martes, 28 de octubre de 2014

CAUSAS FRECUENTES DE ABORTO BOVINO







RESUMEN

El aborto bovino es un factor limitante del desarrollo ganadero en todos los países del mundo. El aborto puede presentarse en forma esporádica o endémica o en forma de brote y pueden ser de origen infeccioso y no infeccioso por lo que establecer el agente causal es difícil. Los agentes infecciosos con o sin tropismo por las membranas fetales y/o fetos son la Brucella, Leptospira, diarrea viral bovina, Aspergillus sp., Neospora caninum, etc., y pueden ocasionar en el embrión o feto un conjunto de fetopatías dependiendo del periodo de la gestación y de la virulencia del agente infeccioso. Estudios realizados en bovinos lecheros de crianza intensiva de la cuenca de Lima y en otras áreas ganaderas como la campiña de Cajamarca, Arequipa y algunos valles interandinos como el Mantaro indican que un alto porcentaje de los casos de abortos ocurridos son debidos al virus de la diarrea viral bovina y a la N. caninum. Falta mucho por aprender a cerca de la problemática del aborto bovino en el país pero poco podrá hacerse sin el decidido apoyo de los ganaderos.

Palabras claves: Bovino, aborto, Diarrea viral bovina, Neospora caninum.


El aborto es definido como la pérdida del producto de la concepción a partir del periodo fetal (aprox. 42 días) hasta antes de los 260 días en caso del bovino. La pérdida antes de los 42 días post concepción es denominado pérdida embrionaria. Mayormente las fallas ocurren en la etapa embrionaria ya que es el periodo más crítico del desarrollo fetal. En general el feto es más resistente a los agentes teratógenos pero, es también susceptible a los agentes infecciosos sobre todo en el primer y segundo tercio de su desarrollo.

Los agentes infecciosos pueden afectar al embrión o feto en cualquier etapa de su desarrollo ocasionando la muerte (con o sin expulsión), malformaciones congénitas, nacidos muertos, nacimiento de crías débiles o nacimiento de crías persistentemente infectadas. A medida que desarrolla el sistema inmune (>120-125 días en bovinos, 60-85 días en ovinos y caprinos, 50-70 días en porcinos) (McGowan y Kirkland, 1995) el feto es capaz de responder a la infección mediante procesos inflamatorios y activando el sistema inmune humoral y celular.

En el Cuadro 1 se expresan las principales causas del aborto bovino. El cuadro muestra que la mayoría de las causas son de tipo no infeccioso siendo su identificación más difícil porque muchas veces la causa no es detectable en la muestra colectada (causas tóxicas o genéticas), no se cuenta con la herramienta diagnóstica o con la muestra adecuada. En el Perú falta mucho por conocer sobre los factores no infecciosos e infecciosos que intervienen en las pérdidas embrionarias y fetales. Sin embargo, estudios recientes indican que algunos agentes infecciosos como la diarrea viral bovina (DVB) y la Neospora caninum son los agentes de mayor relevancia en la presentación del aborto en el ganado lechero del valle de Lima y posiblemente en otras áreas como Arequipa y Cajamarca. En general los agentes infecciosos mas comúnmente involucrados directa o indirectamente con el aborto bovino son de tipo bacteriano, viral, parasitario y micótico.
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Uno de los problemas más frecuentes en el intento de determinar las causas de los abortos es la omisión de las muestras por parte del ganadero. En un período de 10 años se recibió sólo 126 fetos abortados. En el 56.8% (71/126) de estos fetos no fue posible identificar la causa del aborto mientras que en el 43.6% (55/126) fue posible su identificación. En el Cuadro 2, se presenta los resultados y en donde puede observarse que el 49 y 40 % de los fetos estudiados resultaron positivos a antígeno del virus de la diarrea viral bovina (VDVB) y N. caninum, respectivamente, sugiriendo que estos dos agentes constituyen las principales causas de abortos y pérdidas embrionarias en el ganado lechero del valle de Lima.

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El VDVB es uno de los patógenos ampliamente difundidos en la población bovina del mundo constituyendo una de las causas más importantes de las fallas reproductivas como lo sugiere el 49% (27/55) de fetos positivos a antígeno viral. La infección de un bovino inmunocompetente con el VDVB en el 70 a 90% de los casos resulta en una infección subclínica con una ligera fiebre y leucopenia seguido por el desarrollo de anticuerpos neutralizantes y recuperación del animal. Algunas veces los animales infectados pueden manifestar ligera depresión, fiebre y leucopenia con descarga óculo-nasal y ocasionalmente presentar erociones en la cavidad bucal; en estos casos se dice que la infección es aguda y ocurre en animales seronegativos e inmunocompetentes entre 6 a 2 años.

El efecto del virus sobre el producto de la concepción depende del biotipo del virus infectante y del período de la gestación de la vaca pudiendo ocurrir lo siguiente: muerte y reabsorción embrionaria si la infección ocurre desde la concepción hasta los 42 días y la infección entre los 50 a 100 días puede producir muerte y aborto con expulsión o momificación. La infección del feto entre los 100 y 150 días puede ocasionar malformaciones congénitas (ya que en esta etapa esta finalizando la organogénesis del sistema nervioso), nacimiento de terneros débiles, terneros persistentemente infectados (PI) y terneros normales (Bezek, 1995; Houe, 1999). Los terneros PI surgen de la infección del feto con el VDVB biotipo NCP en algún momento antes de los 125 días de edad cuando el feto todavía es inmunocompetente.

El ternero PI es portador del virus mientras vive e incapaz de montar una adecuada respuesta inmune contra el virus presente en su organismo. Estos animales son los reservorios y los principales diseminadores del virus en el hato y pueden desarrollar la enfermedad de las mucosas de curso fatal (Brownlie et al., 1998).

La neosporosis es una enfermedad de distribución mundial que afecta a varias especies de rumiantes, perros y caballos. Es una de las principales causas del aborto en el ganado lechero en los Estados Unidos (California), Nueva Zelanda, Holanda, Reino Unido, etc.

Además del aborto pueden nacer terneros con graves lesiones cerebrales o terneros de apariencia normal pero infectados congénitamente. El agente causal es el parásito N. caninum, reportado en 1984 en perros con miositis y encefalomielitis pero descrito como N. caninum desde 1988 (McAllister, 1999).

Los perros se infectan al alimentarse con tejidos como placenta o fetos abortados conteniendo quistes del parásito. El perro es el hospedero definitivo y excreta los quistes en sus heces que pueden contaminar el agua y alimentos de las vacas. Las vacas entonces se infectan por vía digestiva al ingerir alimento contaminado con quistes. La vaca infectada no muestra signos clínicos, excepto, la pérdida del feto. El aborto puede ocurrir desde los tres meses hasta el final de la gestación pero en los casos que reportamos los fetos fueron abortados mayormente entre 5 a 6 meses de edad. Según la historia de los casos recibidos, aproximadamente un 10% de las vacas tuvieron abortos consecutivos como lo reporta Dubey (1999).

Aún no se conoce bien la epidemiología de la neosporosis en el Perú; probablemente la infección fue introducida a través de bovinos y/o cánidos importados de países con alta prevalencia de la enfermedad. La primera evidencia serológica de N. caninum fue obtenido en bovinos lecheros de un área de Arequipa (Andresen, 1999); posteriormente el parásito fue diagnosticado en vacas que abortaron y en sus fetos en el valle de Lima (Rivera et al., 2000), y recientemente esta siendo diagnosticado en otras áreas ganaderas del país. Figura 1

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La brucelosis es una enfermedad infecciosa de gran impacto económico que afecta a los animales y al hombre. Es producida por bacterias del género Brucella que comprende varias especies como: B. abortus, B. melitensis, B. suis, B. canis, B. ovis que afectan al bovino, caprino, porcino, caninos y ovinos respectivamente. Datos recientes indican que la prevalencia de la brucelosis no es mayor al 1% en bovinos lecheros de crianza intensiva y semi-intensiva; sin embargo, existen casos esporádicos de abortos por Brucella en pequeños criadores no organizados y que constituyen una permanente amenaza para el resto de ganaderos. La bacteria invade el organismo y son fagocitadas por los macrófagos y distribuida a los órganos linfoides donde pueden persistir. Si la vaca está preñada, la bacteria invade la placenta produciendo una severa placentitis e invasión fetal ocasionando el aborto mayormente después del quinto mes de la gestación. Una consecuencia del aborto es la retención de la placenta con la subsiguiente metritis e infertilidad (Bercovich, 1998).

