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viernes, 19 de septiembre de 2014

El Sindrome de la leche anormal (SILA)

Origen, alteraciones en las características físico-químicas de la leche y efecto sobre los procesos y productos lácteos.


Pastor Ponce Ceballo PhD. Centro de Ensayos para el Control de la Calidad de la Leche y Derivados Lácteos, Centro Nacional de Sanidad Agropecuaria (CENSA), San José de las Lajas, La Habana, Cuba.

CONTENIDO
  1. Variaciones anormales en la composicion y propiedades fisico-quimicas de la leche.
  2. Sindrome de Leche Anormal (SILA)
  3. Bases cientificas del Sindrome de Leche Anormal
  • Criterios para establecer el SILA
  • Causas asociadas a trastornos metabólicos y ruminales de la vaca lechera
  • ¿Cómo se expresa el SILA a nivel de la glándula mamaria?
      4. Presentación de casos de Síndrome de Leche Anormal (SILA).
      5. Criterios para el diagnostico de trastornos asociados al Síndrome de Leche Anormal.
      6. Resumen General
      7. Bibliografía consultada


I. Variaciones Anormales en la Composición y Propiedades Físico-Químicas de la Leche
La grasa es el componente lácteo más variable y con más posibilidades de modificarse por manejo de la alimentación y por selección genética, a diferencia de las proteínas y en menor medida la lactosa y los minerales que muestran un comportamiento muy estable. Los pastos y forrajes de gramíneas constituyen la base de alimentación de la vaca lechera en el trópico. Comúnmente, la baja densidad de nutrientes y poca digestibilidad de la fibra limitan considerablemente el consumo de materia seca y la capacidad para cubrir todas las necesidades durante el período de lactación. En tales circunstancias ocurre una disminución en la producción lechera y un incremento en el contenido de grasa con pocos cambios en el resto de los componentes.
Este comportamiento está asociado por una parte, a la menor producción de precursores glucogénicos y por otra al incremento del acetato ruminal y movilización de reservas corporales que generan cambios en la disponibilidad de sustratos para la síntesis de grasa (Barros, 2001). Una reducción en el contenido de grasa y el resto de los sólidos ocurre cuando existe una pobre digestibilidad de los alimentos fibrosos y se emplean alimentos voluminosos de mala calidad como son algunos ensilajes de gramíneas y pastos pasados de época de cosecha, lo que provoca una disminución del pH ruminal y alteraciones en los patrones de fermentación. Amplias revisiones sobre el tema ha sido reportado por Rearte, (1993), Taberna, (2003), Garcia-Lopez et al., (2005), Cervantes (2005).
Un efecto similar se produce cuando se emplean dietas con alto nivel de caña de azúcar, melazas, residuos de cervecerías y otras fuentes con un alto contenido de carbohidratos fácilmente fermentables y pobre en pastos, forrajes o heno de buena calidad (Ponce et al, 1999). En tales circunstancias ocurre una pobre digestibilidad de la fibra y se reduce la producción de acetato con afectaciones en el ecosistema ruminal.
La utilización de dietas con alto nivel de concentrado y pobres en fibra produce un aumento en los precursores glucogénicos fundamentalmente de ácido propiónico, lo que favorece los rendimientos en leche pero deprimen el contenido de grasa, fenómeno conocido como síndrome de la baja grasa (Engvall,1980, Oldaham, 1991). La reducción en la síntesis de novo de grasa por la producción de metil-malonato que interfiere dicha síntesis y el efecto estimulador del propionato sobre la secreción de la insulina y consecuentemente el efecto lipogénico desde esta, son las causas más probables de dicho fenómeno.
En cuanto al contenido de proteínas en la leche, sólo se afecta cuando el aporte de proteína verdadera en la ración es muy bajo o existe un marcado desbalances energético en la misma (Peres, 2001). El incremento del nivel de proteína bruta desde un 12 hasta un 18 % produce un ligero aumento en la leche, pero niveles superiores sólo elevan el contenido de nitrógeno no proteico, fundamentalmente de urea (Emery, 1978). Al nivel energético de la ración se le reconoce un efecto más pronunciado sobre el contenido de proteína de la leche que sobre el nitrógeno total, reportándose una mejora sustancial cuando el balance es positivo (Peres, 2001). El balance energía/proteína explica entre un 21 y un 43% de las variaciones en la relación proteína/grasa, señalándose como un indicador de particular sensibilidad a dichos cambios. La urea en leche también puede ser utilizada como un indicador de la utilización del nitrógeno de la dieta en su relación con el aporte de energía y no vinculado al consumo total de materia seca.
La lactosa, es un componente de gran dependencia energética ya que se sintetiza totalmente a partir de la glucosa; reportándose que no varía con los cambios en la alimentación y muy poco con la calidad de ésta. Una de las razones de su estabilidad es la capacidad de absorber agua y regular la isomolaridad de la leche en relación con el plasma (Peaker, 1977). Sin embargo, en francos estados de desnutrición y limitada disponibilidad de sustratos glucogénicos, puede ocurrir también una disminución asociada generalmente con bajas concentraciones de proteínas. Nuestros estudios indican que la lactosa es un componente moderadamente sensible a los cambios en la calidad y cantidad de alimentos e incluso en los estados de estrés climático, siendo un buen indicar de alteraciones en la lactación. Las concentraciones de Sodio, Potasio y Cloruros y sus interrelaciones con la lactosa, son reguladas por mecanismos energéticos dependiente, a nivel de la membrana de la célula epitelial mamaria, manteniendo la presión osmótica entre sangre/leche, y solo se afectan por fallos en la disponibilidad de ATP o por alteraciones en la permeabilidad celular (Peaker, 1977, Ponce y Bell, 1986)
Con relación al contenido mineral, estos son muy estables y solo son afectados por el efectos fisiológicos o trastornos en la glándula mamaria, que por la alimentación. (Oldaham, 1991). Las etapas de carencias de minerales son suplidas por los propios depósitos orgánicos, aunque si estas son prolongadas y existen dificultades en el equilibrio en la dieta y en la absorción a nivel intestinal, ello pudiera reflejarse ligeramente en algunos de los componentes como el calcio, fósforo y magnesio (Oconnor et al., 1988).
Algunas propiedades físico-químicas como el peso específico, punto crioscópico, pH, y la acidez titulable varían solo dentro de ciertos límites, lo que permite establecer parámetros específicos para la leche cruda. Los cambios fuera de dichos límites están dados generalmente por adulteraciones, enfermedades como la mastitis o por alteraciones fisiológicas como largas lactancias o periodo calostral. Un criterio similar puede ser aplicado a las características organolépticas como el sabor, olor y color.

