6,38), en el orden del 30 porciento del contenido del precipitado en base a materia húmeda, alto contenido de calcio, fósforo y cenizas, y de grasa (tabla 4). La mezcla de leche cruda originaria, se caracterizó por bajo contenido de proteína total y caseína, baja concentración de calcio, fósforo y cenizas en general, así como un alto contenido de nitrógeno no proteico.

Tabla 4. Características de la Mezcla de Leche Cruda y dos Fracciones del Sedimento del Clarificador
 
Componente
 
Mezcla de Leche

 
Fracción 1
 
Fracción 2
Proteína total, g% 2, 85 29,06 30,52
Caseína, g% 1,88
Grasa, g% 3, 65
SNG, g% 8,04
Cenizas, g% 0,68 8,43 7,62
Calcio, g% 0,097 2,44 2,30
Fósforo, g% 0,085 1,85 NA
Humedad, % 51,20 47,32
        Las relaciones observadas indican que la mezcla de leche se ajusta al criterio establecido posteriormente de SILA (Ponce et al, 1999) tanto en el bajo contenido de proteína total, caseína y minerales, mientras la concentración de las deposiciones fueron esencialmente de proteínas, calcio y fósforo, que en su relación indican que están formadas básicamente de caseína, sin descartar otras proteínas del suero. El contenido de las deposiciones en el pasteurizador fue analizado en un laboratorio internacional, definiéndose que su composición no se ajustaba a la conocida piedra de la leche, debido al mayor contenido de proteínas en comparación con las sales.
El análisis de vacas individuales y mezclas de leche provenientes de las fincas afectadas presentaron el siguiente resultado (Tabla 5).

Tabla 5. Porcentaje de Muestras de Leche Anormal en Mezclas y Vacas Individuales
 
Indicador

% que clasifican como SILA

pH 51,0
Acidez titulable, % a. láctico 43,9
Prueba del alcohol 31,4
Proteína total, g% 53,3
Lactosa, g% 31,9
SNG, g% 36,2
Calcio, m% 76,5
Fósforo, mg% 68,1
Magnesio, mg% 100
           Una característica común observada en todos los casos es la muy baja concentración de magnesio, que generalmente se encuentra por debajo de 9 mg porciento. La relación inversa reportada por Ponce y Bell (11) entre este mineral en leche y los rendimientos productivos están relacionadas directamente con el papel de dicho mineral en la mayor parte de los complejos enzimáticos que intervienen en la síntesis y secreción de los componentes lácteos a nivel del metabolismo general y de la glándula mamaria en particular (Ponce y Bell, 1986, Oconnor et al., 1988).
Otro elemento de interés es la alteración en el perfil nitrogenado de la leche: Baja proteína bruta, baja concentración de caseína y de la relación caseína/proteína bruta, así como un alto nivel de nitrógeno no proteico (NNP), lo que pudiera estar relacionado con desbalances entre energía/proteína de la dieta (Tabla 6. Las concentraciones de caseína en estas mezclas fueron bajas, oscilando generalmente entre 2,02 y 2,15 gramos porciento y la relación caseína/proteína bruta estuvo por debajo del 75 porciento. Estas características se ajustan por una parte a los bajos rendimientos en quesos observados a nivel industrial (6,5-7,5 kg de quesos/100 litros de leche), y por otra a la poca calidad del producto final. El elevado contenido de NNP se ha asociado frecuentemente con defectos en los productos lácteos (queso y yogurt) debido a la inhibición en el desarrollo de los cultivos iniciadores y de la coagulación enzimática. No se determinó la concentración de urea en la leche.

Tabla 6. Contenido de Proteína Bruta y NNP en Mezclas de Leche en la Etapa Inicial del SILA
 
Identificación de la Lechería

 
% PB
 
% NNP
21
3,00 4,84
34
2,89 9,46
35
2,83 8,68
36
2,73 11,04
37
2,84 6,88
38
2,31 9,66
40
2,64 6,98
41
3,01 7,41
42
2,95 7,95
45
2,83 6,31
48
2,82 6,93

Promedios de dos muestras seriadas
La evaluación de la condición corporal de las vacas que integraban los dos rebaños escogidos para el estudio individual estuvo entre 1,5-2,7 puntos sobre una escala de 5 puntos, es decir tenían una franca pérdida en su estado físico. El estudio del perfil mineral/albúmina y fosfatasa alcalina en suero sanguíneo de 69 vacas de dichos rebaños, muestran bajas concentraciones de Ca, P y Mg, así como un alto nivel de anemia, acompañado con ciertas indicaciones de daño hepático, lo que se ajusta al deterioro físico y de salud observado con frecuencia en rebaños lecheros especializados al finalizar la época de seca, en concordancia con las limitaciones en la calidad y cantidad de alimentos disponibles.