La leptospirosis es una zoonosis económicamente importante por ser causa de abortos, terneros nacidos muertos y pérdida en la producción de leche. La enfermedad es de distribución mundial y es causada por la bacteria Leptospira. Actualmente la Leptospira ha sido reclasificada en 7 especies de Leptospiras patógenas con aproximadamente 200 serovares en base a la diferencia de sus antígenos de superficie. Los signos clínicos dependen del serovar involucrado y de la susceptibilidad del animal. En la leptospirosis se describen dos tipos de hospedadores: los que mantienen a la bacteria en el medio ambiente que son los reservorios y que a menudo son especies silvestres en donde la infección es de tipo subclínica, y los hospedadores incidentales en los cuales la bacteria causa infección que varía desde subclínica hasta aguda. En ambos tipos la bacteria puede ocasionar el aborto, nacidos muertos o nacimientos de terneros débiles. Varios serovares de Leptospira pueden infectar al bovino aunque el serovar Hardjo y Pomona son ampliamente descritos como los serovares más endémicos (Bolín, 1998). La prevalencia de uno u otro serovar de la Leptospira puede variar según la zona geográfica, la especie animal presente y la situación socioeconómica.

La rinotraqueítis infecciosa bovina (IBR) es causada por un virus herpes y está presente a nivel nacional ocasionando mayormente el complejo respiratorio bovino y ocasionalmente el aborto. Lengua azul, un arbovirus endémico en el trópico puede infectar al bovino, pero raras veces ocasiona el aborto. El virus Akabane y otros arbovirus exóticos, pueden también ocasionar fallas reproductivas por lo que debemos mantenernos alertas, sobre todo ante los cambios climáticos o colonización de áreas con un propio nicho ecológico.

La bacteria Campylobacter sp., y el parásito Tritrichomonas foetus han sido o están siendo eliminados con el uso de la inseminación artificial aunque es posible que persista en algunos lugares del país. Abortos por Listeria monocitogenes, Salmonella sp. u otras bacterias no abortogénicas pueden ocurrir en forma esporádica y el diagnóstico está basado en el aislamiento en forma pura de la bacteria y en los datos epidemiológicos sobre el caso (Kirkbride, 1990). 
El diagnóstico del aborto depende de varios aspectos fundamentales: disponibilidad de una buena historia clínica y una adecuada colección, conservación y envío de la muestra al laboratorio, además de una buena capacidad diagnóstica. Si esto se cumple, alrededor del 45% de los casos de abortos pueden ser diagnosticados adecuadamente. Las muestras a remitirse al laboratorio son suero de la madre, placenta y feto abortado, muestras de suero de unas 5 vacas más del hato obtenidas al azar, y muestras de alimento en caso de haberse empleado ingredientes mal conservados.

Debido a la etiología multifactorial del aborto es necesario hacer un examen sistemático del material recibido en el laboratorio que involucra la observación macroscópica del feto y placenta antes de hacer la necropsia en busca de malformaciones congénitas, presencia de placas de hongos, traumatismo, etc. Usualmente no se observan lesiones macroscópicas en los tejidos fetales aunque la mayoría presentan abundante fluido en las cavidades toráxica y abdominal y dentro de la cápsula renal. Esporádicamente puede observarse problemas en el corazón, presencia de quistes en el hígado, etc., que sugieren lesiones de naturaleza congénita. En la placenta se debe observar las carúnculas y los espacios entre carúnculas y anotar todo lo que se observa. Luego de una minuciosa observación se procede a colectar muestras de tejidos por triplicado para el estudio bacteriológico, virológico e histopatológico, así como, muestras de fluido toráxico de fetos mayores a 4 meses. Las muestras de suero de las vacas y el fluido fetal deben ser utilizadas en el análisis serológico.

La interpretación de los resultados del análisis tanto en los tejidos como de las muestras de suero deben realizarse con amplio criterio teniendo en cuenta la historia clínica del animal, del hato, medio ambiente, etc. En caso de bacterias tienen importancia el aislamiento puro de un determinado agente, de lo contrario, puede tratarse de contaminaciones post aborto. Los resultados serológicos en casos de abortos debe analizarse con sumo cuidado pues dependerá de la prevalencia de la infección en una determinada área y la permanencia de los anticuerpos en el animal. Sin embargo en caso del aborto por Leptospira la presencia de anticuerpos en fluidos del feto es de utilidad diagnóstica (Kirkbride, 1990). 
Sin duda la leptospirosis es endémica en ciertas zonas y puede ser causante de abortos esporádicos o en forma de brotes; sin embargo, la epidemiología de leptospirosis es compleja y se sabe muy poco de su asociación con la presentación del aborto en el ganado.

Estudios que están siendo llevados a cabo en la Facultad de Medicina Veterinaria de la UNMSM y otras instituciones del país, indican que la DVB tiene una prevalencia promedio de 50 a 80% en el ganado lechero aunque varía de hato a hato. Es difícil que pueda implementarse un programa nacional de control de DVB pero es fundamental iniciar un programa voluntario en el hato basado en el uso de toros o semen libres del VDVB, identificación y eliminación de los animales PI, inmunización con vacunas inactivadas, regulación del ingreso de animales al hato sobre su estado sanitario, y medidas sanitarias para minimizar las transmisiones horizontales de la infección (Lindberg y Alenius, 1999). En relación a la neosporosis es conveniente hacer un programa para cada hato que tenga como objetivo controlar la infección congénita ya que ha sido demostrado que la infección congénita es el principal modo de transmisión de N. caninum; y controlar la infección postnatal con un conjunto de medidas sanitarias que pueden ser efectuados. 
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1Facultad de Medicina Veterinaria, Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima, Perú. E.mail: hriverag@vet.unmsm.edu.pe  

lunes, 27 de octubre de 2014

Los cuatro secretos para disfrutar de tu trabajo

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Texto dedicado para los que trabajan con la esperanza de que las cosas mejorarán

            Este libro no es un programa deja-ya-de-lloriquear impuesto sobre ti por algún otro. Se trata de que tú hagas lo que puedas por mejorar tu vida laboral. Imagina por un momento que esperas con ansia  la mapana del lunes. Imagina el trabajao como algo divertido, atractivo, y más sentido como un pasatiempo que como... bueno, ¡como trabajo! imagínate pensando "no puedo creer que me paguen por esto".
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            Así que comienza ahora...

          Sobre los autores:
Edward G. Muzio presidente y director ejecutivo de Group Harmonies y liderea la aplicación de modelos analíticos a la mejora de la eficacia en grupos.
Deborah J. Fisher, PhD su carrera es orientada a la productividad de grupos  y motivación humana.
Ery Thomas  Ingeniero de proyectos. Ha dedicado mas de 30,000 horas en ayudar a profesionales y jovenes a alcanzar todo su potencial en el trabajo y en la vida.

nota: todos los creditos corresponden a sus autores.

enlace de descarga aquí


viernes, 17 de octubre de 2014

Instalaciones óptimas para ganado lechero

autor: 

Madrid, España
Doctor Ingeniero Agrónomo
Resumen

El ganado lechero en régimen intensivo pasa la mayor parte del tiempo bajo techo, por lo que el diseño del alojamiento puede afectar considerablemente a su salud y a su comportamiento.
 La mayor parte de la investigación en cow confort se ha centrado en el diseño de los cubículos, pero en este tipo de instalaciones la superficie del suelo fuera de las zonas de descanso (pasillos, caminos, salas de espera) tiene también una gran importancia. La superficie de hormigón con que se recubre habitualmente el suelo de las naves se ha asociado con una mayor incidencia de cojeras y de problemas podales.
Debido a ello, desde hace algunos años se vienen proponiendo y comercializando otras alternativas al hormigón, aunque éste tenga que constituir la base del suelo. Nos referimos a los suelos de goma o de caucho, cuyos materiales, diseños y características han ido evolucionando durante estos aos, hasta convertirse hoy día en una alternativa a tener en cuenta.

1. Introducción
La producción lechera actual se ha decantado por la utilización de vacas de alto potencial genético y, por ello, de muy alta producción de leche. Ello exige ´satisfacer unos altos requerimientos nutricionales, sanitarios y de manejo para que puedan expresar todo su potencial productivo.
Paralelamente, el incremento del precio de las materias primas alimenticias junto con el fluctuante precio de la leche (ninguno de ellos controlable por el ganadero) hace que el beneficio por litro de leche sea cada vez más bajo y que la principal manera de rentabilizar la explotación sea produciendo grandes volúmenes de leche. Por ello y para ello se requieren granjas de un tamaño cada vez mayor, con mayor número de vacas y de alta producción.
Con la expansión de los rebaños y la escasez y carestía de la mano de obra se ha ido abandonando los sistemas basados en el aprovechamiento directo del pasto y confinando a las vacas en instalaciones cubiertas y con una menor disponibilidad de espacio. Estas instalaciones, si están bien diseñadas, ofrecen considerables ventajas como la de proporcionar protección ante las inclemencias meteorológicas, la posibilidad de refrigerarlas en épocas de calor, mayor facilidad para acceder al alimento sólido y al agua y un lugar confortable donde tumbarse y descansar.
En el lado de los inconvenientes, las vacas se ven obligadas a permanecer de pie y a caminar sobre una superficie dura, habiéndose generalizado el uso del hormigón por ser resistente, duradero, económico y de fácil instalación. Sin embargo, no proporciona el confort y seguridad que las vacas requieren. Si tenemos en cuenta que las vacas pueden permanecer de pie entre 10 y 12 horas diarias (o más si el lugar de reposo no les resulta cómodo), es lógico que las cojeras y los problemas de pezuñas supongan una de las principales causas por la que las vacas son eliminadas de un rebaño o que los resbalones sean una frecuente causa de accidentes y lesiones en estos animales. Un estudio publicado en 1996 en Estados Unidos por el Sistema Nacional de Monitorización de la Salud Animal indicaba que el 15% de las vacas lecheras eliminadas en ese país lo eran por un efecto directo de las cojeras. Esta cifra puede parecer razonable hasta que se consideran los efectos indirectos de las cojeras sobre la producción y la reproducción, cifrados en un 49,1% adicional de las vacas eliminadas en los rebaños norteamericanos. Aunque los datos son de casi 20 años atrás, es indudable que el impacto de las cojeras sobre la tasa de eliminación de las vacas no ha mejorado mucho desde entonces.
Parece recomendable, por tanto, conseguir una superficie con tracción y antideslizante, que favorezca la movilidad de las vacas dentro del establo que les invite a ir a comer con confianza y seguridad. Si la vaca no se siente segura y cómoda, no se moverá, lo que supone un comportamiento anormal. Este fenómeno es aún más acusado en las vacas que tienen problemas podales.
Finalmente, destaquemos que muchas granjas alivian sus problemas de cojeras permitiendo a las vacas salir a corrales exteriores de tierra o hierba en las épocas en que estos corrales permanecen secos (Figura 1). Obviamente, esta alternativa sólo es posible si se dispone de estas zonas exteriores.