II. Síndrome de Leche Anormal (SILA)
La aparición de leche que reacciona positivamente a la prueba del alcohol o la prueba de cocción, sin tener una elevada acidez ni provenir de vacas con mastitis, o adulterada, es un problema práctico que confrontan con alguna frecuencia ciertos animales y rebaños lecheros en las condiciones del trópico. Este es un fenómeno mucho más recurrente en la actualidad, identificado por dificultades en el tratamiento térmico y en la calidad de los productos finales. Es un fenómeno observado con mayor frecuencia durante la época de seca y en aquellos rebaños donde se localizan las razas lecheras más especializadas
La denominación a estas alteraciones con el nombre de Síndrome de Leche Anormal (SILA), fue propuesta por el autor (Ponce et al. 1999, 2001, 2006)). En términos generales, el SILA es un conjunto de alteraciones de diferente naturaleza y amplitud en los componentes y las propiedades físico-química de la leche, que causan trastornos en los procesos de elaboración de derivados lácteos, en sus rendimientos y/o en la calidad final de los mismos. La denominación de leche o proteína inestable al calor, leche inestable a la prueba del alcohol, o leche alcalina, utilizada comúnmente para caracterizar dicha alteración, no abarca el amplio significado y expresión real del problema. La primera evidencia de este conjunto de alteraciones en la leche fue reportada desde el año 1983 por dicho autor, hasta la reproducción del cuadro de forma experimental en 2005 (Ponce, 1983, Hernández et al., 2003)
Desde los años sesenta, existen reportes de alteraciones en las características físico-química de la leche por causas no totalmente esclarecidas (Ribadeu-Dumas, 1960, Rose, 1962). Mas reciente, Negri et al. (2001), realizaron una extensa revisión sobre el tema, concluyendo que los cambios en la alimentación, estado de la lactancia y las enfermedades, pueden explicar los cambios estacionales en la estabilidad térmica de la leche y que la prueba del alcohol pudiera ser un buen estimador de la misma cuando el pH sea menor de 6,6-6,7, pero cuestionable cuando es superior.
La ocurrencia de trastornos metabólicos como la cetosis, hipomagnesemia, hipocalcemia, síndrome de baja grasa, así como la leche proveniente de vacas con largas lactancias, recién paridas o con afectación por mastitis, presentan generalmente alteraciones en las concentraciones de algunos de los componentes lácteos y/o en las propiedades físico-química u organolépticas (Barros, 2001, 2006), pero generalmente el efecto es puntual sobre algunos indicadores y propiedades especificas de la leche, sin alterar otros.
Alteraciones de esta naturaleza han sido reportadas en la literatura, fundamentalmente por el grupo de Yoshida (1980), referido como Síndrome de Utrech y por Pecorari et al. (1984) de la Universidad de Parma en Italia, ambos en la década del 80, aunque no se corresponde totalmente a la descripción del SILA. En la mayor parte de los reportes sobre alteraciones en las características de la leche, se han identificado algunas causas genéticas como la alta frecuencia del alelo AA de K-caseína, que se asocia a defectos de coagulación y bajos rendimientos en queso (Macheboeuf et al 1993, Buchberger J. y Dovc P. 2000). En la presente década, varias investigaciones reportadas por Fonseca de Silva (2006), Zanela (2006), y Barros
(2006), han profundizado en el tema desde diferentes perspectivas y condiciones, ratificando la importancia del problema y considerando que no se trata solo de un fenómeno relacionado con estados de desnutrición de la vaca lechera, ya que se ha observado en animales en buenas condiciones físicas y de manejo.
Por ello, la ocurrencia de alteraciones múltiples en la composición láctea y en sus características físico-químicas deben tener un tratamiento especial y un enfoque más integral, interpretado como un problema de salud del rebaño, mas que una simple expresión productiva.
La presencia de rebaños de vacas, aparentemente sanas, cuya leche cruda presentaba reacción alcalina y a su vez positividad a la prueba del alcohol, sin que proviniera de animales con mastitis o lactancias largas es el problema más visible, debido a que no siempre se cuenta con condiciones para un análisis más integral de las propiedades de la leche. En el caso de Cuba, las condiciones asociadas a dichas alteraciones fue inicialmente la alimentación basada esencialmente en un exceso de forraje de caña de azúcar y melazas durante la época de seca, animales de la raza Holstein de alto potencial genético y una pobre condición corporal. Dicho problema se repitió en otros períodos posteriores, pero no siempre con las mismas características, aunque siempre con afectación en el alargamiento en el tiempo de coagulación enzimática y por estárter, características indeseables en la consistencia del coágulo, alta retención de agua, pérdida de proteína en el suero y pobre calidad en los quesos. La situación conllevó a la realización de un programa de estudios sobre dicha problemática (Ponce y Bell, 1986, Ponce et al. 1990), el que ha continuado hasta la actualidad abordando diferentes factores que pueden estar asociados al mismo.

III. Bases Científicas del Síndrome de Leche Anormal (SILA)

a. Criterios para Establecer el SILA
La conformación del criterio de Síndrome de Leche Anormal (SILA), tiene en cuenta los indicadores medios y sus variaciones de calidad de la leche cruda establecidas a nivel internacional, pero básicamente los obtenidos en las condiciones del propio país (Ponce et al. 1986, López y Ponce, 1992). También incorpora los resultados derivados de la evaluación de la composición láctea bajo diferentes sistemas de alimentación (Ponce et al. 1990), con lo cual se conforma los resultados y criterios de SILA que aparecen en la tabla 1.

Tabla 1. Características Físico-Químicas de la Leche Cruda y Criterios Base para Considerar un Cuadro de Síndrome de Leche Anormal

Indicador/Variable


Valor Medio

Rango Variación

Base SILA
Acidez (% ac.              Láctico) 
 pH
 Prueba alcohol (70% v/v)
Densidad (g/cm3)
 Proteína bruta (g%)
Caseína (g%)
 Grasa (g%)
 Lactosa (g%)
 Calcio (mg%)
  Fósforo (mg%)
 Magnesio (mg%)
 NNP (%N)
 Relación caseína/PB (%)
 Prueba CMT

 Urea (mg%)
 Punto crioscópico (m0c)
0,145 

 6,70

Negativo
1.0295
3,15
 2,44
 3.73
 4,75
114
 90
 12
3,5

74,5
Dudosa

20

523
0,10 – 0,18

 6,63 – 6,85
 Negativo – Positivo
 1,026 – 1,032
 2,52 – 3,90
 1,64 – 3,12
 2,70 – 5,90
 3,8 – 5,20
90 – 150
 63 – 105
 8 – 14
 2 – 12

 70 – 82
 Negativa-+++
 Menor a ++
 15-35

 505-540
                           &            gt;6,74                                         
DP a Pos                    ..                                 ..                              ..                              ..                              ..                              ..                              ..                              ..                              ..                              ..                                                                       ..                                       ..                                  Menor de 20                                                                              Menor de 510..                                             
 
Sobre la base de datos de calidad de leche del CENLAC (1973-2002), referida a más de un millón de muestras de animales individuales y mezclas de leche.
              En términos prácticos, el SILA no se refiere a que un indicador dado se encuentre fuera del umbral de normalidad establecido previamente, sino a la presencia de alteraciones generalizadas en las propiedades físico-químicas de la leche cruda. Se excluye en todos los casos cuando se sospecha o confirma adulteración por aguado, mastitis subclínica en grado elevado (Prueba CMT mayor de positivo) y condiciones fisiológicas extremas de la lactancia (inicio/final). Para una mejor interpretación de los resultados se clasifican las alteraciones en cuatro grupos y se establecen los indicadores asociados a cada grupo (tabla 2). Los resultados referidos a los estudios sobre las relaciones entre los componentes osmóticos ya fueron abordados en el capitulo sobre composición láctea en las condiciones del trópico que aparecen en el propio libro.
          La importancia fundamental para la industria láctea, son los diversos trastornos que causa durante el procesamiento térmico de la leche y posteriormente en los bajos rendimientos en quesos y pérdida en la calidad del producto final, pero la depresión de los sólidos constituye quizás lo más frecuente y cuestionado, cuando se les rechaza la leche por acidificación a la prueba del alcohol siendo realizado el análisis cercano a la conclusión del ordeño. Otro aspecto es la penalización del precio de la leche a los productores, cuando no cumple con el requisito mínimo de densidad de 1.029 g/cm3, y/o sólidos totales, sin existir adulteración por aguado. Las bajas concentraciones en los minerales y los desequilibrios entre el calcio iónico/calcio coloidal y de este con el fósforo, parece ser una expresión de las causas de la inestabilidad termina y a la prueba del alcohol, lo que ha sido reportado como una razón de importancia en situaciones similares (Formaggioni et al. 1999, Fonseca da Silva, 2004, Zanela et al. 2006).

Tabla 2. Clasificación de las Alteraciones por Grupos e Indicadores Físico-Químicos Implicados

TIPO DE ALTERACION

INDICADOR DE ALARMA
INESTABILIDAD TÉRMICA  Acidez titulable menor a 0,14%. Prueba del alcohol positiva. pH alto mayor a 6,70. Prueba de cocción dudosa-positiva. Precipitaciones anormales en el clarificador y /o pasteurizador. Precipitación de sólidos en leche UHT 
ALTERACION DE SÓLIDOS  Proteína bruta menor a 2.91g%. Caseína menor a 2.21g%. Lactosa menor a 4,7g%.Densidad entre 1,027-1,029. Punto crioscópico menor a 510 m0C. Urea baja y NNP alto. Variaciones anormales en citrato. Relación positiva entre lactosa/producción láctea                                                                                                         
DESEQUILIBRIO MINERAL  Calcio total tendencia a bajo, menor de 110 mg%. Desequilibrio entre relación calcio coloidal/calcio iónico. Fósforo bajo menor a 85 mg%. Magnesio bajo menor de 9 mg%. Potasio alto y Sodio bajo.Ausencia de relación entre componentes osmóticos
APTITUD INDUSTRIAL DE LA LECHE  Leche generalmente no apta para el procesamiento industrial: Alargamiento en el tiempo de coagulación, mayor retención de suero. Perdida de grasa y caseína durante la coagulación. Separación del suero en yogurt. 

b. Causas Asociadas a Trastornos Metabólicos y Ruminales de la Vaca Lechera
          Una posible hipótesis al Síndrome de Leche Anormal, es que los desbalances nutricionales mantenidos o los cambios bruscos de alimentación en la vaca lechera, provocan alteraciones a nivel ruminal, que generan cambios de pH y del propio ecosistema de la flora microbiana, que a su vez se expresan en la glándula mamaria con alteraciones en los procesos de síntesis/secreción de la leche (Tabla 3).
              Los animales de razas especializadas y de alto potencial genético serian los más sensibles a la ocurrencia del síndrome, especialmente durante el primer tercio de la lactación debido a la mayor demanda de nutrientes y al reconocido desbalance que impone dicho periodo (Villoch et al. 1991). Ello es mas recurrente durante la época de seca cuando pierden la condición corporal por escasez y mala calidad de los alimentos, se inician las lluvias del verano y animales hambrientos entran en pastoreos recién irrigados y de corto tiempo de reposo, cambian bruscamente de dietas de alta fibra y contenido de materia seca a alta proporción de carbohidratos fácilmente fermentable (Ej. Melazas, cebada fermentada) o cuando consumen alta proporción de ensilajes de mala calidad. Es mas frecuentes en animales de tipo Holstein que en vacas rusticas de cruces o autóctonas del trópico.