Tabla 7. Concentraciones Minerales en Plasma y Porciento de Vacas con Valores Anormales de Albúmina y Fosfatasa Alcalina en Sangre
 
Indicador

n
 
Media

SD
Calcio 69 2,12 0,17
Fósforo 69 2,20 0,56
Magnesio 69 0,90 0,10
Rel. Ca/P 69 0,96 -
Albúmina 69 65,22% Valores anormalmente bajos
Fosfatasa Alcalina 69 36,2% Valores anormalmente altos







Fuente: Figueredo (1996). Concentración mineral en Mmoles/L

El estudio del líquido ruminal en 5 vacas de uno de los rebaños afectados no mostró cambios significativos en el número total de bacterias celulolíticas y hongos, pero si una concentración deprimida en amoniaco y ácidos grasos volátiles, indicativo de dietas con alteraciones en la relación energía/proteína y por tanto con una capacidad limitada para utilizar la fibra, reportado previamente por Coppock et al. (1964)y otros estudiosos del tema.
Con el objetivo de favorecer el balance de alimentos y el ambiente ruminal se realizó un conjunto de ajustes en la alimentación, que consistió en las siguientes medidas:
  • Reducción en el consumo de caña molida a menos del 30% del consumo total de materia seca.
  • Incremento de un 40% en el consumo de forraje verde de mayor calidad (King-grass) y acceso al pastoreo. Adición de torta de Soya y Girasol.
  • Incremento en el suministro de urea a 150 g/día/vaca.
  • Revisión de la estructura del rebaño, secado de vacas viejas y de lactancias muy largas (más de 305 días).
              El balance general de nutrientes alcanzado, una vez realizado el ajuste inicial, fue positivo o muy cercano a los requerimientos de energía y minerales, excepto para el consumo total de materia seca que aún fue bajo (90%), al disminuirse sustancialmente el consumo de caña. El consumo de proteína excedió ligeramente a los requerimientos.
            El análisis de los resultados por etapas mostró una evidente recuperación de los principales indicadores de calidad de la leche. Se destaca el incremento en las concentraciones de proteína y sólidos no grasos, y de la acidez titulable, disminución del pH, así como el incremento en fósforo y magnesio y tendencia a normalizarse sus relaciones. Estos resultados coinciden con las observaciones realizadas a nivel de la planta productora de quesos, que le permitió reiniciar el proceso productivo sin alteraciones en los parámetros de calidad y obtener incrementos en rendimientos en quesos en el orden de 0,5-1,3 kg más por 100 litros de leche, en relación al estado inicial. Es conveniente señalar que a partir de la primera semana de estudios en que se identificó la existencia del SILA, además de la paulatina corrección de la alimentación, también se excluyeron de los rebaños afectados algunas vacas con baja producción y tiempo de lactación muy largas y se revisó la posible influencia de mastitis. Los animales excluidos fueron mínimos y no constituyen una razón técnica para justificar las alteraciones observadas.

Tabla 8. Indicadores Hematológicos y del Equilibrio Ácido-Básico
 Indicador  Rango aceptación  % Vacas afectadas

Criterio
Hemoglobina 80-150 g/L 40 ≤ 80
pH sanguíneo 7.35-7.50 100 ≤ 7.35
EBS -2.5 a 2.5 MMol/L 70 ≤ -2.5
HCO3 24 – 30 MMol/L 92 ≤ 24
PCO2 45-53 mm Hg 36 ≥ 53
PO2 29-40 mm Hg 60 ≤ 29

El estudio de algunos indicadores hematológicos durante la replicación experimental indica que alrededor del 40 % de los animales en estudio presentó anemia y que el 100 % de ellos presentaba una franca acidosis metabólica, puesto que los niveles de pH sanguíneo estaban muy por debajo del límite mínimo y en igual medida se encontraban el resto de los indicadores estudiados.
Cierto deterioro físico y de salud es observado con frecuencia en rebaños lecheros especializados al finalizar la época de seca en las condiciones del trópico americano, en concordancia con las limitaciones en la calidad y cantidad de alimentos disponibles que es acompañado por anemia y alteraciones de la homeostasis de los animales.