Figura 1. En parques exteriores de tierra, las vacas alivian sus problemas de cojeras


2. Suelos y cojeras
El casco de las pezuñas de las vacas está en un continuo proceso de regeneración y, en condiciones normales, el crecimiento y desgaste del mismo se producen a un ritmo similar. Sin embrago, cuando las vacas son alojadas sobre suelos de hormigón cambia la forma de los cascos. El crecimiento se acelera por la carga soportada sobre una superficie dura y la abrasión de esta superficie induce un mayor desgaste, lo que conduce a malformaciones en las pezuñas, más propensas entonces a lesiones mecánicas y penetración de agentes infecciosos. Más aún, la carga total y presiones ejercidas sobre las pezuñas cuando las vacas caminan es el doble que cuando permanecen quietas.
Cando la vaca permanece sobre un suelo duro, hay una mayor transferencia de peso en las pezuñas posteriores externas, que son ligeramente más grandes que las internas. La irritación provocada por esta sobrecarga hace que se produzca aún más casco, lo que origina que la mayor parte de las cojeras se desarrollen sobre estas pezuñas (Figura 2).
El hormigón, dependiendo de su formulación y, sobre todo, de cómo se ha “rematado” tras su vertido en el suelo, es capaz de crear una superficie muy abrasiva para las pezuñas de las vacas. El hormigón nuevo es más abrasivo que el viejo, y si está húmedo es un 83% más abrasivo que cuando está seco (McDaniel, 1983). En suelos abrasivos, la pezuña se desgasta más de lo que es capaz de regenerarse durante los 2 primeros meses del hormigón.

Figura 2. La pezuña externa es más grande que la interna


Cuando el suelo está húmedo, el daño es doble, pues a la abrasión y desgaste de la pezuña se le une el reblandecimiento de la misma y aumento consiguiente de su desgaste. El estuche córneo de la pezuña es una estructura muy higroscópica, de modo que la humedad impregna la queratina del casco y la reblandece, disminuyendo su resistencia y aumentando el riesgo de lesiones.
Otro motivo importante para un desgaste acelerado de los cascos es un manejo deficiente de los animales por efecto de la aglomeración de animales e intranquilidad de éstos que provoca giros bruscos de las pezuñas sobre el suelo y mayor abrasión. Por esta razón, el diseño adecuado de las instalaciones debe facilitar el movimiento de las vacas y evitar que estas experimenten fuerzas de rotación excesivas en sus pezuñas (Figura 3).

Figura 3. Deben evitarse los giros bruscos


De igual forma, la incidencia de dermatitis digital papilomatosa es, según algunos estudios, sustancialmente más alta en granjas donde las vacas se desplazan sobre suelo de hormigón respecto a las que tienen suelo de tierra o a las que disponen de praderas para pastar. Probablemente ello se deba a la mayor probabilidad que tienen los microorganismos causantes del problema de entrar en las pezuñas dañadas por la mayor abrasión del hormigón.
Además del problema de las cojeras per se, éstas tienen efectos negativos diversos:
  • Reducen la producción de leche, debido principalmente a la reducción en el consumo de alimento, causada tanto por el dolor como por la menor movilidad del animal.
  • Reducen la fertilidad, debido en parte a la pérdida de condición corporal de la vaca. Aumentan el riesgo de que el animal desarrolle quistes ováricos y disminuyen las manifestaciones de celo por su menor movilidad.
  • Aumentan el riesgo de mamitis ambientales.
  • La menor movilidad de la vaca disminuye las manifestaciones de celo (monta) aumentando la incidencia de celos silenciosos
  • El tiempo de descanso puede disminuir por el dolor que experimenta al levantarse y al tumbarse por lo que permanecen más tiempo de pie, agravando aún más el problema.
Todo ello da lugar a una disminución de la vida útil de la vaca, aumentando la tasa de reposición del rebaño, con el consiguiente perjuicio económico.
Un estudio realizado en el Reino Unido (Green y col., 2002) estimaba que las cojeras reducían la producción una media de 360 kg por lactación normalizada a 305 días. Esta disminución de la producción podía comenzar hasta 4 meses antes de que el ganadero percibiese la cojera de la vaca y continuar hasta 5 meses después de iniciado el tratamiento curativo. Ciertos tipos de cojeras pueden provocar un descenso aún mayor de la producción, de hasta un 10%.
Además del impacto económico, las lesiones, heridas y patologías podales suelen ser muy dolorosas (por eso cojea). Cojear, reducir la longitud del paso, andar envarado y rígido, arqueo del lomo al andar, descansar la pata afectada y pasar más tiempo tumbada son algunas de las conductas de la vaca para aliviar el dolor, por lo que las cojeras consituyen un serio problema de bienestar animal, cuestión sobre la que la sociedad actual ejerce una presión cada vez mayor.
Una vaca coja es menos competitiva y desciende posiciones en el orden jerárquico, se vuelve más temerosa y tiene tres veces más posibilidades de ser eliminada que las vacas sanas. También tiene más dificultades para tumbarse y levantarse, con un mayor riesgo de traumatismos en los pezones y mamitis asociadas.
2.1. Cojeras y comportamiento
La cojera cambia el normal comportamiento y desplazamiento de las vacas. Las vacas cojas manifiestan posturas alteradas mientras caminan o mientras permanecen de pie, lo que parecen ser síntomas claros de malestar. Las vacas cojas entran a la sala de ordeño más tarde, permanecen tumbadas más tiempo y pastan (en su caso) durante menos tiempo que las vacas sanas. También influye negativamente sobre su conducta en el comedero y en el rango jerárquico dentro del grupo.
El modo en que se desplazan los animales y su conducta suelen ser los mejores indicadores de la calidad del suelo. En condiciones normales, la vaca coloca la pezuña trasera en las proximidades de la “huella” dejada por la pezuña delantera del mismo lado. La longitud media del paso es de 80 cm. Cuando la superficie del suelo pierde adherencia o las pezuñas están dañadas, la vaca tiende a reducir la amplitud del paso y a caminar más lentamente y con la cabeza más baja. Si la cojera es evidente, arqueará el lomo al andar y se parará más a menudo, cargando el peso sobre las patas sanas. Existen diversas escalas de valoración (de 1 a 5 ó de 1 a 4) del grado de severidad de las cojeras, que evalúan, fundamentalmente, el arqueamiento del lomo y la longitud del paso. Recomendamos consultar la información de la página web: http://www.zinpro.com/lameness/dairy/locomotion-scoring.
Hay otras escalas más sencillas. La escala del Programa Europeo de Control de Cojeras en ganado vacuno (dentro del Welfare Quality Project) determina sólo 3 niveles:
0: Vaca sana
1: vaca con cojera leve
2: vaca con cojera severa
La interesante documentación de este Programa de Control de Cojeras puede consultarse en http://www.cattle-lameness.eu.
Para evaluar el modo de andar de las vacas y determinar si puede haber un principio de cojera, se requiere un pasillo de unos 10 m de longitud, no muy ancho para evitar que la vaca se desplace lateralmente y sin nada que distraiga su atención y le incite a detenerse, lo que suele conseguirse por la presencia de una persona andando tras ella. Un momento adecuado puede ser cuando las vacas vuelven del ordeño. También se requiere distribuir en el suelo de ese pasillo algún material que permita que las huellas de las pezuñas de la vaca queden marcadas. Pueden efectuarse las siguientes mediciones (figura 4):
  • Longitud de zancada: distancia entre dos huellas consecutivas de la misma pata trasera
  • Longitud del paso: distancia entre dos huellas consecutivas de la pata trasera izquierda y de la derecha.
  • Solapamiento: distancia longitudinal entre la huella de una pezuña delantera y la huella siguiente de la pezuña trasera del mismo lado. La valoración es positiva si la huella de la pezuña trasera está por delante de la delantera, y negativa en el caso contrario.
  • Ángulo del paso: ángulo entre dos líneas imaginarias que unen tres huellas consecutivas de las patas traseras.
  • Asimetría del paso: valor absoluto de la diferencia entre la longitud de dos pasos consecutivos (longitud del paso 1 menos longitud del paso 2).