Tabla 3. Resumen de las Posibles Causas de Ocurrencia del SILA


SITUACION


EXPRESIÓN
Periodo de seca (Trópico)  Bajo consumo de materia seca, desbalance nutricional mantenido. Dieta básica sobre caña molida sin fuente de nitrógeno.                                                                            
Cambios bruscos de alimentación  Cambio de dietas de alta fibra a exceso de concentrado. Incremento brusco en el consumo de carbohidratos fácilmente fermentables (Melazas, cebada fermentada) 
Acceso al pastoreo en el intervalo seca/lluvia  Alto consumo de pastos jóvenes asociados a las primeras lluvias 
Ensilajes de mala calidad ad libitum  Dietas propensas a acidosis ruminal 
Vacas alto productoras en el primer tercio de la lactación. Acumulación de recentinajes.  Mayor demanda de nutrientes. Mayores diferencias entre aporte/requerimientos 
Genotipos                                                                         Vacas portadoras de alelos AA/AB de K-caseína 
                  La replicación experimental de un cuadro típico del Síndrome de Leche Anormal, reportado por Ponce et al (1999) y Hernández y Ponce (2004), concuerdan en su mayor parte con la hipótesis anteriormente referida, en cuanto a los desbalance mantenidos en energía/proteína en vacas Holstein-Friesian durante el periodo seco con el uso de caña de azúcar molida como dieta básica. Otras observaciones similares han sido reportadas por Ponce et al ( 2001), en vacas subalimentadas que ingresan al pastoreo en los primeros días de iniciadas las lluvias del verano y consumen los rebrotes tiernos, así como en rebaños que se le ofrece ad libitum cebada fermentada proveniente de cervecerías. Multiples ejemplos prácticos y criterios sobre el fenómeno de la inestabilidad de la leche, fueron aportados durante la discusión on line realizada por la FAO en el año 2003 (Dairy Outlook, 2001).
¿Cómo se expresa el SILA a nivel de la glándula mamaria?
                Las alteraciones en diversos indicadores de la composición láctea, que generalmente son reconocidos como estables (proteína total y relación caseína/proteína total, relación grasa/proteína total, lactosa y minerales), son la primera evidencia del cuadro. Sin embargo, también se han observado otros elementos de interés como es la aparición de correlación positiva entre la concentración de lactosa y el volumen de leche, y la ausencia de relación entre los componentes osmóticos: Lactosa-Sodio-Potasio-Cloro.
            La pérdida de la iso-osmolaridad entre sangre/leche pudiera se expresión de un fallo energético en el mecanismo enzimático de regulación de dicho fenómeno, ya que la bomba de Sodio-Potasio y Cloruro que funciona a nivel de la membrana apical de la célula epitelial mamaria, depende esencialmente del consumo de ATP (Peaker, 1971, Ponce y Bell., 1984). De igual manera las alteraciones en el pH, y las bajas concentraciones y cambio en las relaciones en los minerales deben estar asociados a dicho fenómeno.
                  Una explicación a la significativa disminución en la concentración de lactosa y su relación con el volumen de leche, pudiera estar dado por afectación en la síntesis de alfa-lactoalbumina a nivel del retículo endoplasmático rugoso y eventualmente en la disminución del flujo de la misma a través del aparato de Golgi (Ponce y Bell, 1984, 1985), lugar donde se sintetiza la lactosa y/o a la menor disponibilidad de glucosa (Brew y Hill, 1975, Cant et al., 2002). En ambos casos la posible causa se relaciona con la carencia de sustratos energéticos básicos (Vilotte, 2002).
                 En este mismo sentido, la ocurrencia de fallos a nivel de la síntesis de proteínas puede estar asociado cambios en la integración de la micela de caseína y la capacidad de fosforilación de la misma, lo que se produce al igual que la síntesis de lactosa, a nivel del aparato o vesículas de Golgi de la célula epitelial mamaria (Brew y Hill, 1975, Cant et al., 2002). Los cambios en la relación entre las distintas formas del calcio disuelto y coloidal, asociado directamente con la estabilidad de las proteínas, y los fallos energéticos en el mantenimiento de la de dicho equilibrio pudieran explicarse por esta vía (Neville et al., 1995). Este último aspecto ha sido estudiado con mayor profundidad por Barros (2006) y por Fonseca da Silva (2004). La posible relación entre los componentes la pérdida de la capacidad de regulación osmótica a nivel de la glándula mamaria y los fallos en la síntesis de lactosa y alfa-lactoalbumina ya habían sido planteados por Perez Beato y Ponce (1984) y Ponce y Bell (1984).
               Aunque aun se carecen de elementos totalmente probatorios de la anterior hipótesis, lo cierto es que las alteraciones a nivel del rumen y el metabolismo general de la vaca lechera bajo el Síndrome de Leche Anormal, tiene su asiento final en las alteraciones en los mecanismos de síntesis y secreción a nivel de la glándula mamaria, ya que es la única explicación posible dentro del estado del arte de la fisiología y bioquímica de la glándula mamaria.

4. PRESENTACIÓN DE CASOS DE SÍNDROME DE LECHE ANORMAL (SILA)
                 No existe un patrón idéntico de presentación de un cuadro de SILA, aunque generalmente se observan cambios en al menos un indicador, en cada uno de los grupos o tipos de alteraciones descritas en la tabla 2. Los casos son tomados de las condiciones prácticas a nivel de fincas y no responden a un diseño experimental, aunque en el primer caso se realizo un estudio amplio. Los casos no se presentan en el orden temporal en que ocurrieron,
PRIMER CASO:
 Se corresponde con 36 rebaños de vacas Holstein Friesian con 32-98 animales en ordeño/rebaño, doble ordeño mecánico, época de seca correspondiente a los meses de Enero-Abril del año 1996. La alimentación en base a caña finamente molida cubriendo mas del 50 porciento del consumo de materia seca, pastoreo limitado de gramíneas tropicales fundamentalmente en pasto estrella, suministro de forraje verde de mala calidad con melaza adicionada sobre el mismo, aproximadamente 1 kg/vaca/dia de un suplemento concentrado. Los cálculos del cubrimiento de las necesidades de energía y proteína estuvieron en el orden del 70 porciento de las necesidades totales. La leche se destinó a una fábrica de quesos madurados.
La ocurrencia de precipitaciones anormales a nivel del clarificador y del pasteurizador de la planta constituyó la primera evidencia del problema, observándose una elevada concentración de proteína bruta (N x 6,38), en el orden del 30 porciento del contenido del precipitado en base a materia húmeda, alto contenido de calcio, fósforo y cenizas, y de grasa (tabla 4). La mezcla de leche cruda originaria, se caracterizó por bajo contenido de proteína total y caseína, baja concentración de calcio, fósforo y cenizas en general, así como un alto contenido de nitrógeno no proteico.

Tabla 4. Características de la Mezcla de Leche Cruda y dos Fracciones del Sedimento del Clarificador
 
Componente
 
Mezcla de Leche

 
Fracción 1
 
Fracción 2
Proteína total, g% 2, 85 29,06 30,52
Caseína, g% 1,88
Grasa, g% 3, 65
SNG, g% 8,04
Cenizas, g% 0,68 8,43 7,62
Calcio, g% 0,097 2,44 2,30
Fósforo, g% 0,085 1,85 NA
Humedad, % 51,20 47,32
        Las relaciones observadas indican que la mezcla de leche se ajusta al criterio establecido posteriormente de SILA (Ponce et al, 1999) tanto en el bajo contenido de proteína total, caseína y minerales, mientras la concentración de las deposiciones fueron esencialmente de proteínas, calcio y fósforo, que en su relación indican que están formadas básicamente de caseína, sin descartar otras proteínas del suero. El contenido de las deposiciones en el pasteurizador fue analizado en un laboratorio internacional, definiéndose que su composición no se ajustaba a la conocida piedra de la leche, debido al mayor contenido de proteínas en comparación con las sales.
El análisis de vacas individuales y mezclas de leche provenientes de las fincas afectadas presentaron el siguiente resultado (Tabla 5).