SEGUNDO CASO:
 Precipitaciones anormales en una planta de leche pasteurizadora
Procesamiento de mezclas de leche proveniente de una empresa lechera con ganado cruzado Holstein-Cebú, mes de mayo y final del periodo de sequía del año 1979. Animales en pastoreo y consumo de bagacillo predigerido y melaza de caña, en las naves de sombra. Condición corporal de los animales entre 1,9-2,5 en escala de 1-5. Balance de nutrientes negativo. Las características de la leche y de su procesamiento fueron las siguientes:
  • Acidez titulable entre 0,12-0,13 g% de ácido láctico
  • Densidad entre 1, 027-1, 029
  • pH medio de 6,72
  • Proteina bruta (N Kjeldhal x 6,38) de 3, 07 g%
  • Sólidos Totales (Por desecación) de 11, 3 g%
  • Pasteurizadores de placas a 730C durante 15 segundos.
  • Precipitaciones frecuentes en las placas de los pasteurizadores que obligó a la gerencia de la misma a su clausura temporal.
El análisis de la situación no indicó problemas sustanciales con la ocurrencia de mastitis bovina y se observó como normal el manejo de la estructura del rebaño. Los animales tendían a una pobre condición corporal, aunque no deterioro físico. Se identificó como causa más probable, la entrada de las vacas al
pastoreo una vez iniciadas las lluvias del verano cuando el pasto aun estaba joven en proceso de rebrote. Las alteraciones desaparecieron totalmente con el establecimiento de la época de lluvia y se normalizó la rotación de los pastos, junto a la eliminación de los derivados de la caña.

TERCER CASO:
Rechazo de leche por una industria debido a prueba del alcohol positiva.
Finca con 23 vacas Holstein alto productoras, doble ordeño mecánico, estabulación a tiempo completo, año 2001. Condición corporal entre 2,5-3,5 en escala de 1-5. Suministro de forraje verde de alfalfa, de alimento concentrado entre 5-8 libras por vaca. Acceso ad libitum de cebada fermentada proveniente de una cervecería.
La leche reaccionó positiva a la prueba del alcohol al 70% v/v, lo cual se catalogó como leche acida por la industria y por tanto se rechaza. El estudio de otros parámetros indicó que la leche fresca, tenia un pH de 6,78 y acidez variable pero baja, entre 0,11-0,135 g% de acido láctico y por tanto su condición era de leche alcalina. Presentó un color ligeramente azulado, sin olor y sabor característico. Fue negativa a trazas en la prueba del California Mastitis Test(CMT).
Como causa fundamental del cuadro, se identificó el alto consumo de cebada fermentada que aportaba un alto nivel de carbohidratos fácilmente fermentables, unido a un bajo suministro de fibra y relativamente bajo consumo de materia seca, aunque el balance de proteína y energía de la ración, cubría teóricamente las necesidades. La disminución en el consumo de cebada e incremento del forraje verde picado, eliminó el problema dentro de los primeros 10 días de establecida la medida.

CUARTO CASO:
Alteraciones en el proceso de coagulación de la leche, proveniente de animales cruzados, en pastoreo rotacional.
Animales Siboney de Cuba (5/8 Holstein-3/8 Cebú), en pastoreo rotacional sobre pastos artificiales. No consumían caña de azúcar, melazas ni otro suplemento. No se midió la condición corporal pero visualmente no existía deterioro de la misma. Doble ordeño mecánico. Mediados del periodo de seca del año 1999. El balance cualitativo de los alimentos indicaba deficiencias en el consumo de materia seca y bajo suministro de proteínas.
Se observó alargamiento en el tiempo de coagulación de la leche destinada a la fabricación de queso, coagulo quebradizo y pérdidas de sólidos en el suero con bajos rendimientos. Se descartó baja concentración y potencia del cuajo, así como dificultades en el proceso. Los análisis de la leche demostraron una tendencia a acidez baja y ligeramente alto el pH, densidad baja con media de 1,0287, proteína baja para la raza con media de 3,05, relación caseína/proteína total baja con media de 71,3%. Se descarto presencia de mastitis subclínica.
El incremento en el consumo de materia seca en base a forraje picado de buena calidad e incremento en el suministro de alimentos concentrados a razón de 1 libra/vaca a partir del tercer litro producido, junto a la adición de una formulación conteniendo sustancias buferantes y reguladoras del rumen, eliminó el cuadro en un periodo de dos semanas.