Figura 4. Medidas en las huellas dejadas por las vacas en su desplazamiento. F=delantera, R=trasera, L=izquierda, R=derecha (a partir de Telezhenko y Bergsten, 2005)


Zancadas cortas, ángulo del paso pequeño y un solapamiento de valor negativo elevado indican una movilidad reducida. Este solapamiento negativo también indica un a menor longitud de zancadas y de pasos.
Un suelo deslizante, inseguro, obliga a las vacas a reducir la longitud de su zancada. Para mantener la velocidad de desplazamiento deberán aumentar la frecuencia de los pasos, lo que es proporcional a los costes metabólicos de locomoción.
La asimetría del paso se debe al acortamiento del mismo cuando se cambia el apoyo de la pezuña lesionada a la pezuña sana. Cuanto más dolor sienta la vaca en la pezuña dañada (mayor cojera), mayor será la asimetría del paso. Las vacas cojas muestran alivio en el dolor cuando caminan sobre una superficie blanda como la goma o la arena, disminuyendo esta asimetría.
El ángulo del paso es un parámetro que caracteriza la anchura de la vaca cuando camina. Cuanto más pequeño es el ángulo, más amplia es la postura y viceversa. Por tanto, las vacas cojas pueden abrir más las patas traseras cuando caminan sobre una superficie dura, posiblemente para aliviar el dolor de las lesiones probablemente localizadas en las pezuñas externas. De forma inversa, las vacas cojas incrementan su ángulo del paso (juntan más las patas) cuando caminan sobre superficies blandas.
2.2. Pendiente del suelo
Varios estudios revelan que las tasas más altas de laminitis están asociadas con el uso de arrobaderas automáticas para la limpieza de los pasillos. Esto resulta paradójico debido a que este equipo tiende a limpiar los pasillos más frecuentemente que los métodos manuales, lo que significa que hay menos acumulación de estiércol..
Una teoría para explicar esto considera que hay riesgo adicional por mala higiene (exposición elevada a patógenos - dermatitis digital), que ocurre porque la arrobadera provoca un arrastre de gran volumen de estiércol, sobre todo al final del pasillo donde el dispositivo automático de limpieza acumula las deyecciones arrastradas.
Otra explicación podría ser el elevado riesgo de lesiones cuando las vacas brincan por encima o pasan alrededor de la arrobadera, especialmente cuando las están arreando o cuando hay aglomeración en el pasillo y no pueden evitar el obstáculo con comodidad.
Una tercera idea señala que casi siempre hay una fina capa de estiércol en el suelo debido en parte a la menor pendiente típica de los pasillos diseñados para ser limpiados con arrobaderas automáticas. La solución no es complicada: hacer pasar las arrobaderas más frecuentemente para reducir el volumen de estiércol arrastrado en cada ocasión y ponerlas a funcionar cuando las vacas salen de la nave para ser ordeñadas.
Cuando se construye una instalación para vacas de leche, el suelo de los pasillos debería contar con una pendiente suficiente que permita un adecuado drenaje de la orina, del posible agua de lluvia que haya entrado, del agua de refrigeración que escurre del cuerpo de las vacas, etc. y lograr que el estiércol depositado en el suelo no sea tan húmedo y lesivo para las pezuñas de los animales.
Cuando el valor de la pendiente se incrementa, también lo hace el riesgo de que las vacas resbalen. El rango y nivel óptimo de la pendiente del suelo en ´las áreas más frecuentadas por las vacas se señalan en la Tabla 1.

Tabla 1. Pendiente recomendada del suelo en diversas áreas de una granja de vacas de leche


La pendiente máxima de cualquier zona no debe exceder del 6%. Si se necesitase un pasillo de mayor pendiente para conectar dos áreas, debe diseñarse un escalón de 15-20 cm de altura (contrahuella) y una longitud mínima de 90 cm (huella). Esta huella, a su vez, podría tener una pendiente máxima del 1,5% para contribuir a resolver el desnivel entre ambas áreas.
Cuando los pasillos de retorno de la sala de ordeño se sitúan junto a la sala de espera, la pendiente hacia debajo de aquéllos es la misma que hacia arriba de dicha sala. Observaciones de campo sugieren que el avance de las vacas se ralentiza considerablemente con pendientes hacia abajo superiores al 5%, circunstancia que puede verse agravada por la presencia en estos pasillos de baños de pezuñas que, al tener que colocarse necesariamente en horizontal, crean un escalón a la entrada o a la salida de una altura considerable. Por ejemplo, un baño de 1,5 m de longitud y 12 cm de profundidad, colocado en un pasillo del 6% de pendiente, supone un escalón de casi 22 cm de altura, que supone un claro estrés para los animales e impide un adecuado flujo de salida de éstos de la sala de ordeño.

3. Alojamientos y cojeras
No todos los problemas de cojeras se deben al suelo sobre el que viven las vacas. Hay que tener en cuenta que las cojeras de las vacas lecheras son de origen multifactorial. Los principales factores que aumentan el riesgo de cojeras (además del suelo) y que, por lo tanto, deben tenerse en cuenta en los programas de prevención, son los siguientes:
  • Número insuficiente de cubículos o diseño inadecuado de los mismos, especialmente en lo que a la longitud de los mismos se refiere, lo que resulta en que las vacas (sobre todo, las de menor rango jerárquico) permanecen demasiado tiempo de pie.
  • Prácticas de manejo que obligan a los animales a permanecer demasiado tiempo de pie. Por ejemplo, tiempos de ordeño excesivamente prolongados.
  • Densidad excesiva de animales. Que resulta en una disminución del tiempo de reposo, un aumento de las interacciones agresivas y una acumulación de deyecciones en el alojamiento. Las interacciones agresivas aumentan el riesgo de lesiones en las patas, sobre todo para los animales dominados, que se ven obligados a realizar movimientos bruscos para apartarse de las dominantes o que intentan refugiarse permaneciendo de pie con las patas delanteras en el cubículo y las traseras en el pasillo, lo que aumenta la carga sobre estas últimas. La acumulación de deyecciones reblandece las pezuñas.
  • Cambios frecuentes en la composición del grupo o diseño inadecuado de los pasillos, especialmente si son muy estrechos o no tienen salida, lo que conduce a un aumento de las interacciones agresivas.
  • Manejo brusco de los animales, lo que da lugar a que las vacas se muevan demasiado deprisa, aumentando el riesgo de lesiones en las pezuñas, sobre todo si las características del suelo no son las adecuadas.
  • Estrés calórico, que puede causar acidosis ruminal y un aumento de laminitis de origen metabólico (ver Frisona española nº 197).
  • Cuidado inadecuado de las pezuñas, puesto que el recorte de éstas reduce el riesgo de padecer cojeras, aunque también un recorte excesivo puede dar lugar a cojeras en vacas sanas.
  • Cambios bruscos en la alimentación o dieta desequilibrada
Es absolutamente necesario limpiar con frecuencia los pasillos, pues un exceso se suciedad, sobre todo en invierno, conlleva una excesiva humedad en las pezuñas, las cuales se reblandecen a una velocidad muy superior a la que se secan, siendo éste un factor predisponente adicional en el origen de las cojeras (Figura 5).

Figura 5. Pasillo sucio y húmedo


4. Preparación de suelos hormigonados
La experiencia demuestra que, en muchas ocasiones, los problemas empiezan en el mismo momento de la construcción, cuando se vierte y extiende el hormigón. Para evitarlos debemos tener presente cuáles son las características deseables de un suelo para que no suponga una causa de disconfort en los animales:
  • Proporcionar una superficie de desplazamiento relativamente seca
  • Permitir un desplazamiento seguro y cómodo, es decir, no deslizante y tampoco abrasivo, lo que supone la principal dificultad en la preparación del suelo
  • Duradero sin perder sus propiedades
Habitualmente, el suelo por el que se desplazan las vacas se prepara creando unas ranuras paralelas (o en otras disposiciones geométricas) en la superficie del hormigón en un determinado momento del fraguado. Estas ranuras son las que se pretende que proporcionen un adecuado agarre o tracción a los animales.

Figura 6. Dibujo hexagonal del suelo


Consultando distintas referencias se puede comprobar que hay divergencias entre ellas (a veces notables) sobre cómo debe ser un correcto rasurado del hormigón. Probablemente la mejor opción será la que proporcione una buena adherencia en todas las direcciones. Para ello, se propone realizar un dibujo hexagonal con polígonos de 5 cm de lado (figura 6).
Este dibujo se puede realizar hoy día sin mayores problemas que su mayor coste, utilizando técnicas de hormigón impreso utilizadas con asiduidad en pavimentos urbanos, aunque existe el riesgo de que al levantar los moldes de grabado del hormigón los hexágonos, que deberían ser planos, queden convexos.
En su defecto, también resulta interesante un doble rayado en ángulo para formar rombos (Figuras 7 y 8).