Tabla 5. Porcentaje de Muestras de Leche Anormal en Mezclas y Vacas Individuales
 
Indicador

% que clasifican como SILA

pH 51,0
Acidez titulable, % a. láctico 43,9
Prueba del alcohol 31,4
Proteína total, g% 53,3
Lactosa, g% 31,9
SNG, g% 36,2
Calcio, m% 76,5
Fósforo, mg% 68,1
Magnesio, mg% 100
           Una característica común observada en todos los casos es la muy baja concentración de magnesio, que generalmente se encuentra por debajo de 9 mg porciento. La relación inversa reportada por Ponce y Bell (11) entre este mineral en leche y los rendimientos productivos están relacionadas directamente con el papel de dicho mineral en la mayor parte de los complejos enzimáticos que intervienen en la síntesis y secreción de los componentes lácteos a nivel del metabolismo general y de la glándula mamaria en particular (Ponce y Bell, 1986, Oconnor et al., 1988).
Otro elemento de interés es la alteración en el perfil nitrogenado de la leche: Baja proteína bruta, baja concentración de caseína y de la relación caseína/proteína bruta, así como un alto nivel de nitrógeno no proteico (NNP), lo que pudiera estar relacionado con desbalances entre energía/proteína de la dieta (Tabla 6. Las concentraciones de caseína en estas mezclas fueron bajas, oscilando generalmente entre 2,02 y 2,15 gramos porciento y la relación caseína/proteína bruta estuvo por debajo del 75 porciento. Estas características se ajustan por una parte a los bajos rendimientos en quesos observados a nivel industrial (6,5-7,5 kg de quesos/100 litros de leche), y por otra a la poca calidad del producto final. El elevado contenido de NNP se ha asociado frecuentemente con defectos en los productos lácteos (queso y yogurt) debido a la inhibición en el desarrollo de los cultivos iniciadores y de la coagulación enzimática. No se determinó la concentración de urea en la leche.

Tabla 6. Contenido de Proteína Bruta y NNP en Mezclas de Leche en la Etapa Inicial del SILA
 
Identificación de la Lechería

 
% PB
 
% NNP
21
3,00 4,84
34
2,89 9,46
35
2,83 8,68
36
2,73 11,04
37
2,84 6,88
38
2,31 9,66
40
2,64 6,98
41
3,01 7,41
42
2,95 7,95
45
2,83 6,31
48
2,82 6,93

Promedios de dos muestras seriadas
La evaluación de la condición corporal de las vacas que integraban los dos rebaños escogidos para el estudio individual estuvo entre 1,5-2,7 puntos sobre una escala de 5 puntos, es decir tenían una franca pérdida en su estado físico. El estudio del perfil mineral/albúmina y fosfatasa alcalina en suero sanguíneo de 69 vacas de dichos rebaños, muestran bajas concentraciones de Ca, P y Mg, así como un alto nivel de anemia, acompañado con ciertas indicaciones de daño hepático, lo que se ajusta al deterioro físico y de salud observado con frecuencia en rebaños lecheros especializados al finalizar la época de seca, en concordancia con las limitaciones en la calidad y cantidad de alimentos disponibles.

Tabla 7. Concentraciones Minerales en Plasma y Porciento de Vacas con Valores Anormales de Albúmina y Fosfatasa Alcalina en Sangre
 
Indicador

n
 
Media

SD
Calcio 69 2,12 0,17
Fósforo 69 2,20 0,56
Magnesio 69 0,90 0,10
Rel. Ca/P 69 0,96 -
Albúmina 69 65,22% Valores anormalmente bajos
Fosfatasa Alcalina 69 36,2% Valores anormalmente altos







Fuente: Figueredo (1996). Concentración mineral en Mmoles/L

El estudio del líquido ruminal en 5 vacas de uno de los rebaños afectados no mostró cambios significativos en el número total de bacterias celulolíticas y hongos, pero si una concentración deprimida en amoniaco y ácidos grasos volátiles, indicativo de dietas con alteraciones en la relación energía/proteína y por tanto con una capacidad limitada para utilizar la fibra, reportado previamente por Coppock et al. (1964)y otros estudiosos del tema.
Con el objetivo de favorecer el balance de alimentos y el ambiente ruminal se realizó un conjunto de ajustes en la alimentación, que consistió en las siguientes medidas:
  • Reducción en el consumo de caña molida a menos del 30% del consumo total de materia seca.
  • Incremento de un 40% en el consumo de forraje verde de mayor calidad (King-grass) y acceso al pastoreo. Adición de torta de Soya y Girasol.
  • Incremento en el suministro de urea a 150 g/día/vaca.
  • Revisión de la estructura del rebaño, secado de vacas viejas y de lactancias muy largas (más de 305 días).
              El balance general de nutrientes alcanzado, una vez realizado el ajuste inicial, fue positivo o muy cercano a los requerimientos de energía y minerales, excepto para el consumo total de materia seca que aún fue bajo (90%), al disminuirse sustancialmente el consumo de caña. El consumo de proteína excedió ligeramente a los requerimientos.
            El análisis de los resultados por etapas mostró una evidente recuperación de los principales indicadores de calidad de la leche. Se destaca el incremento en las concentraciones de proteína y sólidos no grasos, y de la acidez titulable, disminución del pH, así como el incremento en fósforo y magnesio y tendencia a normalizarse sus relaciones. Estos resultados coinciden con las observaciones realizadas a nivel de la planta productora de quesos, que le permitió reiniciar el proceso productivo sin alteraciones en los parámetros de calidad y obtener incrementos en rendimientos en quesos en el orden de 0,5-1,3 kg más por 100 litros de leche, en relación al estado inicial. Es conveniente señalar que a partir de la primera semana de estudios en que se identificó la existencia del SILA, además de la paulatina corrección de la alimentación, también se excluyeron de los rebaños afectados algunas vacas con baja producción y tiempo de lactación muy largas y se revisó la posible influencia de mastitis. Los animales excluidos fueron mínimos y no constituyen una razón técnica para justificar las alteraciones observadas.

Tabla 8. Indicadores Hematológicos y del Equilibrio Ácido-Básico
 Indicador  Rango aceptación  % Vacas afectadas

Criterio
Hemoglobina 80-150 g/L 40 ≤ 80
pH sanguíneo 7.35-7.50 100 ≤ 7.35
EBS -2.5 a 2.5 MMol/L 70 ≤ -2.5
HCO3 24 – 30 MMol/L 92 ≤ 24
PCO2 45-53 mm Hg 36 ≥ 53
PO2 29-40 mm Hg 60 ≤ 29

El estudio de algunos indicadores hematológicos durante la replicación experimental indica que alrededor del 40 % de los animales en estudio presentó anemia y que el 100 % de ellos presentaba una franca acidosis metabólica, puesto que los niveles de pH sanguíneo estaban muy por debajo del límite mínimo y en igual medida se encontraban el resto de los indicadores estudiados.
Cierto deterioro físico y de salud es observado con frecuencia en rebaños lecheros especializados al finalizar la época de seca en las condiciones del trópico americano, en concordancia con las limitaciones en la calidad y cantidad de alimentos disponibles que es acompañado por anemia y alteraciones de la homeostasis de los animales.

SEGUNDO CASO:
 Precipitaciones anormales en una planta de leche pasteurizadora
Procesamiento de mezclas de leche proveniente de una empresa lechera con ganado cruzado Holstein-Cebú, mes de mayo y final del periodo de sequía del año 1979. Animales en pastoreo y consumo de bagacillo predigerido y melaza de caña, en las naves de sombra. Condición corporal de los animales entre 1,9-2,5 en escala de 1-5. Balance de nutrientes negativo. Las características de la leche y de su procesamiento fueron las siguientes:
  • Acidez titulable entre 0,12-0,13 g% de ácido láctico
  • Densidad entre 1, 027-1, 029
  • pH medio de 6,72
  • Proteina bruta (N Kjeldhal x 6,38) de 3, 07 g%
  • Sólidos Totales (Por desecación) de 11, 3 g%
  • Pasteurizadores de placas a 730C durante 15 segundos.
  • Precipitaciones frecuentes en las placas de los pasteurizadores que obligó a la gerencia de la misma a su clausura temporal.
El análisis de la situación no indicó problemas sustanciales con la ocurrencia de mastitis bovina y se observó como normal el manejo de la estructura del rebaño. Los animales tendían a una pobre condición corporal, aunque no deterioro físico. Se identificó como causa más probable, la entrada de las vacas al
pastoreo una vez iniciadas las lluvias del verano cuando el pasto aun estaba joven en proceso de rebrote. Las alteraciones desaparecieron totalmente con el establecimiento de la época de lluvia y se normalizó la rotación de los pastos, junto a la eliminación de los derivados de la caña.