QUINTO CASO:
Rechazo de la leche por la industria debido a baja densidad y sólidos.
Animales Holstein Friesian y Jersey con doble ordeño mecánico, situados en dos fincas de una misma granja lechera. Condición de manejo en semi-estabulación, asociado a una baja disponibilidad de pasto en los cuartones. Periodo de seca del año 2005. En el caso de las vacas Holstein mantenían una condición corporal mayor de 2 puntos, aunque la raza Jersey se considero como muy baja. Los animales recibían forraje picado en las naves de sombra y suplementos concentrados a razón de 1 libra a partir del tercer litro de leche producido.
Se inicia el rechazo de leche debido a la aparición de baja densidad (Menor a 1,029) y bajo contenido de grasa con énfasis en el Holstein. Los resultados de la análisis de acidez titulable indicaban una tendencia a la baja (0,12-0,14 g% de acido láctico) y positividad a la prueba del alcohol al 68% v/v en un 15% de las muestras analizadas. El análisis de la composición láctea indicó un bajo contenido de proteína bruta, grasa lactosa y sólidos no grasos. Existió un ligero nivel de mastitis subclínica entre trazas y una cruz para la prueba de CMT.
Las medidas de corrección fueron las siguientes: Eliminación algunas vacas con lactancias largas y secado de animales con baja producción láctea, mejora de la calidad y cantidad de forraje en los comederos, suministro de 100-150 gramos/vaca de tres formulaciones correctoras del SILA. La recuperación de los sólidos y de las características físico-químicas de la leche ocurrió entre los 14-21 días de aplicadas las medidas.

5. CRITERIOS PARA EL DIAGNOSTICO DE TRASTORNOS ASOCIADOS AL SÍNDROME DE LECHE ANORMAL
                 Tanto para el análisis de la composición láctea como para los estudios metabólicos existen múltiples pruebas y equipos automatizados. Los ensayos más simples y sistemáticos para investigar la calidad de la leche en los países menos desarrollados son la densidad, la acidez titulable y la prueba del alcohol. La prueba más sencilla para diagnosticar la mastitis subclínica o contenido de células somáticas es la conocida como California Mastitis Test.
              Un primer problema es que pocos laboratorios cuentan equipos automáticos infrarrojos como el tipo milko-scan y contadores electrónicos de células somáticas. Incluso no siempre se dispone de un espectrofotómetro y menos aun de un equipo, para determinar equilibrio ácido- base y de adsorción atómica para el análisis mineral. Por otra parte, la extracción de muestras de sangre es un problema para la manipulación de los animales y de la conservación, transportación y procesamiento de dicha muestra, siendo muy simple en el caso de la leche. Los cambios en la composición y propiedades físico-química de la leche, son a su vez una herramienta de gran utilidad para evaluar el estado metabólico y enfermedades de los rebaños (González, 2000, Eicher, 2004).
El esquema de estudio propuesto para el análisis del SILA puede ser un modelo para diferentes trastornos de salud y deficiencias nutricionales de la vaca lechera, tal como se discute en las secciones precedentes.
BATERIA DE PRUEBAS DE CAMPO DE 6 INDICADORES
  • Prueba del alcohol al 70-72% en placa de Petri o tubo de ensayo
  • Prueba de cocción en tubo de ensayo.
  • Acidez titulable en tubo de ensayo
  • Indicador de Ph con tira reactiva. Cambio de color a 6.75 o mayor
  • Densidad con lactodensímetro de quevenne con ajuste de temperatura
  • Prueba de Mastitis por California Mastitis Test o equivalente
INTERPRETACION
EXCLUYENTE:
  • Si CMT es positiva en dos cruces o más, se excluye por mastitis.
  • Si la densidad es menor de 1.0270, se excluye por adulteración por aguado
POSITIVO:
  • Si prueba del alcohol positiva y acidez menor a 0.13g%, es SILA positivo
  • Si prueba de cocción es positiva es SILA positivo, siempre que la acidez sea menor a 0,13%
  • Si Ph es alto y acidez titulable menor a 0.13g%, es SILA positivo
  • Si prueba del alcohol positiva y Ph positivo, es SILA positivo
DUDOSO:
  • Cuando solo una de las tres pruebas básicas (alcohol, acidez titulable, pH), es positiva
NEGATIVO:
  • Ninguna prueba positiva
           Para la interpretación de este sencillo sistema es conveniente descartar primero que no existe mastitis u otra condición fisiológica que incremente el número de células somáticas, ya que en tales condiciones la tendencia es que el ph sea alto, la acidez baja, y la prueba de alcohol positiva. Descartar que no exista adulteración por aguado por que disminuye la acidez y la densidad, aunque no afecta sensiblemente la prueba del alcohol ni la de ebullición o cocción. Considerar que si la prueba del alcohol es positiva, esta condición se relaciona con alta acidez titulable o alto contenido de sólidos en vacas recién ordeñadas. Pero si la acidez titulable es baja entonces la leche no es ácida y tiende a la alcalinidad. Si el ph es elevado y la acidez titulable es baja, tiene la misma interpretación. Una condición similar ocurre cuando la prueba del alcohol es positiva.