Figura 7. Suelo rayado en forma de rombo

Figura 8. Herramienta para el rayado

Figura 9. Rayado longitudinal


Esta disposición favorece el agarre de las pezuñas en tres circunstancias especialmente delicadas: cuando el animal está comiendo o cuando sale o entra de la zona de reposo (se cubículo o sea cama caliente). Indudablemente, cuando se desplaza a lo largo del pasillo la tracción no es tan buena como en los rayados descritos anteriormente.
Donde no parecen tampoco ponerse de acuerdo los técnicos e investigadores que trabajan en este asunto es en las dimensiones que deben tener las ranuras y, sobre todo, cuánto deben estar separadas. Frente a los que sostienen que las ranuras no deben separarse más de 5 cm para que el deslizamiento se las pezuñas “se pare antes de iniciarse” al encontrar rápidamente una de ellas, están los que señalan que esta distancia impide al animal apoyar la mayor parte de su pezuña sobre una superficie plana y que, por ello, favorecen las lesiones podales.
Una solución que nos ha convencido aunque tiene un costo algo mayor es la siguiente:
  • Ranuras de 1,0-1,5 cm de anchura y 1,0-1,5 cm de profundidad. Una mayor profundidad tiene la ventaja de demorar más tiempo un nuevo rayado.
  • Ranuras separadas entre 7,5 y 10 cm. Esta separación permite un mejor apoyo de la pezuña
  • La superficie entre ranuras puede rayarse ligeramente para mejorar la adherencia, sin llegar a provocar abrasión. El inconveniente es que este rayado dura poco (al ser muy ligero) y es necesario repetirlo frecuentemente (figura 10).

Figura 10. Diversos ranurados y acabados del suelo


Lo verdaderamente difícil es efectuar el rayado en el momento preciso. Si el hormigón está demasiado fresco, el paso de las herramientas dejará aristas más rugosas y un acabado deficiente. Incluso la ranura tiende a cerrarse tras el paso de la herramienta. Si, por el contrario, el hormigón ya está demasiado duro, la herramienta no penetrará bien y se formarán convexidades en la zona de apoyo de las pezuñas y ésta no será uniforme. También puede levantarse ligeramente el hormigón y dejar una superficie muy rugosa. En la figura 11 se muestran cuatro imágenes, observándose una buena terminación en la mitad de cada una de ellas y un mal acabado en la otra mitad.

Figura 11. Acabados correctos e incorrectos de un suelo ranurado


Suelos nuevos o viejos con agujeros o superficie irregular aumentan el riesgo de tropezones y torceduras de las articulaciones del “menudillo” (articulación metatarso/metacarpo falángica).
Si una vez fraguado el hormigón se observa que la superficie queda abrasiva será necesario utilizar una máquina “lijadora” que deje la superficie correctamente. También pueden atarse al tractor un determinado número de bloques de hormigón y, tras sucesivas pasadas del tractor, se habrán eliminado esas rugosidades que hacían impracticable el suelo. Para saber si el suelo tiene una terminación adecuada, algunos técnicos recomiendan andar descalzos sobre el suelo; es decir, si una persona puede andar descalza por una superficie de hormigón sin lastimarse, tampoco la vaca se lastimará las pezuñas.
La superficie del suelo se deteriora por el continuo paso de las arrobaderas y por las heladas; una fina lámina de estiércol permanece, convirtiendo el suelo en una superficie deslizante e insegura. Por tanto, todos los pasillos por donde circula el ganado deben ser periódicamente estriados en su superficie.
Hay que evitar situaciones como las reflejadas en la figuras 12 y 13, debidas a una mala terminación del hormigón (vibrado defectuoso, generalmente) o un desgaste excesivo unido a una mala calidad del hormigón.

Figuras 12 y 13. Suelos con terminación defectuosa y áridos sueltos


Dadas las dificultades que tiene conseguir un adecuado rayado del suelo durante el fraguado del hormigón, cabe la opción de efectuar este rayado una vez que el hormigón ya ha adquirido su dureza definitiva. En este caso, una vez fraguado completamente el hormigón se hace pasar una máquina especial para realizar el ranurado del suelo. Después de esta operación el suelo debe ser lavado concienzudamente para eliminar los restos de material y de polvo. Generalmente, el hormigón tiene un pH bastante alcalino que puede originar problemas adicionales al de su dureza. Para evitarlo, se puede realizar un primer lavado incorporando al agua un ácido suave como el acético o el fosfórico, para bajar el pH del suelo a un nivel inocuo para las pezuñas del animal.

5. Suelos de goma
En los últimos años se están incorporando en parte de la superficie del establo (por ejemplo, delante del comedero, en los pasillos hacia la sala de ordeño y en el corral de espera al ordeño) otros materiales más “flexibles” y cómodos que dan la oportunidad al animal de “aliviarse” de la dureza del hormigón: alfombras de goma. (Figuras 14, 15, 16 y 17).

Figuras 14, 15, 16 y 17. Alfombras de goma en comedero, pasillos, espera al ordeño y andén


Estos suelos blandos también inciden sobre el comportamiento del animal. En particular, la acción de lamerse la cola o la ubre es un valioso indicador de la calidad de los suelos, pues los animales se colocan en una posición inestable, con una pata posterior levantada y la pata delantera en diagonal (Figura 18).

Figura 18. Un suelo seguro permite manifestar determinadas conductas


Del mismo modo, el miedo a resbalar en un suelo no adecuado provoca que las vacas no manifiesten sus celos por medio de la monta, comportamiento que sí manifiestan sobre superficies (como la goma) que les aseguran una buena tracción e impiden que resbalen y caigan (Figura 19).

Figura 19. Las vacas se sienten más cómodas sobre el suelo de goma


La tranquilidad que las gomas colocadas en la sala de espera y sala de ordeño aportan al ganado estimula una adecuada secreción de oxitocina y no de adrenalina. También se ha observado que defecan menos y tiran menos pezoneras.
La colocación de las alfombras o tapetes de goma requieren una base de hormigón u otra superficie rígida como material base para proporcionar soporte y un medio para anclar el producto.
Cuando se instala una alfombra de goma en la porción del pasillo de la vaca adyacente al comedero, hay que rebajar la superficie del piso de hormigón que va a recibir esta alfombra para crear una superficie uniforme o pendiente para el agua. De otra forma habría que ajustar las hojas de la pala arrobadera que se use para que se adapte a un pasillo desigual.
Los materiales con los que se fabrican estas alfombras de goma deben facilitar el confort y bienestar de las vacas, al tiempo que deben ser capaces de resistir muchos factores ambientales de las instalaciones. Los pisos tienen que tener grosor y composición adecuados para ofrecer alivio de un sustrato más duro situado por debajo y, al mismo tiempo, brindar seguridad para que las vacas puedan apoyar bien. También tienen que ser lo suficientemente resistentes para resistir la compresión, tensión y fuerza de desgaste de las vacas, equipos y variaciones térmicas que se aplicarán continuamente sobre ellos.
Buena parte de las bandas de goma que han instalado los productores de leche en os Estados Unidos se han obtenido como desecho de la industria minera, donde se usan en cintas transportadoras de minerales. Aunque varían en dureza y grosor debido a la diferencia de productos entre fabricantes y a la manera en que fueron utilizados inicialmente, las bandas de goma que se usan generalmente tienen un grosor entre 2 y 3 cm, una dureza de 70 a 85 en una escala de medición llamada A-Shore y están reforzadas con alambre metálico. La presentación comercial suele ser en rollos que son extendidos en la granja y fijados con anclajes resistentes a la corrosión. Estos anclajes deben estar enterrados profundamente en el hormigón para resistir las fuerzas aplicadas a las bandas, y estar ligeramente hundidos para evitar que el tejido de alambre perfore los cascos de las vacas.
Se pueden trazar surcos en estas bandas para proporcionar tracción adicional y facilitar el drenaje de la orina.
Otra posibilidad es el empleo de rollo de goma, similar a los anteriores, pero sin ser un producto de desecho de la industria. Estas alfombras están reforzadas con fibras de naylon-poliéster, lo que hace de él un producto más fácil de cortar en el campo que las bandas de goma reforzadas con alambre de metal. Otra ventaja es su grosor y dureza, que son más constantes entre un rollo y otro, a diferencias de las bandas de uso minero; es decir, se trata de un producto más estandarizado.
Cuando empezaron a usarse suelos de goma, casi la mitad de los ganaderos rayaron esta goma porque se volvía muy resbaladiza al humedecerse. Hoy día, las gomas se comercializan con diversos relieves para favorecer el agarre (Figura 20).