TERCER CASO:
Rechazo de leche por una industria debido a prueba del alcohol positiva.
Finca con 23 vacas Holstein alto productoras, doble ordeño mecánico, estabulación a tiempo completo, año 2001. Condición corporal entre 2,5-3,5 en escala de 1-5. Suministro de forraje verde de alfalfa, de alimento concentrado entre 5-8 libras por vaca. Acceso ad libitum de cebada fermentada proveniente de una cervecería.
La leche reaccionó positiva a la prueba del alcohol al 70% v/v, lo cual se catalogó como leche acida por la industria y por tanto se rechaza. El estudio de otros parámetros indicó que la leche fresca, tenia un pH de 6,78 y acidez variable pero baja, entre 0,11-0,135 g% de acido láctico y por tanto su condición era de leche alcalina. Presentó un color ligeramente azulado, sin olor y sabor característico. Fue negativa a trazas en la prueba del California Mastitis Test(CMT).
Como causa fundamental del cuadro, se identificó el alto consumo de cebada fermentada que aportaba un alto nivel de carbohidratos fácilmente fermentables, unido a un bajo suministro de fibra y relativamente bajo consumo de materia seca, aunque el balance de proteína y energía de la ración, cubría teóricamente las necesidades. La disminución en el consumo de cebada e incremento del forraje verde picado, eliminó el problema dentro de los primeros 10 días de establecida la medida.

CUARTO CASO:
Alteraciones en el proceso de coagulación de la leche, proveniente de animales cruzados, en pastoreo rotacional.
Animales Siboney de Cuba (5/8 Holstein-3/8 Cebú), en pastoreo rotacional sobre pastos artificiales. No consumían caña de azúcar, melazas ni otro suplemento. No se midió la condición corporal pero visualmente no existía deterioro de la misma. Doble ordeño mecánico. Mediados del periodo de seca del año 1999. El balance cualitativo de los alimentos indicaba deficiencias en el consumo de materia seca y bajo suministro de proteínas.
Se observó alargamiento en el tiempo de coagulación de la leche destinada a la fabricación de queso, coagulo quebradizo y pérdidas de sólidos en el suero con bajos rendimientos. Se descartó baja concentración y potencia del cuajo, así como dificultades en el proceso. Los análisis de la leche demostraron una tendencia a acidez baja y ligeramente alto el pH, densidad baja con media de 1,0287, proteína baja para la raza con media de 3,05, relación caseína/proteína total baja con media de 71,3%. Se descarto presencia de mastitis subclínica.
El incremento en el consumo de materia seca en base a forraje picado de buena calidad e incremento en el suministro de alimentos concentrados a razón de 1 libra/vaca a partir del tercer litro producido, junto a la adición de una formulación conteniendo sustancias buferantes y reguladoras del rumen, eliminó el cuadro en un periodo de dos semanas.

QUINTO CASO:
Rechazo de la leche por la industria debido a baja densidad y sólidos.
Animales Holstein Friesian y Jersey con doble ordeño mecánico, situados en dos fincas de una misma granja lechera. Condición de manejo en semi-estabulación, asociado a una baja disponibilidad de pasto en los cuartones. Periodo de seca del año 2005. En el caso de las vacas Holstein mantenían una condición corporal mayor de 2 puntos, aunque la raza Jersey se considero como muy baja. Los animales recibían forraje picado en las naves de sombra y suplementos concentrados a razón de 1 libra a partir del tercer litro de leche producido.
Se inicia el rechazo de leche debido a la aparición de baja densidad (Menor a 1,029) y bajo contenido de grasa con énfasis en el Holstein. Los resultados de la análisis de acidez titulable indicaban una tendencia a la baja (0,12-0,14 g% de acido láctico) y positividad a la prueba del alcohol al 68% v/v en un 15% de las muestras analizadas. El análisis de la composición láctea indicó un bajo contenido de proteína bruta, grasa lactosa y sólidos no grasos. Existió un ligero nivel de mastitis subclínica entre trazas y una cruz para la prueba de CMT.
Las medidas de corrección fueron las siguientes: Eliminación algunas vacas con lactancias largas y secado de animales con baja producción láctea, mejora de la calidad y cantidad de forraje en los comederos, suministro de 100-150 gramos/vaca de tres formulaciones correctoras del SILA. La recuperación de los sólidos y de las características físico-químicas de la leche ocurrió entre los 14-21 días de aplicadas las medidas.

5. CRITERIOS PARA EL DIAGNOSTICO DE TRASTORNOS ASOCIADOS AL SÍNDROME DE LECHE ANORMAL
                 Tanto para el análisis de la composición láctea como para los estudios metabólicos existen múltiples pruebas y equipos automatizados. Los ensayos más simples y sistemáticos para investigar la calidad de la leche en los países menos desarrollados son la densidad, la acidez titulable y la prueba del alcohol. La prueba más sencilla para diagnosticar la mastitis subclínica o contenido de células somáticas es la conocida como California Mastitis Test.
              Un primer problema es que pocos laboratorios cuentan equipos automáticos infrarrojos como el tipo milko-scan y contadores electrónicos de células somáticas. Incluso no siempre se dispone de un espectrofotómetro y menos aun de un equipo, para determinar equilibrio ácido- base y de adsorción atómica para el análisis mineral. Por otra parte, la extracción de muestras de sangre es un problema para la manipulación de los animales y de la conservación, transportación y procesamiento de dicha muestra, siendo muy simple en el caso de la leche. Los cambios en la composición y propiedades físico-química de la leche, son a su vez una herramienta de gran utilidad para evaluar el estado metabólico y enfermedades de los rebaños (González, 2000, Eicher, 2004).
El esquema de estudio propuesto para el análisis del SILA puede ser un modelo para diferentes trastornos de salud y deficiencias nutricionales de la vaca lechera, tal como se discute en las secciones precedentes.
BATERIA DE PRUEBAS DE CAMPO DE 6 INDICADORES
  • Prueba del alcohol al 70-72% en placa de Petri o tubo de ensayo
  • Prueba de cocción en tubo de ensayo.
  • Acidez titulable en tubo de ensayo
  • Indicador de Ph con tira reactiva. Cambio de color a 6.75 o mayor
  • Densidad con lactodensímetro de quevenne con ajuste de temperatura
  • Prueba de Mastitis por California Mastitis Test o equivalente
INTERPRETACION
EXCLUYENTE:
  • Si CMT es positiva en dos cruces o más, se excluye por mastitis.
  • Si la densidad es menor de 1.0270, se excluye por adulteración por aguado
POSITIVO:
  • Si prueba del alcohol positiva y acidez menor a 0.13g%, es SILA positivo
  • Si prueba de cocción es positiva es SILA positivo, siempre que la acidez sea menor a 0,13%
  • Si Ph es alto y acidez titulable menor a 0.13g%, es SILA positivo
  • Si prueba del alcohol positiva y Ph positivo, es SILA positivo
DUDOSO:
  • Cuando solo una de las tres pruebas básicas (alcohol, acidez titulable, pH), es positiva
NEGATIVO:
  • Ninguna prueba positiva
           Para la interpretación de este sencillo sistema es conveniente descartar primero que no existe mastitis u otra condición fisiológica que incremente el número de células somáticas, ya que en tales condiciones la tendencia es que el ph sea alto, la acidez baja, y la prueba de alcohol positiva. Descartar que no exista adulteración por aguado por que disminuye la acidez y la densidad, aunque no afecta sensiblemente la prueba del alcohol ni la de ebullición o cocción. Considerar que si la prueba del alcohol es positiva, esta condición se relaciona con alta acidez titulable o alto contenido de sólidos en vacas recién ordeñadas. Pero si la acidez titulable es baja entonces la leche no es ácida y tiende a la alcalinidad. Si el ph es elevado y la acidez titulable es baja, tiene la misma interpretación. Una condición similar ocurre cuando la prueba del alcohol es positiva.