6. RESUMEN GENERAL
• El Síndrome de Leche Anormal se caracteriza por inestabilidad térmica de la leche, alteraciones en los sólidos, desequilibrio mineral, y perdida de la aptitud para el procesamiento industrial de la misma. Estas categorías de alteraciones se corresponden con indicadores de la composición y físico-químicos de la leche, que pueden establecerse a partir de la caracterización de la leche en cada país, e incluso regiones.
• Las causas de ocurrencia del SILA pueden ser diversas, pero en su mayor parte se asocia con fallos en al balance de alimentos de la vaca lechera de forma mantenida, cambios bruscos en la dieta, calidad y tipo de alimentos con énfasis en aquellos que aportan altos niveles de carbohidratos fácilmente fermentables y acidóticos, diferencias entre el potencial genético de un animal en función de cubrir sus necesidades en energía/proteína y también pudiera existir cierta predisposición genética, dada por predominancia de alelos AA y AB de la K-caseína, en los animales del rebaño.
• Las situaciones de estrés nutricional mantenido, pueden provocar alteraciones a nivel ruminal y del metabolismo general, que se expresan en los procesos de síntesis y secreción de los componentes lácteos a nivel de la glándula mamaria. Las limitaciones de compuestos energéticos como la glucosa y ATP, pudieran alterar las relaciones de control homeostático entre los componentes, la síntesis de lactosa y la integración de la micela de caseína.
• En el caso del trópico americano, el SILA puede estar asociado a la carencia de alimentos durante el periodo seco, potenciado en algunos casos por la tenencia de vacas de alto potencial genético, cuyas condiciones de manejo y alimentación no se corresponden con su demanda de nutrientes en cantidad y calidad.
• El Síndrome de Leche Anormal no debe ser interpretado como un simple hecho de inestabilidad térmica de las proteínas o positividad a la prueba del alcohol, ni tampoco vincularse en todos los casos con vacas con pobre condición corporal y desnutrida. Su ocurrencia se incrementa y es mas frecuente de lo que se reporta.
• La combinación de sencillas pruebas de campo de tipo cualitativas, como la acidez titulable, prueba del alcohol, prueba de cocción, pH en tiras, densidad y prueba de mastitis, permiten identificar si se pudiera tratar de un caso de SILA, o de otros problemas relacionados con la mastitis, la lactación e incluso la adulteración con agua u otras.
• La combinación de medidas de manejo de la alimentación y formulaciones correctoras del ambiente ruminal pueden corregir el cuadro en corto periodo de tiempo desde 7-21 días.


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