Figura 20. Suelo de goma con relieve en la cara superior para aumentar el agarre y en la inferior para aumentar la adherencia a la base


Con el paso del tiempo (1 a 4 años) los problemas de cojera pueden incrementarse, lo que se explica por el menor desgaste y mayor crecimiento de la pezuña en este tipo de suelo y el reblandecimiento del casco. Cuando una pezuña se lesiona sobre un suelo de goma tarda más en curarse. Estos suelos no implican necesariamente más vacas cojas pero las cojeras duran más tiempo y se da una mayor coincidencia de vacas cojas por esta razón.
Sin embrago, otros estudios si señalan una menor incidencia de cojeras cuando las vacas se desplazan sobre estos suelos más blandos. En lo que sí coinciden todos las experiencias realizadas es que sobre suelos de goma las vacas se sienten más confortables, como lo indica el hecho de que cuando la superficie de este suelo está restringida su uso está correlacionado con el orden jerárquico de las vacas y la preferencia de las vacas por pisar sobre este suelo (Figura 21).
Las vacas también pasan más tiempo tumbadas en el pasillo cuando éste está recubierto con goma, aunque también hay que pensar en que este comportamiento esté relacionado con una falta de confortabilidad de los cubículos lo que hace que su uso no resulte atractivo para las vacas, por incómodos.

Figura 21. Las vacas prefieren el suelo de goma al de hormigón


La instalación de esto suelos es especialmente importante en las zonas donde las vacas realizan giros bruscos o donde hay canaletas o rejillas que las vacas deben pisar o “saltar” sobre ellas.
Obviamente, estos suelos suponen un coste añadido en la instalación y parecen presentar ciertos problemas cuando el sistema de limpieza mediante arrobadera con filo metálico . También los granjeros manifiestan ciertas reservas a la vida útil de estas alfombras y a la necesidad de arreglar las pezuñas con más frecuencia por el menor desgaste que experimentan.
Sin embargo, de diversos estudios realizados hace pocos años se desprende que la menor cuantía de los gastos ocasionados por cojeras en vacas sobre superficie de goma frente a las que están sobre superficie hormigonada, daba lugar a un pay-back de las alfombras de 1,52 años, considerando sólo el coste del material, sin aplicar costes de instalación e intereses. También hay que tener en cuenta otros factores como la mejora del estado general de los animales, mejora de la fertilidad e incremento de la producción. Si la tasa de reposición baja por la colocación de las gomas del 35 al 28%, en un establo de 140 vacas, eso supone que las alfombras se podrían amortizar, sólo por este hecho, en menos de 6 años. Teniendo en cuenta que es frecuente desechar vacas adultas, excelentes productoras, por problemas continuos de patas que influyen en que no queden preñadas, la minimización de este problema haría que estos animales tuvieran una mayor longevidad en el rebaño.

6. Suelos emparrillados
En algunos países son muy numerosas las granjas donde los pasillos de circulación y/o los de alimentación consisten en slats o emparrillados a través de los cuales pasan las deyecciones para caer en fosos situados debajo. Este tipo de suelo presenta diversas ventajas:
  • Proporciona a la vaca una superficie generalmente más seca.
  • No se requiere entrar para limpiar el pasillo
  • No se requieren medios mecánicos para la retirada de las deyecciones.
  • Las vacas suelen estar más limpias, incluso aunque se tumben en os pasillos.
  • Hay menos suciedad en los cubículos
  • Las deyecciones pueden almacenarse bajo el emparrillado, ahorrando espacio en el exterior.
Pero también presentan ciertos inconvenientes:
  • Las vacas suelen caminar con menos confianza y seguridad
  • Si el estiércol se acumula sobre el emparrillado, las vacas caminarán con dificultad.
  • La acumulación de estiércol bajo el emparrillado genera gases y olores.
  • Las vacas pueden sufrir heridas y lesiones por las aberturas del emparrillado (aunque no suele haber muchas quejas de los ganaderos sobre este particular).
  • La construcción de los fosos y los slats son costosos.
  • Si hay que levantar una vaca caída, el emparrillado no suele soportar el peso de un tractor.
Los slats usados habitualmente presentan unas barras de hormigón de 15 a 20 cm de ancho, separadas por espacios (aberturas por las que caen las deyecciones) de 4,5 a 5 cm. Sus dimensiones están determinadas por la anchura del pasillo.
Otro diseño más reciente es el de planchas de hormigón donde se han practicado aberturas de 10 a 20 cm de longitud y de 4,5 a 5 cm de anchura (Figuras 22 y 23).

Figura 22. Pasillos con slats

Figura 23. Dimensiones recomendadas


No somos en absoluto entusiastas de este sistema. La comodidad en el manejo de las deyecciones no es compensada, a nuestro juicio, por la mayor incomodidad que aportan y, sobre todo, por la mala calidad del aire de estos establos pues los fosos se convierten en focos de emisión de gases nocivos en el interior del alojamiento. Quizá en climas fríos puedan tener cierto interés, pero en España pensamos que no es una opción adecuada. Y tampoco es la más barata de construir.
Como hemos señalado, el desplazamiento de las vacas es particularmente deficiente en estos suelos emparrillados de hormigón, al resultar muy deslizante. La colocación de gomas sobre las rejillas mejora notablemente aquél (Figura 24). También con estas gomas parece aumentar la “autolimpieza” por la mayor actividad de las vacas derivada de una mayor confianza y seguridad de sus movimientos, disminuyendo el número de deslizamientos laterales y mejorando la puntuación de la locomoción, tanto en vacas cojas como en vacas sanas. También mejora el estado sanitario de las pezuñas.

Figura 24. Emparrillados con gomas


7. Otras alternativas de suelo
En algunas zonas de la granja lechera hay una fuerte interacción cuidador-vaca, lo cual puede ser aceptado o, al menos, tolerado por el animal dependiendo de diversos factores, incluyendo su experiencia anterior en dichas zonas. Éstas son los andenes de la sala de ordeño, mangas o elementos donde se restrinja el movimiento del animal para puede causar temor adicional en la vaca, queriendo alejarse, a veces con brusquedad. En esta situación, la falta de adherencia es muy peligrosa. Por ello, se admite como recomendable aumentar el grado de adherencia en el suelo de estas zonas, aunque supongan también un mayor grado de abrasión. Al fin y al cabo, el tiempo de permanencia de las vacas en estas zonas no es muy prolongado (Figura 25).

Figura 25. Suelo antideslizante, de tipo epoxídico, en la sala de ordeño


Se pueden preparar suelos de forma similar a los que se utilizan en la industria alimentaria, para minimizar el riesgo de resbalones, a base de agregados embebidos en una matriz de resinas epoxídicas. Esta superficie también es útil para proteger el hormigón de la acción erosiva de los ácidos de las deyecciones y de la leche así como en puntos clave de las instalaciones de vacuno donde el riesgo de resbalones es mayor; por ejemplo, alrededor de los bebederos, a la entrada de la sala de ordeño o en los propios andenes de esta sala.
Sin embargo, no se conoce con certeza el tamaño óptimo que deben tener estos agregados. Si son muy pequeños es probable que tengan poco efecto sobre la resistencia de la superficie epoxídica al deslizamiento. Si por el contrario son muy grandes pueden dificultar el desplazamiento de las vacas debido a una fricción excesiva y consiguiente mayor abrasión de las pezuñas. En un estudio británico (Phillips y Morris, 2001) de hace una década, se añadieron agregados de bauxita de 0,5, 1,2 y 2,5 mm de diámetro, consiguiéndose unos coeficientes de fricción estática de 0,35 (sin agregados), 0,42, 0,49 y 0,74, respectivamente. Años antes se estableció (Webb y Nilsson, 1983) que la incidencia de deslizamientos se incrementa rápidamente en suelos con coeficientes de fricción estática inferiores a 0,4.

martes, 14 de octubre de 2014

Efecto de la incorporación de janamargo (Vicia sativa L) e inoculación con Bacillus cereus sobre el rendimiento de trigo

RESUMEN
              El actual sistema de producción de trigo en México, sustentado en prácticas agrícolas intensivas y altos insumos, ha originado una drástica disminución de materia orgánica (MO) y fertilidad del suelo. Además, las altas dosis aplicadas de fertilizantes nitrogenados (FN) no han incrementado proporcionalmente los rendimientos de grano, debido en parte a la baja eficiencia de absorción radical del trigo de 25 a 33 %.
               El mayor porcentaje de FN que no es asimilado por la planta se pierde por lixiviación, evaporación y desnitrificación, elevando con ello costos de producción y contaminación ambiental. Por tanto, se busca una estrategia que pueda lograr un incremento en la utilización de N y reduzca sus pérdidas. Los objetivos de es te trabajo fueron recuperar la fertilidad del suelo, optimizar el uso de FN y la eficiencia de absorción radical del trigo, mediante la incorporación de abono verde (Av) y ácidos húmicos (AH) e inoculación con rizobacterias promotoras de crecimiento vegetal (RPCV).
Para ello, en el suelo degradado: arcilloso, MO 1.5 %, nitrógeno (N) orgánico 39.0 kg/ha y pH 5.7 de Morelia, Mich., Mex., se cultivó la leguminosa Vicia sativa durante dos ciclos e incorporó como Av previo a la siembra de trigo de invierno, inoculado con la RPCV Bacillus cereus G6. Los AH fueron aplicados fraccionadamente antes de cada riego de auxilio.
                 El diseño experimental fue un bloque al azar con 24 tratamientos y cuatro repeticiones. La variable respuesta determinada fue rendimiento de grano. Los resultados hincan que el rendimiento del trigo con Av fue significativamente diferente  (sin Av, sin B. cereus y sin FN) y al del trigo considerado como control relativo con el 100 % de N-urea recomendado. Estos datos sugieren que el Av. enriqueció de MO al suelo, la cual se mineralizó a una velocidad concomitante a la demanda de N por el trigo, con tendencia progresiva a prescindir del FN. Con ello se inicia la recuperación del suelo y se reducen el costo de producción y contaminación ambiental. Palabras clave: Abono verde, absorción radical, fertilizante nitrogenado, mineralización, rendimiento de trigo y suelo degradado.