6. RESUMEN GENERAL
• El Síndrome de Leche Anormal se caracteriza por inestabilidad térmica de la leche, alteraciones en los sólidos, desequilibrio mineral, y perdida de la aptitud para el procesamiento industrial de la misma. Estas categorías de alteraciones se corresponden con indicadores de la composición y físico-químicos de la leche, que pueden establecerse a partir de la caracterización de la leche en cada país, e incluso regiones.
• Las causas de ocurrencia del SILA pueden ser diversas, pero en su mayor parte se asocia con fallos en al balance de alimentos de la vaca lechera de forma mantenida, cambios bruscos en la dieta, calidad y tipo de alimentos con énfasis en aquellos que aportan altos niveles de carbohidratos fácilmente fermentables y acidóticos, diferencias entre el potencial genético de un animal en función de cubrir sus necesidades en energía/proteína y también pudiera existir cierta predisposición genética, dada por predominancia de alelos AA y AB de la K-caseína, en los animales del rebaño.
• Las situaciones de estrés nutricional mantenido, pueden provocar alteraciones a nivel ruminal y del metabolismo general, que se expresan en los procesos de síntesis y secreción de los componentes lácteos a nivel de la glándula mamaria. Las limitaciones de compuestos energéticos como la glucosa y ATP, pudieran alterar las relaciones de control homeostático entre los componentes, la síntesis de lactosa y la integración de la micela de caseína.
• En el caso del trópico americano, el SILA puede estar asociado a la carencia de alimentos durante el periodo seco, potenciado en algunos casos por la tenencia de vacas de alto potencial genético, cuyas condiciones de manejo y alimentación no se corresponden con su demanda de nutrientes en cantidad y calidad.
• El Síndrome de Leche Anormal no debe ser interpretado como un simple hecho de inestabilidad térmica de las proteínas o positividad a la prueba del alcohol, ni tampoco vincularse en todos los casos con vacas con pobre condición corporal y desnutrida. Su ocurrencia se incrementa y es mas frecuente de lo que se reporta.
• La combinación de sencillas pruebas de campo de tipo cualitativas, como la acidez titulable, prueba del alcohol, prueba de cocción, pH en tiras, densidad y prueba de mastitis, permiten identificar si se pudiera tratar de un caso de SILA, o de otros problemas relacionados con la mastitis, la lactación e incluso la adulteración con agua u otras.
• La combinación de medidas de manejo de la alimentación y formulaciones correctoras del ambiente ruminal pueden corregir el cuadro en corto periodo de tiempo desde 7-21 días.


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lunes, 25 de agosto de 2014

Bienestar animal en bovinos lecheros

Autor/es:
Resumen
El bienestar de los animales de granja ha sido tema importante de investigación en los últimos años. El propósito principal de estas investigaciones es desarrollar métodos apropiados de evaluación, que permitan a los productores tomar medidas para el mejoramiento del bienestar, con el fin de aumentar la productividad de los animales. En esta revisión, se muestran las diferentes aproximaciones que existen para evaluar el bienestar de los animales: el funcionamiento biológico (salud, producción), la naturalidad de su vida (comportamiento normal, ambiente naturales) y el estado afectivo (dolor, sufrimiento). De esta forma, mientras más de las necesidades se cubran, mayor será el estatus de bienestar. Se mencionan también los esquemas de aseguramiento de calidad en las granjas, los cuales hacen distintos énfasis dependiendo de quienes los han desarrollado: industria, ganaderos o investigadores. Estos esquemas deben incluir estándares previamente acordados y estos estándares en bienestar animal deben ser evaluados a través de los recursos entregados, el manejo zootécnico de los animales, los registros de las actividades con los animales y el estado de bienestar desde la perspectiva del animal. Finalmente en base a las 5 libertades o necesidades definidas por la OIE, se presentan algunos ejemplos de cómo se altera el bienestar de las vacas lecheras cuando estas libertades no se cumplen en los sistemas productivos.

Palabras clave: aseguramiento de calidad, libertades, naturalidad, vacas lecheras.
Fraser (2004) señala que tres eventos han contribuido al establecimiento de estándares y el estudio científico del bienestar animal. Uno es la revolución en la agricultura de post guerra en los años 50', en los países industrializados, que llevó a la implementación de los sistemas intensivos. Un segundo hecho es el avance en las actitudes humanitarias hacia los animales, también en los años 50', sobre todo en los países europeos y de habla inglesa. Esta actitud viene de los años 1700, en que el trato humanitario de los animales es percibido como un asunto de preocupación moral. Finalmente, un tercer elemento es el escepticismo mostrado por los consumidores hacia la tecnología, industrialización y poderes corporativos, especialmente cuando estos se inmiscuyen en su vida diaria y los procesos de la naturaleza.
El bienestar animal, su concepto y evaluación han sido temas de investigación en los últimos años, con el objeto de desarrollar métodos para evaluarlo a nivel de granja, que permitan a los propietarios tomar medidas que lo mejoren, aumentando en forma indirecta la productividad de los animales (Arraño et al., 2007).
Mellor y Bayvel (2004) señalan que en los últimos 15-20 años el foco ha cambiado desde una ciencia animal basada en el incremento de la productividad a un foco en una productividad basada en el respeto al bienestar animal. Estos adelantos en el ámbito de la producción, salud y bienestar animal han estado asociados a cambios de la percepción de los animales por las personas, sobre todo en relación a sus necesidades, como ellos, los animales, son afectados positiva o negativamente por lo que se les hace y como deben ser tratados. De esta forma el éxito de la empresa lechera dependerá de la satisfacción de las necesidades básicas de los animales (Albright y Arave, 1997).
El término de “necesidad” es usado para referirse a una deficiencia en un animal, la cual puede ser remediada por la obtención del recurso en particular o respondiendo a un estímulo corporal o ambiental (Fraser y Broom, 1997). Los individuos pueden tener una variedad de necesidades, algunas de mayor urgencia y cada una es consecuencia de la biología del animal; en general se distinguen necesidades fisiológicas y de comportamiento (Fraser y Broom, 1997).
De esta forma tenemos distintas definiciones de bienestar animal, la más aceptada es la de Broom (2001) que señala que es “el estado de un individuo en sus intentos de mantenerse en equilibrio con su ambiente” o la de (Whay et al., 2003) “cualquier punto de la calidad de vida que pueda tener influencia en el estado físico o mental de un animal”. En ambos casos el bienestar no se refiere sólo al estado físico, sino que incluye el estado mental del animal. Al respecto, Von Keyserlingk et al. (2009) señalan que al evaluar el bienestar animal debemos considerar tres factores importantes, el funcionamiento biológico (salud), la naturalidad de su vida y su estado afectivo (estado mental), estos estados al sobreponerse constituyen el estado ideal de bienestar, ya que el logro de uno sólo no garantiza que se haya logrado un estado de bienestar.
El bienestar de un animal de granja depende de su habilidad para mantenerse sano y libre de sufrimiento. La responsabilidad del ganadero es asegurar a sus animales un adecuado bienestar proveyéndoles de unas prácticas zootécnicas adecuadas; la del consumidor es asignar un mayor valor intrínseco a los animales de granja aceptando que al hacerlo los productos que consumen tendrán a su vez un mayor valor comercial (Webster 2001). En este sentido se han desarrollado esquemas de aseguramiento de calidad con el objetivo de proveer al consumidor de la tranquilidad de que en la producción del alimento que éste consume se han respetado aquellas áreas que le preocupan, tales como seguridad alimentaria, manejo del ambiente y bienestar animal (Wood et al., 1998).

De acuerdo con Main et al. (2001) los estándares en bienestar animal que se incluyen es estos esquemas se pueden evaluar de acuerdo a los siguientes criterios. Recursos: la provisión de facilidades necesarias para asegurar adecuada alimentación, alojamiento y sujeción de los animales. Manejo: utilización de procedimientos zootécnicos correctos y competentes. Registros: evidencia escrita del uso de medicamentos, incidencia de enfermedades y lesiones. Estado de bienestar: evidencia de la condición física y mental de los animales tal como ellos la perciben. Los autores señalan que es importante reconocer que el fin de los sistemas de aseguramiento es asegurar que se cumpla con los estándares, por lo que es más fácil determinar la provisión de recursos que el resultado de esto, que es la evaluación del bienestar el cual es más subjetivo; sin embargo estado de bienestar es finalmente lo que interesa tanto al consumidor, como a los mismos animales.

El bienestar animal puede ser evaluado observando si los animales reciben una provisión de una dieta, manejo y alojamiento adecuados y a través de indicadores basados en el animal, tales como ausencia o presencia de enfermedad y su comportamiento (Johnsen et al., 1991). Así, para evaluar el bienestar se puede utilizar la observación directa o los registros de la granja sobre cualquier aspecto del factor bienestar como la severidad, duración o incidencia (Whay et al., 2003).