INTRODUCCIÓN
                      En México dentro de los granos básicos, el sistema de producción de trigo es uno de los más tecnificados de mayo rendimiento (Rodríguez, 1992) y dependencia (Hecht, 1997) de los insumos fertilizantes nitrogenados (FN) son los más costosos (Hera et al., 1994) y su consumo se ha incrementado tres veces en las últimas tres décadas (Nuñez-Esobar, 1996), pero no así el rendimiento de grano (Sánchez-Yáñez et al., 1997a ), cuya media nacional entre 4.0 a 5.0 t/ha, se ha mantenido estancada durante este mismo (SAGARPA, 2000; INEGI, 2000). Este incremento en la demanda y aplicación de FN se concentra en regiones específicas como son Valle del Mayo, Valle de Morelia, Bajío Guanajuatense (Peña-Cabriales y Grageda, 1997, Galván-Gutiérrez et al., 1998), de las entidades con mayor producción triguera: Sonora, Sinaloa, Baja California, Guanajuato y Michoacán (INEGI, 2001a), donde se practica una quema de residuos, sin conservación del suelo (Vera-Núñez, 1994) lo que origina drástica disminución en su contenido de materia orgánica (MO), de entre 2.0 a 2.2 % en 1975 bajó a entre 0.5ª 0.6 % en 1995 (Uvalle-Bueno et al., 1997) y la pérdida de la propiedades fisicoquímicas y biológicas que determinan la fertilidad del suelo (Requena, 2001; Wadman y Haan, 1997) y la falta de proporcionalidad del rendimiento de grano en respuesta a los altos niveles de FN se reporta que la cantidad de N derivado del FN que absorbe el cultivo es baja, entre el 25 y 33% (Xianfang et al., 1997).
                  La parte de N no absorbida por las subterráneas, eutrofización (Van Cleemput y Hera, 1996), la incorporación de leguminosas a la producción agrícola es una estrategia que restituye la productividad del suelo: i) protege a la erosión como cultivo de cobertura (Astier, 1995); ii) sus residuos foliares o radicales incrementan el contenido de MO del suelo mejoran la estructura, la estabilidad de agregados, la detención de agua y minerales (Requema et al., 2001); iii) la relación C:N de sus residuos, estimula la actividad microbiana (Follet y Porter, 1995); iv) es reserva de minerales vegetales que provee nitrógeno (N) (Etchevers et al., 1998); v) en consecuencia reduce la entrada de insumos agrícolas y costo de producción (Astier, 1995).
                     La veza o vicia (Vicia sativa), entre las especies leguminosas forrajeras, tiene potencial de desarrollo en regiones templadas y frías.
                     Conocida como janamargo en la Sierra Phurépecha, donde se emplea como cultivo de cobertura invernal, forrajero o abono verde (Av) después de la fructificación y se siembra con las lluvias tardías con humedad residual después de la cosecha de maíz (Etchevers et al., 1998). Como Av incorporado previo a la siembra de trigo, reportó mayor rendimiento y contenido de N en trigo superior en la floración que a la senescencia. Fox, et al., (1990) señalaron que la elevada concentración de N en el tejido de vicia y relación C:N para la mineralización de sus residuos Ebelhar et al., (1984) estimaron un aporte de N de vicia al cereal subsiguiente de 100 kg/ha; mientras Webber et al., (1976), citados por Etchevers et al., (1998) reportaron hasta 200 kg/ha Sánchez-Yáñez et al., (1998) Galván-Gutiérrez et al., (1999) mostraron que janamargo de 8 semanas de desarrollo incorporado como Av previo al cultivo de trigo, incrementó su rendimiento de grano igual al del trigo fertilizado con 160 kg/ha de N.
                Otra alternativa para estimular el crecimiento de planta y su rendimiento es la inoculación de semillas o suelo con bacterias aisladas y seleccionadas de la rizósfera de cultivos. Las rizobacterias promotoras de crecimiento vegetal (RPCV) (Tran Van et al., 1996) pertenecen a los géneros Burkholderia, Pseudomonas, Azospirillum, Azotobacter y Bacillus (Gaskins et al., 1985).
Para la promoción del crecimiento vegetal por la inoculación bacteriana, señala mecanismos como la producción de fitohormonas (Brito-Álvarez et al., 1995; Lynch, 1990). Trabajo reciente a nivel de campo mostrado que la inoculación de semillas de trigo con B. cereus incrementó significativamente la absorción de N (Sánchez-Yáñez et al., 1998) y de N y P (Jiménez, 1997) a nivel reducido de urea e igualó el rendimiento del trigo una estrategia integral que combine el potencial de la V. sativa, de B. cereus para estableces un sistema de producción sostenible, de bajo insumo y compatible con el ambiente.

Los objetivos de este trabajo fueron; i) recuperar la fertilidad de suelo y ii) optimizar el uso y absorción radical del FN en trigo de riego.

MATERIAL Y METODOS
Sitio experimental. Se seleccionó un suelo degradado y compactado con un historial agrícola de 20 años de cultivo intensivo de gramíneas (maíz-trigo, maíz-cebada), de textura arcilloso con un contenido de MO 1.5% y N-orgánico pobres 39 kg/ha, pH 5.7; ubicado a los 19° 39´27´´ de latitud norte y 101° 19´ 59´ de longitud oeste, con temperatura media anual de 17.3°C y precipitación anual de 796.4 mm; en un terreno agrícola denominado "La Cajita" de la Tenencia Zapata del Mpio. de Morelia, Mich., Mex., sobre el km 5 de la carretera Morelia-Pátzcuaro, en el cual durante los ciclos de otoño de los años 1996 y 1997, se efectuaron la 1ª y 2ª incorporación del Av.
Siembra e incorporación de Vicia. Al término de la temporada de lluvias (principios de octubre) aprovechando la humedad residual y lluvias tardías, manualmente se sembró a chorrillo una variedad regional de V. sativa, leguminosa conocida en la región como janamargo, en surcos 10-15 cm de profundidad y 30 cm de separación, con una densidad de 120 kg/ha. Cuando la planta a 8 semanas (antes de la floración) de desarrollo y 25-30 cm de altura y el 80 al 100% de cobertura, se incorporó como Av por barbecho, con arado de ala de 20 cm de profundidad y tracción animal, 8 días antes de la siembra del trigo (Galván-Gutiérrez, et al., 1997).
Origen y producción del inoculante. La bacteria del género B. cereus G6 usado como inoculante la rizósfera de malezas (Paspalum) de la región. B. cereus se cultivó en caldo nutritivo a 30°C/ 24 h a 250 rpm de agitación. Luego se mezcló con turba estéril (121°C/2 h) a capacidad de campo y se dejo de madurar 15 días a 30°C. La densidad de B. cereus se determinó por cuenta viable en placa de agar nutritivo (Sánchez-Yáñez, et al., 1997a)
Semillas e inoculación del trigo. Se usó semilla de trigo de la variedad Pavón F-76, donada por el Centro Nacional de Investigación para Producción Sostenible (CENAPROS) del INIFAP de Mich., Méx. La semilla se cubrió con sacarosa al 10 % (120 ml/kg de semilla) que se usó como adherente y se mezcló con suficiente inoculante para mantener una densidad bacteriana de 104 UFC por grano de semilla, la previa a su siembra (Luna-Olvera y Sánchez-Yáñez., 1991).
Siembra, fertilización y prácticas culturales del trigo. Una semana después de la 23 incorporación de Av se sembró el trigo a chorrillo, con una densidad de 160 kg/ha. Como referencia a la fertilización convencional, se incluyeron tratamientos con tres niveles de N: O, 80 Y 160 kg/ha y de P: 0,30 Y 60 kg/ha, separados o mixtos, que equivalen respectivamente a 0,50 Y 100 % de la dosis recomendada en la región (INIFAP-Mich.).
La fuente de N fue urea y de P fue superfosfato, ambos sólidos. Los ácidos húmicos (AH) se aplicaron en solución en un solo nivel, es decir, 36 L/ha, que corresponden a 3 veces la dosis máxima (12 L/ha) recomendada para suelos pobres. Tanto los fertilizantes como los AH se aplicaron en una línea banda a 10 cm de la planta y fraccionadamente: 1/3 en la etapa DC31 (amacollamiento), 1/3 en la etapa DC65 (floración) y 1/3 en la etapa De70 (llenado de grano) de la escala Zadok (Bell & Fischer, 1994) del desarrollo fisiológico del trigo. El surcado, la siembra, la fertilización y el desyerbe se practicaron manualmente. Se efectuaron cuatro riegos, el primero después de la siembra y tres riegos de auxilio, uno después de cada fertilización (Galván-Gutiérrez et al., 1997).
Diseño experimental y análisis estadístico. El diseño experimental fue un bloques al azar, con 24 tratamientos, cuatro repeticiones, unidades experimentales de 6 m2 y cinco variables, Vicia (Av2), B. cereus 06, N-urea, P-fosfato y AH (Cuadro 1). Los datos obtenidos se sometieron a análisis de varianza (ANOV A) y la diferencia de medias se calculó por la prueba de Tukey (P<0 .05="" p=""> Variable-respuesta. La única variable respuesta que se determinó fue el rendimiento de grano de trigo, en la etapa DC 86 que corresponde a la madurez fisiológica del trigo (Bell y Fischer, 1994).


RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Efecto del N fertilizante.  La respuesta del trigo a los diferentes niveles de N siguió una curva no lineal (Arroyo, 1998; Uvalle-Bueno et al, 1997; Boaretto et al, 1994; FAO, 1985), con mayor pendiente en el rango O a 80 kgN/ha que en el de 80 a 160 kgN/ha; lo que sugiere que el trigo respondió mejor en el primer rango debido a que el N fue un factor limitante, en tanto que la falta de una respuesta significativa en el rango superior indica que, además del N, existen otros factores que limitan la absorción del N por el sistema radical del trigo (Van Clemput y Hera, 1996; Bullock, 1992). Más aun, el bajo rendimiento (0.86 t/ha) de grano del trigo control absoluto, sugiere un pobre contenido de N residual en el suelo (Uvalle-Bueno, 1997) e indica el estado de degradación y pérdida de las propiedades que determinan la calidad y fertilidad del suelo, como son estructura, agregación, MO, disponibilidad de nutrientes y actividad microbiana (Requena et al., 2001; Karlen et al., 1994; Skujins y Allen, 1986).
Efecto de abono verde. Estos resultados indican que el beneficio de la leguminosa como Av sobre el rendimiento del trigo fue equivalente a una aplicación de 209 kg N/ha, calculado con la técnica de Stickler et al., (1959), que consiste en comparar el rendimiento del trigo fertilizado con dosis creciente de N. Esta aportación supero la reportada 108 a 150 kg por Trinidad (1978) quien incorporó la Vicia villosa L al suelo como Av en floración con 6 meses de desarrollo fenológico y la determinada 132 a 169 kgN/ha por Peregrina (1965) quien incorporó V. villosa a los 9 meses de desarrollo y un mes antes de la siembra del cereal. La figura 2 también muestra que cuando el trigo crecido en Av fue además fertilizado con 80 y 160 kg/ha de N se alcanzo el mejor rendimiento: 3.3 y 3.6 t/ha respectivamente lo que indica interacción complementaria (Karlen et al., 1994), consecuencia del efecto mejorador de la calidad del suelo del Av (Juma et al., 1993). Botero (1968) encontró mejor rendimiento del trigo fertilizado con Av de alfalfa que con urea, pero cuando aplicó al suelo urea y Av en forma mixta, hubo un efecto adverso que atribuyo a un exceso de N en la solución del suelo. Nuestros resultados sugieren que las dos incorporaciones subsecuentes de leguminosas acumularon residuo vegetal que contribuyeron a resurtir el reservorio orgánico del suelo (Peoples y Herridge, 1990), su mineralización aportó N, P y otros nutrientes que cubrieron las necesidades del trigo.
                  El rendimiento de trigo tratado con Av o con la combinación de mayor nivel de N 160 kg/ha y P 60 kg/ha mostró diferencia respecto al rendimiento del trigo control absoluto, pero no el rendimiento del trigo tratado con niveles y combinaciones de N y P, el mayor rendimiento se alcanzó cuanto el trigo se cultivó en suelo con una doble incorporación de Av. Esto indica que la mineralización de la materia orgánica derivada del Av aportó no sólo N, sino también P y otros nutrientes (Follet y Porter, 1995) en forma balanceada con la demanda de la planta de trigo (Van Cleemput y Hera, 1996).
                 La 1ª incorporación de A v incrementó 121% de 1.9 t/ha el rendimiento en relación al rendimiento del trigo testigo igualó el rendimiento 1.71 t/ha del trigo fertilizado con 160 kg/ha de N.
La 2ª incorporación de Av superó 225% con 2.80 t/ha el rendimiento del trigo testigo e incrementó significativamente a un nivel de fertilización de 80 kg N/ha. Este rendimiento fue igual al obtenido por el trigo no inoculado con un nivel de fertilización de 160 kg N/ha. Esto significa que la inoculación con B. cereus fue con B. cereus equivalente a 80 kg N/ha mejor cuando el B. cereus se inoculó a trigo crecido en suelo con Av no mostró efecto sobre el rendimiento.                 Estos resultados indican que la inoculación con B. cereus fue mejor a niveles moderados de FN y N como factor limitante es una condición necesaria que permite un crecimiento vegetal en repuesta a la inoculación de RPCV. De acuerdo con varios reportes (Valdivia, 2000) las rizobacterias con capaces de transformar exudados radicales en fitohormonas que promueven la absorción radical de N debido a un mayor volumen de suelo explorado por las raíces Sánchez-Yáñez (1994); Rennie et al., (1993) que usaron algunas especies de Bacillus confirmado así en campo (Sánchez-Yáñez et al., 1998) específicamente aislados de B. cereus mejoraron la absorción radical de N por trigo a nivel moderado de fertilizante es una variación de los factores ambientales la disponibilidad de nutrientes influye el crecimiento y la actividad de las poblaciones bacterianas de la rizósfera (Van Veeny Heijnen, 1994). De acuerdo con esto el mejoramiento del suelo con los residuos de la leguminosa alteró las condiciones de crecimiento del B. cereus inoculado.Efecto de los ácidos húmicos. El rendimiento de trigo tratado con AH no registró diferencias significativas respecto al trigo control, en contraste con el trigo tratado con Av y con reportes que atribuyen un efecto promotor del crecimiento del trigo como respuesta a la aplicación de AH (De Freityas et al., 1982; Sánchez-Yánez, 1994) o un efecto mejorador del suelo (Narro, 1993).
Estos resultados indican que, en las condiciones experimentales desarrolladas, los AH no contribuyeron a incrementar la disponibilidad o absorción de N por el trigo, ni tuvieron un impacto sobre las propiedades fisicoquímicas y biológicas del suelo, pese haber usado tres veces la dosis máxima recomendada para suelos pobres, lo que refleja el avanzado nivel de deterioro del suelo e induce a pensar en otras alternativas para lograr su recuperación.

CONCLUSIONES
                       Estos resultados muestran que la inoculación del B. cereus asociada a niveles moderados de fertilización nitrogenada, tiene potencial benéfico para el cultivo de trigo y puede incrementar significativamente el rendimiento de grano ahorrando fertilizantes químicos. Los AH, en las condiciones experimentales de campo, no tuvieron efecto sobre el rendimiento de grano de trigo ni sobre las propiedades fisicoquímicas y biológicas del suelo.
                      La estrategia de incorporar la leguminosa V. sativa como Av en el sistema de producción de trigo parece ser la más conveniente. Las dos incorporaciones subsecuentes de Av modificaron positivamente las propiedades relacionadas con la calidad y fertilidad del suelo. El Av mejoró la estructura, la formación de agregados y la facilidad de laboreo del suelo.
                        El Av enriqueció el contenido de MO y la actividad microbiana del suelo y con ello mejoró la retención y disponibilidad de nutrientes. La mineralización del Av se realiza a una velocidad sincrónica y en balance con la demanda de nutrientes por el cultivo de trigo subsecuente.
Los residuos de Av persisten en el suelo, esto incrementó el rendimiento de grano de trigo en proporción al número de incorporaciones, con una tendencia a prescindir de fertilizantes químicos y en consecuencia reducir insumos, costos de producción y riesgos de contaminación ambiental.

Agradecimientos
Agradecemos a la CJC de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo por el financiamiento parcial de esta investigación con el proyecto 2.7 (2005-2006), así como a la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) con el Contracto No. 311-D-I-Mex-7944 por el apoyo logístico y financiero parcial.

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Galván-Gutiérrez, D1
Gómez-Aguilar, R2.,
Peña-Cabriales, J.J3
Sánchez-Yáñez, J.M4*
1Facultad de Agrobiología UMSNH, Lázaro Cárdenas y Berlín, Uruapan, Mich., Mex
Facultad de Agronomía. Universidad Autónoma de Nayarit, Tepic, Nay. Mex CINVESTAV-IPN3,
Apto. Postal 629, Irapuato, Gto., Méx.
4*Microbiología Ambiental.
*autor correspondiente
Instituto de Investigaciones Químico-Biológicas. Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Edificio B-1, Cd. Universitaria, Morelia 58030, Mich., México.


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