Sin embargo, el estudio del bienestar animal continúa siendo un tema complicado de abordar, principalmente debido a dos problemas que se relacionan a: i) como medir el bienestar animal y ii) como cuantificar las mediciones (Mench, 2000). Según Broom y Jhonson (1993), debe hacerse una diferenciación entre los cambios conductuales y los de tipo fisiológico, teniéndose en cuenta que el bienestar animal es una característica propia de cada individuo y es dependiente del tipo de observaciones y mediciones que se efectúen. Mench (2000) indica que el más importante y utilizado indicador del bienestar animal es la presencia o ausencia de algún grado de estrés, el cual según Grandin (1997), incluye a su vez cambios conductuales y fisiológicos.

Von Keyserlingk et al. (2009) en una revisión acerca del bienestar en vacas de lechería enfatizan la evaluación del bienestar basados en aspectos relacionados con enfermedades y prácticas de manejo que afectan la función biológica, el estado afectivo y la naturalidad de las vacas. Ellos indican que el bienestar puede ser evaluado basados en las 5 libertades o necesidades definidas por la Organización Mundial para la Salud Animal en el 2008, que indican que los animales deben estar saludables, confortables, bien nutridos seguros, libres de expresar su comportamiento natural y no sufrir de dolor, miedo o distrés.

Basándonos en esas cinco libertades daremos al- gunos ejemplos de cómo éstas se pueden ver afecta- das en los establecimientos lecheros provocando un estado de falta de bienestar para las vacas.


Libres de sed, hambre y malnutrición

En relación a este punto Gregory (2004) señala que los rumiantes por su producción de saliva generalmente no manifiestan los mismos signos de la sed que los monogástricos, lo cual no es un indicador de que no sufran de ésta. En un reciente trabajo realizado por Córdoba (2010) en 50 granjas lecheras del Sur de Chile se encontró que la disposición de los bebederos, su tamaño y la calidad del agua en cuanto a limpieza dejaba mucho que desear. Considerando que las vacas lecheras modernas producen en general más de 6000 litros por lactancia, el aporte de agua en cuanto a cantidad y calidad es un aspecto muy importante no sólo del punto de vista del bienestar de ellas, sino del punto de vista productivo. Por otra parte, una condición que puede producir deshidratación en terneros de lechería está relacionada con las diarreas neonatales, sobre todo, cuando se reduce el aporte de la dieta líquida, como parte del tratamiento.

El estado nutricional de la vaca lechera es fácil de determinar mediante la estimación de la condición corporal de la vaca (Edmonson et al., 1989). En la escala de 1 a 5 la vaca al parto no debería estar bajo una CC de 3 - 3,5; su disminución en los primeros 70 días de lactancia debido al balance energético negativo no debería ser mayor a 0.5, iniciando la recuperación de las reservas energéticas a los 80 - 90 días postparto (Contreras 1998; Veerkamp, 1998). Gregory (2004) señala que en NZ alrededor del 34% de las vacas lecheras que se envían a los mataderos están en una condición de emaciación, con menos de 5% de grasa corporal.



Libres del no confort

En los sistemas lecheros existen numerosas causas de no confort. Fallas de la infraestructura, aumento de las densidades de animales, malos caminos, falta de sombra en los potreros, exceso de moscas, exceso de gritos y ruidos. Fallas en los equipos de ordeña lo cual puede causar sobre- ordeño y daño en los pezones.

La limpieza del animal es un aspecto que debe ser considerado. Las vacas habitualmente son animales que mantienen su pelaje limpio, con excepción de los cascos que pueden ensuciarse al transitar por terrenos con barro. Un pelaje sucio indica que el animal es mantenido en condiciones precarias de higiene o la presencia de diarrea (Hughes, 2001). De acuerdo con Hughes (2001) y Whay et al. (2003) las personas desarrollan cierta tolerancia a la situación. Esto puede llevar a una exposición a patógenos ambientales, como E.coli y Streptoccoccus uberis que pueden provocar mastitis ambientales (Bradley y Green, 2000). La amputación del rabo en las vacas con el objeto de mejorar la higiene de la ubre es una mutilación que ya no es aceptada, por no tener una base científica que la sustente, además produce alteraciones en el comportamiento natural de la vaca al eliminar un apéndice que le permite espantar a los insectos.

En vacas a pastoreo el acceso a la sombra es importante, sobretodo en regiones tropicales y subtropicales, aunque también en países de climas más templados, como Chile o Nueva Zelanda, existen épocas del año (verano) en que las temperaturas pueden superar los 30 grados y las vacas necesitan acceso a lugares con sombra. Schutz et al. (2008) demostraron en un estudio de preferencia que vacas mantenidas por períodos largos de pie (12h), cuando se les ofreció la oportunidad de echarse o quedarse de pie a la sombra, prefirieron esto último, cuando las temperaturas eran superiores a 25 grados. Este estudio coincide con los hallazgos de Tucker et al. (2008) quienes encontraron que las vacas utilizan la sombra durante los momentos de mayor radiación durante el día y que prefieren permanecer de pie bajo ella. Los bovinos resisten mejor el frío que el calor, por lo que es necesario ofrecerles sombra y agua ad libitum, limpia y fresca. Cook et al. (2007) señalan que entre los signos de estrés calórico se puede observar, lengua afuera, aumento de la frecuencia respiratoria lo cual puede producir alcalosis metabólica, aumento del tiempo que permanecen de pie lo que aumenta la predisposición a cojeras, disminución del consumo y disminución del flujo sanguíneo a la glándula mamaria lo que va a resultar en una reducción de la producción de leche. Por otra parte la exposición directa a los rayos solares pueden producir aumento de la frecuencia de presentación de fotosensibilización con daño de la piel, dolor e incomodad para el animal.



Libres de dolor, heridas y enfermedades

La mantención de la salud del rebaño lechero es una de las actividades donde se han concentrado los mayores esfuerzos por parte de la profesión médico veterinaria. Esto ha través de programas de prevención de enfermedades mediante la vacunación del rebaño o medidas de control y erradicación de enfermedades. Sin embargo, aún existen diversas afecciones que afectan a la vaca lechera y que causan dolor y disconfort. Entre las más frecuentes se cuentan las cojeras y las mastitis.

Las afecciones podales determinan un fuerte estado de distrés, ya que el dolor esta siempre presente, el cual es el principal problema desde el punto de vista del bienestar del animal (Galindo y Broom, 2002; Green et al., 2010). Whay et al. (1997) y Whay et al. (1998) encontraron que las cojeras causadas por úlceras plantares y enfermedad de la línea blanca producen un estado de hiperalgesia, en el cual el umbral de dolor en vacas cojas disminuye con respecto a las vacas sanas, éste estado puede mantenerse hasta por 28 días post tratamiento. Estudios llevados a cabo por nuestro grupo de trabajo en la Universidad Austral de Chile, utilizando una metodología similar a la de Whay et al. (1997), encontraron diferencias significativas entre vacas sanas y aquellas que tienen grados clínicos de cojeras en relación al umbral de dolor (Tejeda, 2006).

Existen, además, algunos procedimientos que se utilizan de rutina en las granjas que producen dolor y que deberían ser realizados bajo anestesia local. Entre ellos destacan el descorne de los terneros y vacas, castraciones, remoción quirúrgica de los pezones supernumerarios, amputación del rabo en las vacas lecheras. Esta última práctica debería ser eliminada, ya que se probado que no produce ningún beneficio en cuanto a la limpieza de la ubre, recuento de células somáticas e infecciones intramamarias (Schreiner y Ruegg, 2002) y puede ser reemplazada por el recorte de los pelos de la punta del rabo. Por otra parte se ha demostrado que muchas vacas que han sido amputadas desarrollan neuromas, lo que produce un aumento de la sensibilidad de la zona amputada al calor y el frío, similar a la que sucede en los seres humanos a los cuales se les ha amputado un miembro (Eicher et al., 2006).

El descorne debería ser realizado antes del mes de edad utilizando pastas cáusticas, Von Keyserlingk et al. (2009) señala que la administración de xilacina previo al descorne con pasta elimina la necesidad de restricción de movimientos al aplicar la pasta y los terneros demuestran poco reacción al cáustico durante varias horas posterior a su aplicación. Cuando se realiza el descorne posterior a los dos meses de edad, se debería utilizar anestésicos y analgésicos de larga duración (Vasseur et al., 2010).

Lesiones en la grupa flancos y tarsos pueden ser demostraciones de problemas relacionados con fallas en la infraestructura, inyección de medicamentos o maltrato por parte del personal. Existen además lesiones causadas por ectoparásitos, tales como sarna, piojos etc. que pueden producir lesiones en la piel.

Libres de expresar su comportamiento natural

Los bovinos son animales que actúan en grupos y se forman lazos sociales entre individuos del mismo grupo, por tal razón el separar los terneros tempranamente de sus madres o mantenerlos en confinamiento individual produce un grado de estrés. Se ha demostrado que la crianza de los terneros en grupos los prepara mejor para enfrentar los desafíos de la vida en común cuando crezcan, por otra parte el alimentar a los terneros utilizando dispensadores automáticos que simulan los pezones de la vaca y aumentando la cantidad de consumo de litros durante las primeras semanas, permiten disminuir el estrés, aumentar la tasa de crecimiento, disminuir la succión cruzada de ombligo, orejas y morro y las vocalizaciones (de Pasille y Rushen, 2006). En este sentido la mantención de los terneros amarrados en forma individual, después de los dos meses de edad está prohibida en los países europeos.

En el caso de los animales adultos existen manejos que pueden interferir con las manifestaciones del comportamiento habitual de los animales. Por ejemplo, en vacas en sistemas confinados los pisos resbalosos pueden alterar las manifestaciones de estro de las mismas. Las vacas en sistemas de confinamiento tienden a estar más tiempo en decúbito, ya que no deben caminar para obtener su alimento; sin embargo, si los cubículos no son los adecuados estos pueden producir alteraciones del comportamiento de la vaca y podemos encontrar animales acostados en los pasillos o realizando perching. Vacas que están en confinamiento y amarradas, pueden ver disminuidas sus posibilidades de interactuar con las otras vacas.

En aquellos casos en que se estabulan animalesde distintas edades en espacios reducidos esprobable que las vacas más jóvenes sean agredidaspor las más dominantes y vean restringido su accesoa la alimentación, el agua o los dormideros.


Libres de miedo y distrés

De acuerdo con Broom (1991) el miedo puede ser producido por el riesgo de un ataque de un predador o por el riesgo de daños producidos por otro animal de la misma especie. El miedo puede ser consecuencia de manejos desconocidos para el animal, como el transporte, manipulaciones en la granja y su respuesta puede traducirse en inmovilizaciones, vocalizaciones, intentos de escape o ataque, aumento de la frecuencia cardiaca.

Las vacas tienen una zona de fuga (flight zone), espacio que ellas consideran como propio por lo que cuando un extraño u otro animal entran en ella hace que ésta se aleje. La vaca lechera, por su función, está en directo contacto con el ser humano desde su nacimiento hasta que comienza su época productiva por lo que su zona de fuga es muy pequeña. De acuerdo con Grandin (2000) esta zona está determinada por la docilidad y rusticidad del animal y es afectada por experiencias estresantes previas. Las vacas que son manejadas en forma tranquila permiten que una persona se acerque y en muchos casos puedan tocarlas. Vacas en sistemas de estabulación tienen zonas de fuga menores que aquellas que están manejadas a campo. Se considera que zonas de fugas menores a 1 metro reflejan ausencia de temor frente a la presencia de los seres humanos y zonas de fugas superiores 2 m indicarían lo contrario.

Rushen et al. (1999) describieron que las vacas tienen la habilidad de reconocer al operario que las maltrata y esto disminuye su producción de leche. Esto ha sido corroborado por trabajos realizados por Hemsworth et al. (2002) que demostraron como la producción de leche, proteínas y grasa de las vacas se incrementó posterior a un estudio de intervención donde se mejoraron las actitudes y el trato del personal hacia los animales.

Moberg (2000) define el estrés como la respuesta biológica que se presenta cuando un individuo percibe alguna amenaza a su homeostasis. Según Selye (1973) citado por Caballero y Sumano (1993), los agentes inductores de estrés son detonadores de respuestas orgánicas capaces de desequilibrar los mecanismos reguladores de la homeostasis. En respuesta a los agentes desencadenantes de estrés aparece el Síndrome General de Adaptación (SGA) con sus tres fases i) respuesta inmediata, mediada por el sistema simpático, ii) resistencia, frente a estímulos crónicos, con participación del eje hipotálamo hipófisis y corteza adrenal y iii) reacción de agotamiento cuando el estímulo crónico sobrepasa los niveles de resistencia y puede terminar con la muerte del individuo. Sin embargo, Bohus (1987) indica que las tres fases que se presentan en el SGA de Selye no representan fielmente la realidad en los animales, ya que, estos presentan reacciones diferentes a los humanos en cuanto a la percepción de ambiente, estrés y adaptación.

Cuando la respuesta del animal al o los factores estresantes pone en riesgo su bienestar, éste pasa a una etapa de distrés (Moberg, 2000). De acuerdo con Mellor et al. (2000) un animal entra en un estado de distrés cuando es expuesto a experiencias dañinas que producen respuestas fisiológicas, independientemente de si el estímulo es emocional (miedo); físico (ejercicio intenso) o ambos (dolor). Los estados de distrés, son estados que siempre se consideran patológicos, a diferencia del stress que a pesar de producir cambios fisiológicos, estos pueden ser positivos desde el punto de vista de actuar como una reacción de defensa del animal frente a un estímulo que el considera nocivo.

Los estados de estrés o diestrés pueden ser medidos a través de variables sanguíneas sean estas hormonas o metabolitos. La ventaja de estas mediciones es que producen resultados cuantificables y posibles de comparar. El estrés induce varias respuestas hormonales adaptativas, entre las más destacadas están la secreción de catecolaminas en la médula adrenal, corticoesteroides en la corteza adrenal y ACTH en la hipófisis anterior. Existe un gran número de interacciones en la liberación de estas hormonas. Así, los glucocorticoides regulan la biosíntesis de catecolaminas en la médula adrenal y las catecolaminas estimulan la liberación de ACTH en la hipófisis anterior. Además, existen otras hormonas como el factor liberador de la corticotrofina, el péptido vasoactivo intestinal y la vasopresina arginina estimulan la liberación de ACTH, mientras que la somatostatina la inhibe. En conjunto, estos agentes determinan una compleja respuesta fisiológica a los distintos factores inductores de estrés (Axelrod y Reisine, 1984).

Entre los indicadores sanguíneos de estrés más comúnmente utilizados tenemos las concentraciones de adrenalina, noradrenalina, Factor Liberador de Corticotropina, cortisol, prolactina, metabolitos como glucosa, ácidos grasos libres, b-hidroxibutirato, CK, leucocitos, y variables fisiológicas como temperatura corporal, frecuencia cardiaca, respiratoria, hematocrito y relación neutrofilos/linfocitos. Estas variables han sido utilizadas frecuentemente para medir estrés por transporte o por manejo en la especie bovina y ovina (Crookshank et al., 1979; Mitchell et al., 1988, Warris et al., 1995, Tadich et al., 2000). Recientemente se ha comenzado a utilizar la medición de haptoglobina, una proteína de fase aguda, unida al grupo hemo, como un indicador de la presencia de enfermedades en el ganado bovino y estrés en cerdos. Estudios efectuados por Horadagoda et al. (1999); Humblet et al (2002) demuestran que en bovinos enfermos la haptoglobina es un indicador más preciso y precoz que las células de la línea blanca; por otra parte Saco et al. (2002), en estudios realizados en cerdos encontraron que esta proteína es un mejor indicador de estrés que en el cortisol, no presentando variaciones circadianas. Nuestros estudios al respecto han encontrado resultados que indican que la haptoglobina aumenta significativamente a medida que aumenta el grado de cojera en vacas lecheras (Tejeda 2006). Estos resultados alienta el uso de esta proteína como un adecuado indicador de la inflamación producida por las cojeras.

A pesar que las medidas de protección aplicadas para mejorar el bienestar de los animales de granja son muchas veces consideradas como opuestas a una producción de bajo costo. Esto no siempre es así existen muchas medidas en que el BA se puede lograr a costos más bajos (Wyss et al., 2004) o como consecuencia de su mejoría se aumenta la producción.

Por lo expuesto anteriormente se recomienda capacitar a los médicos veterinarios para que puedan aplicar protocolos simples de evaluación del bienestar de las vacas lecheras y proponer medidas prácticas para mejorar las deficiencias encontradas. Entre ellas la educación y capacitación del personal de las granjas que trabaja diariamente con los animales, la infraestructura, y las medidas de manejo aplicadas a los animales.



Agradecimientos

El autor expresa sus agradecimientos por la financiación de este manuscrito mediante el Proyecto FONDECYT 1090373.

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Publicado Originalmente en Revista Colombiana de Ciencias Pecuarias, Vol 24, No 3